Thread by @en_teror

Durante los últimos años, la ciencia ha aportado una valiosa información sobre nuestros antepasados. Esos hombres y mujeres que habitaron la isla de Gran Canaria antes que nosotros.
Pero hay información que estaría a la altura de cualquier novela de @AlexisRavelo1
Hilo ⬇️

Los canarios estuvieron habitando la isla de Gran Canaria al menos 1200 años sin contacto con el exterior.
Aquí vivieron y aquí enterraron a sus muertos generación tras generacion.
La datacion y el estudio de los huesos nos cuentan una historia fascinante sobre sus pobladores.

Los restos más antiguos de la isla son del año 350 dc. De aquí se podría deducir que la llegada de la población bereber a la isla pudo ser unos 150 años antes de esa fecha.

Nada más desembarcar en las costas de nuestra isla ¿Dónde establecieron sus primeros poblados?

No se quedaron en la costa. No tenían tradición marinera ni dominaban el mar.
Sobre la marcha fueron a habitar las zonas que les eran más afines a sus lugares de procedencia.

En África vivían en zonas de valles y montañas, con lo que en Gran Canaria buscaron estos parajes para reproducir sus paisajes vitales.
Decidieron asentarse en Acusa, Guayadeque y la Fortaleza principalmente. Allí tenemos las dataciones más antiguas de la isla.

Comenzaron a construir cuevas para vivir y para depositar a sus muertos cercanas a sus viviendas. Convivían literalmente con la muerte al lado.
Estas cuevas eran comunales, allí depositaban a hombres, mujeres, ancianos, niños y bebes, generación tras generación.

Llama la atención la falta de jerarquización en los primeros espacios funerarios de la isla. No sería muy descabellado pensar que la inexistencia de diferencias sociales en la muerte se pudiera extrapolar también al mundo de los vivos.

Durante 400 años todo siguió el mismo patrón, hasta que de repente y de manera brusca, sin tener actualmente respuestas para explicarlo, comienzan a enterrar a sus muertos en los grandes cementerios de túmulos en las zonas de malpaís. Arteara, Agaete, La Isleta y Jinámar.

AÑO 800 dc
El cambio en sus prácticas funerarias fue tan bruzco, casi de la noche a la mañana, que incluso pareciera que estuviesemos hablando de personas totalmente distintas a las que en un primer momento habían llegado a la isla

Porque no solo es la forma de enterrar lo que cambia, es también el concepto. En los cementerios de túmulos, la jerarquización es la idea que lo estructura.
Cuando visitamos el Maipez de Agaete o Arteara, vemos túmulos prominentes en los mejores lugares de la necrópolis

Cada estructura tumular pertenece a un único individuo.
Los mayores túmulos van estructurando a su lado las diversas escalas sociales hasta llegar a pequeños enterramientos casi mimetizados con el entorno, que serían los de individuos socialmente menos importantes.

Además, la idea de estos cementerios ya no es la misma que existía previamente, donde se enterraba a los muertos en los mismos poblados donde se vivía.
Ahora hay 4 grandes cementerios donde ir a enterrarlos.

Los años en los que está datados los individuos dentro de los cementerios tumulares de la isla coincide con las primeras dataciones de los grandes graneros de Gran Canaria o con el descubrimiento de la obsidiana en Hogarzales (780 dc)

Y como esto va de misterio en misterio, de repente en el siglo XI se produce el declive de estos yacimientos. Como mismo surgieron, desaparecieron. De la noche a la mañana. Solo 200 años de vigencia.
¿Y qué ocurrió?

AÑO 1000 dc.
Una vez "abandonados" los cementerios, por un periodo tiempo, la población vuelve a las cuevas, pero de una manera diferente. Los enterramientos se harán por agrupación familiar, incluso con un solo individuo. Nunca se volverá al enterramiento comunal del pasado.

Pero este modelo de cuevas durará apenas 100 años. Porque surge de manera repentina otro formato de necrópolis, el de cistas y fosas.

AÑO 1100 dc.
Este es el modelo que se utilizará hasta la llegada de los europeos y la conquista de la isla en 1483.

Los cementerios de cistas y fosas son aquellos donde realizaban pequeñas agujeros en la tierra que después, en el caso de las cistas, rodeaban de hileras de piedras y tapaban con lajas encima. Normalmente esa cista se acababa tapando con piedras.

Se encuentran alrededor de toda la franja marítima de Gran Canaria. A este tipo de cementerios corresponden los de Lomo de Maspalomas, el Agujero (Gáldar), Salinas de Tenefé (Sta Lucía) Caserones (La aldea), Lomo Juan Primo (Gáldar), las crucesitas (Mogán), Arguineguin...

Todas estas grandes necrópolis de cistas vuelven a estar vinculados a poblaciones cercanas, Gáldar, Cañada de los gatos, La Aldea, Telde...
Eso sí, la estructura de enterramiento sigue siendo la jerarquización total dentro del cementerio, incluso por sexo en alguno de ellos.

Lo único que se mantiene inalterable desde los primeros enterramientos en la isla es que todos los individuos son envueltos en fardos funerarios. Esas envolturas desaparecen por efecto del tiempo pero por la forma en la quedan los huesos, se comprueba como estuvieron envueltos.

Y como último misterio asociado a los enterramientos aborígenes, quizá el que más me llamó la atención. Los investigadores tienen un problema que todavía no han solucionado. No han encontrado cementerios ni cuevas datadas entre 1400 y 1483. Solo alguna cista muy puntual.

Y deberían estar ahí. En una evolución normal de la sociedad serían los años de más población en la isla y por tanto más muertes.
A esto anadiríamos que fueron años de conflictos con los europeos
¿Dónde están esos muertos? La arqueología no ha podido dar respuesta a esa pregunta

Tras la extraña "desaparición" de tumbas que existe entre 1400 y 1483, surgió la sorpresa.
Vuelven a aparecer dataciones de enterramientos en cuevas una vez pasado el 1483, el año de la conquista.
A pesar de estar prohibido por las nuevas leyes castellanas.

Los canarios vuelven otra vez a realizar enterramientos en cuevas, Las cuales se han encontrado y datado. Se sabe por documentación que hubo denuncias a canarios por seguir con sus ritos paganos.
Fue una resistencia cultural. Volver a su pasado. Reinvindicar sus raices.