Hoy os voy a contar la historia de Paloma, la concejala de Obras y Equipamientos del Ayuntamiento de Madrid que, según tomó posesión de su cargo, quedó espantada al comprobar que su despacho no disponía de un baño privado donde poder cagar a gusto, o sea, una desfachatez. 💩 
Ya os imaginaréis cómo sigue el cuento, pero antes os pondré en situación. Paloma García Romero, del @ppmadrid, acumula cargos políticos desde los noventa en la administración madrileña y hace unos años salió en los papeles por el asunto del “tamayazo”. cadenaser.com/ser/2003/07/07…
Tras las elecciones de mayo y el pacto con @CsMadridCiudad y @madrid_vox, asumió el Área de Gobierno de Obras y Equipamientos (antes integrada en la de Desarrollo Urbano), y gestionará en 2020 presupuesto de 363.000.000 € para 2020, casi un 17% más respecto al ejercicio actual.
Su primera decisión fue instalarse junto a su equipo en el edificio de Alcalá 45, un céntrico edificio ocupado por personal de otras áreas municipales. Mientras le enseñaban su despacho, Paloma vio que algo no le encajaba y soltó la pregunta: "¿Y mi baño? ¿Dónde está mi baño?"
Le contestaron que los baños eran comunes para todo el personal, ya sabéis, esa bárbara costumbre de compartir espacios. Si el 15 de junio era nombrada, el 2 de agosto quedaba adjudicada la obra por un importe de 47.367,13 €. He aquí el expediente: sede.madrid.es/portal/site/tr…
El baño privado se ha construido en una sala que el personal municipal utilizaba a modo de “office”. Se acabó el olor a infusión y a táper recalentado y ahora ese espacio lo ocuparán otros aromas más regios. No acaba aquí la cosa, porque Paloma decidió dejar aún más huella.
Ya fuera por aprovechar la obra, porque las estancias le parecían impropias de su rango o porque quedaría feo ver "Construcción de baño privado" como título del expediente, decidió ampliar los despachos de la zona noble de esa tercera planta de Alcalá, 45. ¡Será por pasta!
Además de esta reformilla, Paloma necesitaba más espacio en Alcalá 45. Como en la tercera no cabía todo el personal del Área de Obras, decidió ocupar la planta primera entera y vera, aunque tenía antes que superar un pequeñísimo obstáculo: desplazar a la gente que allí trabajaba.
Durante las próximas semanas, unas cien personas van a ser reubicadas a toda prisa en otros edificios municipales, uno de ellos pésimamente comunicado, solo por el capricho de esta señora, que en ningún momento ha valorado ni el gasto ni las consecuencias que genera su decisión.
Cierto es que los empleados públicos gozamos del privilegio de un empleo estable y bien remunerado, pero eso no nos quita el derecho a optar por un lugar de trabajo que nos permita conciliar con la vida personal. Si el traslado redundara en un beneficio público, adelante...
…pero en este caso las razones se asientan exclusivamente en los antojos de Paloma García Romero. Puede que este sinsentido económico y laboral os resulte una nimiedad, pero pensad en el resto de decisiones que esta señora va a tomar y que sí os van a afectar directamente.
Así ejercen estos personajes, buscando el beneficio propio y la amortización progresiva y disimulada de lo público, olvidando que han sido elegidos para gestionar lo que es de toda la ciudadanía. Quizá lo del baño no sea delito, pero más delito sería que no lo denunciáramos.
Difundid esta historia. Si trabajáis en medios, investigadlo y publicadlo. Si estáis en la oposición o en los sindicatos, haced vuestro trabajo y sacarlo a luz. Si trabajáis en la administración, denunciad cualquier chanchullo que veáis. Si no actuamos, van a acabar con todo.
Por mi parte, ayer presenté una denuncia ante la Oficina Municipal contra el Fraude y la Corrupción, firmada con mi nombre y apellidos. No sé en qué quedará la cosa pero ya sabéis: si algo me sucede... seguro que parecerá un accidente ;)
Actualización: El expediente que colgué es otra obra en Cibeles. El de Alcalá 45 es este y asciende a 59.191,05 €: sede.madrid.es/portal/site/tr…
