La respuesta es NO. No conocemos casi nada de él. Y parece que el propio mapa quiere que así sea. ¿Por qué? Pues porque el mapa nos engaña. Juega con nosotros. Se burla del espectador.
¿Se trata de una firma? ¿Quién es Epictonio? No conocemos a nadie con ese nombre, y presentándose como ciudadano del mundo no se adscribe a ningún lugar de origen. ¿Hay mejor forma de aludir al anonimato?
Y, justo encima del mapa, un fragmento de la Historia Natural de Plinio (sigue abajo):
La tradición de las vanitas hecha mapa.
Vamos, un gran chiste. Una broma pesada. Un sinsentido.
El mundo es una broma repleta de locos. Una locura irremediable que, como decía Erasmo de Rotterdam, afecta a todos los estamentos sociales.
Por cierto, el Elogio de la Locura de Erasmo se publicaría décadas antes.
Un bufón con un mapa como cara que nos mira.
La alusión a un autor que probablemente no existió.
Todo parece reducirse a una cosa: el mapa se ríe de nosotros. Se burla del espectador. No nos deja dar nada por sentado.