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Imaginemos un buzo o un recolector de perlas. Los recolectores de perlas antiguos tenían que sumergirse, nadar, coger una perla y subirla. (1/4)
El marxista diría: «Claro, la perla vale porque lleva incorporada el trabajo de un trabajador especializado que tiene que jugarse su vida, que tiene que sacar todos esos recursos y hacerlo. Entonces, la perla valdrá por el trabajo que lleva incorporado del submarinista». (2/4)
Pero entonces, de ser cierto ese argumento, el submarinista, si en vez de agarrar la perla coge la piedra que hay al lado, también le daría valor. Si el valor viene dado por el trabajo, entonces cualquier cosa que ese submarinista toque haciendo su trabajo dará valor. (3/4)
Es al revés: es el valor de la perla el que da valor al [trabajo del] submarinista. Porque el error de Marx es pensar que el valor final de un producto es la suma de sus costes de producción. (4/4) #PaleoLET
