Un día a mi hijo mayor le quedaron 9 de 11 materias, todos en la casa esperaban que yo llegara para que le diera un castigo y le pegara por lo que había hecho.
Yo llegué, me contaron la situación y me reacción fue inmediata, fui a su habitación y cerré la puerta.
Le dije que se arreglara rápido que íbamos a salir de la casa para arreglar la situación afuera.
- Dime tranquilo a qué lugar te gustaría ir, cualquiera que sea el sitio - Le dije.
- Friday’s- Me contestó.
Las opciones eran:
- Ser castigado acorde a la falta.
- Comer todo lo que le diera la gana ahí, incluido los postres, pero cumplirme un trato.
Ahí vi cuál era la falla escolar.
Que cuando le obligaran a hacer algo y todos le dijeran que era correcto, que él era quien debía verificar por su cuenta la justicia de ese acto.
Pasó el tiempo, recupero TODAS las materias y se volvió a convertir en el alumno inteligente que era.
La niña lo buscó por medio de mi hija para darle una recompensa por su gesto y él la rechazó tajantemente.
- Hacer lo correcto es una cuestión de valor y moralidad, no de dinero.
Hoy el colegio le hizo un agradecimiento público ya que querían marcar referencia, ya saben por lo qué mi hijo es venezolano y aparte de honrado no acepto el dinero.
El respeto es una cosa y el miedo es otra, con la violencia solo creas es el miedo.
Fin...