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Los huracanes Irma y María devastaron a Puerto Rico y a los millones de ciudadanos estadounidenses que viven en la isla. Queda claro que la respuesta de la administración de Trump fue inefectiva, pero una de las mayores limitaciones frenando la recuperación recae en su deuda.
Si Puerto Rico fuera una corporación grande o una ciudad en los Estados Unidos en este tipo de crisis financiera, podría declararse en bancarrota: pagando parte de su deuda, liquidando el resto y así comenzar a reconstruir.
Sin embargo, por causa de su estatus único, esas avenidas legales no están a su alcance. Gran parte de la deuda está en manos de Wall Street, quienes intentan exprimir hasta el último centavo de ganancia.
El Congreso tuvo la oportunidad de romper con el control de Wall Street. En vez de hacerlo, aprobaron una legislación llamada PROMESA, estableciendo una junta de supervisión fiscal que exigió recortes a servicios básicos, coartando la posibilidad de recuperación para PR.
Los ejecutivos de Wall Street ven la desesperación en la isla como una oportunidad para obtener ganancias—y eso me da asco. Por eso estoy presentado nuevamente el Acta de Alivio para los Territorios Estadounidenses.
Esta legislación establecería una avenida para el alivio comprensivo de la deuda de Puerto Rico. Puedes leer todos los detalles aquí. medium.com/@teamwarren/mi…
