No entiendo el festejo por a-Morales en México. Me parece incomprensible cierta recepción heroica por parte de los favorecedores de la 4T: Evo fue derrocado, así es, pero antes cometió varios fraudes. No es un héroe; es un político contradictorio que debe respuestas serias.
(No hay discusión en cuanto al asilo por razones humanitarias, como tal parece ser el caso pues la vida de Evo pareciera estar en riesgo. Lo desalentador es la canonización de Evo como víctima pura, cuando es una víctima con un presente oscuro. Asilen sin santificar, please.)
Evo hizo un tremendo proceso de inclusión de minorías en el inicio de sus mandatos, pero eso no justifica su deseo de perpetuarse en el poder ni la comisión de fraude para conseguirlo. Fue llevado al vacío por una enorme movilización —pacífica—, enfadada por el abuso de poder.
Esa movilización fue mayormente inorgánica y, tal vez por eso, en el momento culminante —con Evo endeble— fue superada por un agente organizado: las fuerzas armadas “sugiriendo” a Evo renunciar, una intrusión inconstitucional que quieren aprovechar la derecha mesiánica.
(Hay opciones de recuperación institucional, y están en el Congreso, que parece estar haciendo su trabajo, y en la oposición formal, que está viendo la salida institucional buscando apoyo internacional.)
La convocatoria a elecciones inmediatas es crucial, tanto como urgente que las fuerzas armadas se mantengan al margen de cualquier opción de intervención, aun bajo la forma de golpe blando o tutelaje del futuro gobierno. No es su trabajo.
El proceso político debe recuperar los canales institucionales. Pero también debe estar claro el contexto: ni el golpe legitima a Evo ni destruye el trabajo de la sociedad civil. El golpe mancha el final de un proceso en el que Evo caminaba a la anomia. El golpe jode sobre jodido
No arreglas un desastre creando otro.
No se pueden corregir viejas ilegalidades con nuevas ilegalidades. Eso inaugura un ciclo de revanchas y degrada la gestión democrática en un país con instituciones débiles.
El golpe y el usufructo de los necios prepara el backlash.
No se pueden corregir viejas ilegalidades con nuevas ilegalidades. Eso inaugura un ciclo de revanchas y degrada la gestión democrática en un país con instituciones débiles.
El golpe y el usufructo de los necios prepara el backlash.
Sólo observen qué actor asumió el rol de “reserva moral”. Un histórico: los militares. Las fuerzas armadas se bastan para *sugerir* una salida a un presidente deshonesto y eso enciende todas las alarmas de LatAm por nuestra historia con los golpes militares.
Bolivia tiene la complejidad del fin de las hegemonías, que acumulan resentimientos que sólo pueden desplazar al viejo régimen con una mezcla de actores donde hay de todo, buena gente y bestias. En ese barullo se cuecen reemplazos y futuro. Termina un mundo mas no se ve el nuevo.
Hay una derecha deseosa de destrozar todo cuanto Evo ha conseguido: es racista, radical, violenta y profundamente dogmática. Hay una oposición que parece haber aprendido a gestionar la incertidumbre, sobrepasada por los ciudadanos movilizados. Hay oportunistas como Camacho.
Hay una defraudación más o menos colectiva producida por Evo, otro caudillo que se presentó como Salvador de la nación. Que hizo las cosas bien para muchos g luego creyó que eso le daba poder absoluto. Hoy parte de su base social reclama a Evo haber cometido una traición.
Evo no es un héroe impoluto sino un gobernante que se creyó con el derecho de convertir a Bolivia en su feudo. Cometió un fraude, debió llamar a elecciones y autoexcluirse hasta esperar un fallo judicial por sus acciones y buscar, quizás, una reivindicación futura.
El golpe cortó la posibilidad de una salida más ordenada donde la sociedad civil podría haber empujado al Congreso a pedir la remoción del presidente. Legalmente.
El golpe mancha más un escenario que Evo había ensuciado.
El golpe mancha más un escenario que Evo había ensuciado.
