Hoy inicia nuevamente la discusión —en comisiones del Senado— sobre consulta de revocación de mandato que pide AMLO. Podría votarse en las próximas 2 semanas. Aun cuando la consulta ya no sería el día de la elección en 2021, es un ejercicio que implica muchos riesgos. Abro hilo.
1) Esta reforma debe ser para las próximas décadas, no solo para AMLO en 2021. Una consulta a mitad de sexenio parte el horizonte del gobierno porque los presidentes lucharían sus primeros tres años para ser “ratificados”, con los incentivos perversos que ello significa.
2) Aunque la consulta se llevara a cabo en diciembre de 2021, los candidatos de Morena harían campaña en torno a la permanencia de AMLO y la defensa de la 4T. El presidente sería el centro de las campañas con efectos polarizantes (y también de inequidad).
3) Si la consulta la puede convocar el presidente, su propósito es de “ratificación” y deja de ser un instrumento de los ciudadanos; los únicos facultados para convocar debieran ser aquellos que quieren deponer al presidente, no sus partidarios y menos el ejecutivo.
4) Si AMLO pierde la consulta, se tendría que convocar a nuevas elecciones. Él ha dicho que “el pueblo pone y el pueblo quita”. Si el pueblo decidiera quitarlo a él o a cualquier presidente en el futuro, sería contradictorio que el pueblo no pusiera al sucesor.
Convocar a una elección nacional en el cuarto año de gobierno es caro e implicaría paralizar políticamente al gobierno.
5) El mayor problema de la consulta es de vulneración de derechos: si AMLO fuera removido, se estarían afectando los derechos políticos de millones de votantes que lo eligieron por un periodo de seis años.
6) Se debe proponer un mecanismo para elegir al presidente sustituto con costos y fechas. Si fuera viable una elección extraordinaria en el cuarto año de gobierno que no afecte la gobernabilidad del país, se puede discutir con responsabilidad el resto de la propuesta.
7) Aunque veo más riesgos que beneficios para el país y para el mismo gobierno, una consulta bien diseñada y solo a partir de 2024, podría cambiar la relación gobernante - gobernado. Pero debe hacerse con la mira de largo plazo, no para darle gusto a una persona.
