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Chávez llegó al poder porque decía lo que la gente quería escuchar: mentiras. Ofrecer imposibles es fácil sobre todo cuando esos imposibles se le achacan a otro para que los ejecute. No es esa una posición irresponsable en estas horas de incertidumbre que vivimos? Creo que si.
Mi insistencia a lo largo de estos años para que los venezolanos conocieran al enemigo, consistía en tener criterio propio para que llegado este momento no corrieran detrás de la primera oferta engañosa: repetir lo que no se puede cumplir de la manera como lo exige el simplismo.
Un pueblo desesperado y desinformado es presa fácil y manipulable. Hitler y Chávez encontraron ese mismo caldo de cultivo. Pero los alemanes aprendieron, aquí parece que después de 20 años siguen esperando el mismo hombre a caballo de siempre que venga a rescatarnos.
La importancia de conocer a qué nos enfrentamos nos ayuda a entender el tamaño del problema en el que estamos metidos, nos lleva a asumir responsabilidades ciudadanas y a tomar partido por Venezuela individualmente. Todos los millones que somos estamos en este plan? No creo.
Aprendamos a ver primero nuestra terrible realidad y a quienes se aprovechan de ella para ofrecer falsas situaciones: pescar el río revuelto le llaman. Tenga ud. Su propio criterio y ponga los pies sobre la tierra, este problema es de los venezolanos y ya nos ayudan bastante.
Muchas fallas tuvo la era democrática, una fue la de carecer de una sociedad democrática. Las sociedades democráticas están formadas en los asuntos de su país, conocen el valor de los Poderes Públicos, las instituciones, gobernantes y partidos políticos. Por eso los vigilan.
La vigilancia y control de los ciudadanos que conforman una sociedad democrática está fundamentada, es decir, se critica con fundamento y siempre, cuando es genuina viene acompañada de una propuesta viable. Esas sociedades construyen porque están bien formadas en el asunto-país.
