Me sorprende que le cueste tanto a muchos comprender, que Dios *sí* castiga. Que su castigo no es una pasión humana por “venganza”, sino que, actúa normalmente por causas segundas, para probar al justo (como Job) o para castigar al pecador indolente para que se convierta y viva. 
De manera que, a la pregunta de si ésta pandemia es un castigo de Dios: SÍ, muy bien puede serlo. Comprendiendo que este siglo ha sido colmado de iniquidad, desde el aborto hasta el endiosamiento de la pornografía y el culto a la homosexualidad.
Dios no “crea” el mal, pero lo permite. De manera que, el #coronavirus (que con mayor seguridad fue creado en un laboratorio) es una causa segunda que Dios permite, dado que los hombres hemos decidido abandonar a Dios.
¿Cuántas otras pandemias Dios habrá evitado que se propaguen y que tan solo desaparezcan en un lugar? Lo sabremos el Último Día.
Pero ésta pandemia, Dios ha decidido no intervenir de manera directa, y permitirla. Ese es el castigo divino. Y es la doctrina cristiana.
Curas tibios que lamentablemente han caído en la herejía del marcionismo (el Dios del Antiguo Testamento es malvado y distinto al del Nuevo) andan predicando errores, al igual que laicos desenfadados. ¡Dejen de confundir a la gente y calentarles los oídos con buenismos!
¡Dios quiere conversión de esta generación perversa! Y cada uno de nosotros DEBE doblar rodillas y pedir perdón. La conversión de corazón es lo que salvará a esta generación.
¡Bendita y santa #Cuaresma la que nos ha tocado vivir! Dios quiera y podamos resucitar en la Pascua con Jesucristo. ¡Amén!
