Thread by @EstoEsArgos

Creo que este será un hilo titánico así que espero que lo leas sentado/a. Hablemos de la crucial Batalla de Salamina de 480 a. N. E. que enfrentó a una coalición griega contra los invasores persas en el estrecho que separa esta isla del Ática.

Hilo complementario. #IslasGriegas.

Esta batalla ocurrió en el contexto de la 2ª Guerra Médica, el segundo intento del Imperio Aqueménida por conquistar la Hélade. Esta vez los persas no efectuaron un desembarco como el de Maratón 10 años antes, sino toda una invasión a gran escala.

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Muchos pueblos griegos —no todos— se unieron para hacer frente al monstruo que se les venía encima. Espartanos y aliados enviaron un pequeño contingente para bloquear el paso de las Termópilas mientras la flota ateniense y espartana hacía otro tanto en el cabo Artemisio.

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Las fuerzas en las Termópilas cerraron el paso durante unos días, dando tiempo a la población del Ática y la Beocia para evacuar sus ciudades rumbo a las islas y el Peloponeso. Pero finalmente los combatientes en el paso fueron rodeados y aniquilados.

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Eliminado el bloqueo por tierra, la flota griega retrocedió también, sobre todo porque parte de la armada persa había decidido circunnavegar la isla de Eubea. Ya nada se interponía ante el avance de Jerjes. Solo quedaba un reducto, un foco de resistencia: el Peloponeso.

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Atenas pronto fue pasto de las llamas cuando los persas la saquearon y destruyeron. Los griegos, reunidos en Corinto, decidieron construir un muro que bloqueara todo el istmo. Pero esto sería inútil si los persas decidían desembarcar en cualquier parte del Peloponeso.

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Tras intensos debates y deserciones se decidió por la táctica propuesta por Temístocles de Atenas: pasar a la ofensiva, destruir el mayor número de naves persas y frustrar un desembarco en el Peloponeso. El lugar elegido fue el estrecho de Salamina.

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Los enfrentamientos en las Termópilas y en el Artemisio enseñaron a los helenos que el avasallador número persa no contaba en espacios reducidos. Debían hacer uso de la complicada orografía griega, o perecer.

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Pero la lección no solo fue aprendida por los griegos. Los persas no eran tan tontos para caer por tercera vez en el embudo que los defensores les proponían. El problema para los helenos ahora era atraer a los persas a la trampa. ¿Pero cómo?

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Para colmo, Artemisia I de Caria, reina de Halicarnaso y una de muchos comandantes de la flota aqueménida, aconsejaba a Jerjes esperar la rendición de los griegos. Otros comandantes, como Mardonio, eran de la idea de aplastar cuanto antes a los defensores.

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Pero aquí jugó un papel trascendental el ardid tramado por Temístocles: envió a un sirviente adonde estaba Jerjes para decirle que abandonaba la causa helena y se ponía de su parte, y le informaba que los mandos griegos estaban divididos; le aconsejaba bloquear el estrecho.

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Jerjes cayó en la trampa. Creyó que apresuraría la retirada griega si bloqueaba las salidas del estrecho donde estaba varada la flota helena, y así lo hizo, enviando el grueso de su armada contra los griegos.

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Los griegos, que estaban discutiendo si retirarse o atacar, se vieron de pronto en apuros. El plan de Temístocles había surtido efecto. Los aliados antes divididos se unieron ahora ante una única e imperiosa necesidad: sobrevivir. La batalla decisiva estaba a punto de empezar.

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¿Por qué los persas se sentían tan superiores a los griegos? No solo porque ya los habían vencido en las Termópilas y en el Artemisio, sino por su tremendo número de fuerzas. Veamos las cifras que ofrece el siempre exagerado Heródoto.

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Los aliados griegos contaban con 378 trirremes mientras que los persas con la friolera cifra de 1207 naves. Si bien algunas fueron destruidas en tormentas y batallas previas, el número seguía siendo tremendo. Hoy día ese número está en discusión.

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Lo que ocurrió durante la batalla es más una especulación que una certeza, reconstruida con la poca información que dan autores clásicos. Los griegos formaron en 2 filas de trirremes, con los atenienses en el ala izquierda y los espartanos en la derecha; el resto, en medio.

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La flota griega estaba formada de norte a sur, escudado por el cabo Cinosura y prácticamente ocultos a la vista del invasor que venía desde el mar. Los persas formaron inicialmente de este a oeste, pero al entrar en la bahía dicha formación cambió a norte-sur.

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Los persas formaban con 3 líneas de trirremes, teniendo a los fenicios en el ala derecha y a los jonios en la izquierda. Otros autores mencionan que la flota egipcia fue enviada a circunnavegar la isla para rodear a los griegos por el norte.

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El primer movimiento lo efectuaron los griegos: la flota corintia se separó de la armada helena en dirección norte, tal vez para interceptar a la flota egipcia que pretendía bloquearlos o bien para engañar a los persas con que desertaban y forzarlos a entrar en la bahía.

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Mientras los griegos aguardaban por vientos favorables, los persas fueron adentrándose en los estrechos a tal punto que pronto lo cupieron y se vieron atrapados entre ellos mismos.

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Se dice que en este momento una mujer o diosa se les apareció a los griegos para recriminarles tanta espera y empujarlos a atacar. Una única nave, una sola, la de Aminias de Palene, se lanzó al ataque y embistió una nave persa.

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La valentía de una sola nave convirtió el temor de los griegos en ardor, ira y vergüenza, y así toda la flota se lanzó al ataque. Un muro de madera con espolones de hierro contra los atrapados persas. El deseo de libertad contra la opresión.

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Cuando la primera y desorganizada línea persa fue embestida, hundida o abordada por los griegos, la segunda y tercera línea se vieron bloqueadas y obstaculizadas. El ala derecha, los fenicios, fue empujada a la costa del Ática y varada.

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El ala izquierda, liderada por el hermano de Jerjes, Ariamenes, se quedó sin liderazgo al caer muerto este y ser aplastada contra el cabo de Cinosura. Lo que ocurrió a continuación debió ser una auténtica locura, el típico caos que envuelve toda hazaña griega.

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Adoptando una formación de cuña, los trirremes griegos se hicieron camino a través del centro enemigo y dividieron la flota persa en 2. El descontrol se apoderó de los invasores, la falta de espacio los bloqueaba y el miedo de una inesperada catástrofe los obligó a retroceder.

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En este punto es conocida la estrategia de Artemisia para huir de la batalla. Perseguida por Aminias de Palene, la reina de Halicarnaso embistió y hundió a una de sus propias naves para engañar a su perseguidor. Aminias la creyó parte de la flota griega y la dejó ir.

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El resto de las naves persas retrocedió hasta el puerto de Falero mientras que las que salían del estrecho eran sorprendidas por una flotilla egineta y algunas naves jonias que habían desertado. Arístides desembarcó en el islote de Psitalea donde había una guarnición persa.

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El número de bajas no es mencionado por ningún autor. Heródoto apenas dice que los persas contaban con 300 trirremes un año después de Salamina. En la actualidad se estima que los persas pudieron haber perdido 200 trirremes, mientras que los griegos solo 40.

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Existen muchas historias de lo que sucedió una vez terminada la batalla, como la decapitación de los fenicios por haber injuriado a los jonios. Pero son tantas que escapan de las posibilidades de Twitter. Así que vayamos terminando este hilo, ya de por sí bastante extenso.

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Jerjes reunió un consejo de guerra apenas terminó la batalla. Mardonio le aconsejó a Jerjes volver a Persia por temor a que los griegos derribaron el puente sobre el Helesponto y cortaran el camino de regreso, mientras él se quedaba al mando de 300.000 hombres.

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El plan de Mardonio era concluir la invasión con esos números pero como bien sabemos se enfrentó con el ardiente deseo griego de libertad en Platea un año después, casi en simultáneo a la Batalla de Mícala que terminó por destruir lo que quedaba de la flota persa.

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La Batalla de Salamina no fue un enfrentamiento más de los muchos que plagan la historia de la Hélade. Sin bien no expulsó al invasor inmediatamente, significó un quiebre en las ambiciones persas y un duro revés económico y moral para el Imperio Aqueménida.

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Había pasado 10 años de la locura suicida de Maratón y los griegos volvían a probar su valía como guerreros ante el gigante de Asia. La hormiga había vencido al león, y ahora, finalizada la 2ª Guerra Médica, se animaban a pasar a la contraofensiva con la Liga de Delos.

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La importancia de la Batalla de Salamina es tal que muchos historiadores la enaltecen como una de las más relevantes en la historia de la humanidad. Si la Hélade era vencida habría detenido su emergente desarrollo como civilización y todo lo que eso implica para Occidente.

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Aquí termina este hilo complementario al de Salamina. Siento que con tan pocos tuits no llego a hacerle justicia a este momento tan crucial para la historia. Espero al menos haber puesto en tema a alguno y motivarlo a leer sobre lo ocurrido durante las Guerras Médicas.

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Gracias por leer, y si puedes compártelo 🔃 para que lleguemos a más personas y la comunidad crezca.

Y antes que alguien me haga ver que falta la famosa profecía del "muro de madera", aclaro que preferí volcarme a los hechos históricos más relevantes por falta de espacio.