Se titula La flecha de Jan.
Espero que os guste😊
No negro sin más, como el cabello de Zayne, brillante y con tintes azulados. No es el negro obsidiana de las puntas de flecha, mates, rugosas y afiladas.
No…
Nuestro cielo es tan negro que cualquier luz parece morir en su interior,
Decir lo contrario sería negar algo tan obvio como que el cielo del día es de color cobalto o que en el mundo nadie llega a cumplir cincuenta años; afirmaciones que solo se atrevería a expresar
No es una luz cualquiera; no puede serlo si es capaz de brillar en la oscuridad del cielo. Cada cierto tiempo, una llama queda suspendida de la
No tenían ojos ni nariz, solo una boca de labios grises, perfilados por una mandíbula potente, de grandes colmillos. Sus extremidades largas se colaron por las ventanas como serpientes y sus cuerpos esqueléticos y
Mamá fue más rápida: para cuando la primera criatura desgarraba la yugular de papá, ella ya había agarrado la trampilla del
Al amanecer, todo había terminado. Cuando mamá y yo abandonamos el sótano, lo único que
Mamá se derrumbó ante los charcos de sangre y lloró su dolor hasta que su alma quedó muerta. Después, con las mejillas rojas y los ojos
—¿Por qué?— susurré yo con un hilo de voz, dejando que mis rodillas cayeran sobre uno de los charcos. Mis dedos rozaron la sangre sin querer: su textura, pegajosa y gélida, se me antojó insoportable—. No entiendo...
Mamá me miró.
—Es ley de vida, pero aun así quise creer que… que no nos sucedería hasta… No a nosotros.
—¿Pero qué estás diciendo?
—Tuve que haberlo contado…
Asentí. Ella se acercó
—Nadie sabe por qué ocurre, solo que las cosas son así desde el principio de los tiempos. Es nuestra maldición
Mis ojos acuosos se desviaron al mar de cenizas que nos rodeaba, y noté cómo el vértigo tiraba de mí hacia el suelo. Si no hubiera sido por mamá habría caído sin remedio, pero ella seguía aferrándome de la nuca
Yo la
El siguiente círculo tardó más de diez años en colgar del cielo. Mamá y yo nos salvamos tanto de la transformación como de ser devorados, pero tres semanas después, cuando un nuevo
Lo único que acerté a hacer fue saltar
No hay un enemigo como tal. Nada contra lo que luchar, pensé al rayar el alba,
A partir de entonces, la obsesión tomó las riendas de mi vida.
La obsesión por encontrar un remedio contra la transformación o una forma de matar a las criaturas de la noche.
La obsesión por plantar cara a la mismísima Muerte y salir
Han pasado cinco años desde que mamá muriera, y sobre mí, brilla de nuevo el círculo flamígero: sus bordes son perfectos, de un color tan anaranjado que cuesta creer que exista de verdad; su centro, sin embargo, es incluso más negro que el cielo que lo
Debo admitir que, a su manera, es un espectáculo hermoso.
El bosque susurra a mi alrededor que ha llegado mi hora; la sangre comienza a latirme en las venas, amenazando con desbordarse. Respiró hondo y descuelgo el arco que llevo a la espalda, ese que con tanto cariño
Más de lo que yo fui capaz.