En la Ibiza de 1971 hubo una vez una ciudad hinchable, construida con aire, PVC y, probablemente, bastante olor a marihuana.
Con calles, casas y hasta un centro sanitario, fue un símbolo de la arquitectura efímera.
En #LaBrasaTorrijos de hoy, la Instant City de Ibiza.
HILO 👇
Con calles, casas y hasta un centro sanitario, fue un símbolo de la arquitectura efímera.
En #LaBrasaTorrijos de hoy, la Instant City de Ibiza.
HILO 👇
Solemos imaginar Ibiza como una especie de hipernúcleo del entretenimiento juvenil más descerebrado: macrodiscotecas, gente con poca ropa, alcohol y DJs. Muchos DJs.
Algo así.
Algo así.
Sin embargo, hasta que la descubrió el turismo, Ibiza era un sitio más bien tranquilo, con sus pueblitos blancos y sus señoras pitiusas.
Y hubo un momento, hace casi 50 años, en el que uno de los mundos dejó paso al que iba a ser el otro.
Era 1971, Franco aún seguía vivo y los únicos extranjeros que había en Ibiza era hippies.
Era 1971, Franco aún seguía vivo y los únicos extranjeros que había en Ibiza era hippies.
1971 fue el año en el que se celebraría en VII congreso del Consejo Internacional de Sociedades de Diseño Industrial, el ICSID. Y se iba a celebrar ni más ni menos que en la España franquista.
En realidad fue un empeño de los primeros responsables de algo que ya existía pero que en un par de décadas daría la vuelta al mundo: el Disseny Catalá.
(Pongo a Cobi porque es el más famoso, no se me solivianten)
(Pongo a Cobi porque es el más famoso, no se me solivianten)
El caso es que desde el FAD (Foment de les Arts Decoratives) organizaron un estupendo congreso en Ibiza, lejos de las habituales sedes urbanas.
En un par de hoteles y con el Mediterráneo bañando las playas cercanas, quieren que el acontecimiento discurra en un clima de relajación, participación y colaboración. Un congreso en vaqueros y bañador.
Pero no habían contado con los estudiantes, así que Carlos Ferrater, entonces estudiante de arquitectura en Barcelona, les pide participar en la organización. Y le piden que se encargue del camping que debía acoger a los más de mil estudiantes que irían al congreso.
Lo que no sabía Ferrater es que el camping se convertiría convertir en emblema del diseño catalán y símbolo del VII Congreso Internacional del ICSID.
La imagen de una época nueva; una isla de pensamiento y de valerosa ingenuidad al final de la dictadura de Franco.
La imagen de una época nueva; una isla de pensamiento y de valerosa ingenuidad al final de la dictadura de Franco.
Pero para construir ese camping que sería ciudad y emblema, van a necesitar la ayuda de un treintañero y barbudo arquitecto de Valladolid. Y también uno de los pensadores más libres de la arquitectura mundial: José Miguel de Prada-Poole.
Ferrater tenía un huevo de ilusión y Prada-Poole tenía un ingenio colosal.
Lo que no tenían era dinero. Nada.
"Pues si no tenemos nada, ¿cómo pensáis que vamos a levantar un asentamiento de tal magnitud? Lo que me pedís es un sueño", dijo Prada-Poole.
Lo que no tenían era dinero. Nada.
"Pues si no tenemos nada, ¿cómo pensáis que vamos a levantar un asentamiento de tal magnitud? Lo que me pedís es un sueño", dijo Prada-Poole.
Un sueño.
Claro, un sueño.
¿Y de qué están construidos los sueños? Los sueños son algo que no se ve, que no pesa, que casi no existe. Los sueños son castillos en el aire.
Los sueños están hechos de aire.
Claro, un sueño.
¿Y de qué están construidos los sueños? Los sueños son algo que no se ve, que no pesa, que casi no existe. Los sueños son castillos en el aire.
Los sueños están hechos de aire.
Ferrater contacta con la empresa de plásticos Aiscondel, que hasta ese momento solo había usado su PVC en la fabricación de flotadores hinchables. Para persuadirles del patrocinio deben hacer una prueba de carga y demostrar la viabilidad del proyecto.
La cosa era LA HOSTIA, porque había que convencerles de algo que no se había hecho nunca: de que su plástico es capaz de aguantar una estructura aireportada capaz de albergar cientos, quizá miles de personas en su interior.
Pensad en el concepto "estructura aireportada". El plástico es cubierta y cerramiento; la estructura es aire.
Aire.
Aire.
El caso es que convencen a Aiscondel con un sistema de juntas grapadas diseñado por Prada-Poole y el patrocinio se lleva a cabo.
El 20 de septiembre de 1971, junto a la cala Sant Miquel se reúnen unos mil estudiantes de diseño de todo el mundo.
También se acercan lugareños y lugareñas, que miran curiosos como se infla, literalmente, una ciudad.
También se acercan lugareños y lugareñas, que miran curiosos como se infla, literalmente, una ciudad.
El manifiesto de la acampada promovía la autoconstrucción colaborativa. Los habitantes de la ciudad deberían grapar las piezas y unirlas a la estructura general, que también habían levantado los propios estudiantes.
Prada Poole desarrolla los planos de la ciudad: una sala común, un centro sanitario, un recinto de asistencia y un sistema de control de basuras; además de una calle principal a la que se acoplarían otras calles secundarias y cada una de las habitaciones de los asistentes.
A los estudiantes se les da una grapadora, cinta métrica, un rotulador y unas tiras de plástico de 1,20 metros de ancho y de longitud variable en función de si la habitación que van a construir albergará a dos, cuatro o seis personas.
Prada-Poole diseña todas las juntas y las uniones entre los módulos, los accesos —un sistema de doble exclusa pensado para que no se escape el aire, a los que llama «esfínteres»—.
Esto a lo que había que entrar agachado y cuyas reminiscencias obstréticas no son desdeñables.
Esto a lo que había que entrar agachado y cuyas reminiscencias obstréticas no son desdeñables.
Aquí se ve al propio Prada Poole atravesando una de las vaginas de plástico.
El PVC es multicolor pero también lo hay transparente, el cual se emplea en ventanas y también para englobar un árbol preexistente en el lugar y que, de acuerdo con los preceptos de respeto, reciclaje y sostenibilidad del manifiesto, se mantiene y se incorpora a la Instant City.
La ciudad se levantó en dos semanas y, durante otras dos, permaneció en pie alimentada por una serie de ventiladores que proporcionan el caudal de aire constante necesario para sostener la estructura y refrigerar el interior.
En esas dos semanas se organizan asambleas, reuniones, charlas y hasta conciertos improvisados. Probablemente más de un happening y una fumada de hierba también cayó. No hay más que fijarse en la pinta de los asistentes (y en los pantalones de campana).
El éxito es tal que los conferenciantes del congreso, los hombres trajeados «de arriba», bajan a menudo a la Instant City para ser partícipes de las performances, las instalaciones artísticas y cualquiera de las otras actividades que, libres de ataduras, proponen «los de abajo».
Además, la ciudad crea un sistema organizativo adaptado a las necesidades de su uso. Los habitantes improvisan una serie de reglas de convivencia: atravesar los «esfínteres» de uno en uno, descalzarse en el interior o no tocar música a partir de la medianoche, entre otras.
Estas normas se respetan por todos los asistentes, hasta el punto de que algunos las consideran demasiado restrictivas y contrarias al espíritu de libertad y contracultura que, en principio, servía de base ideológica de la ciudad.
Varios estudiantes, entre ellos el propio Carlos Ferrater, deciden abandonar la Instant City, agobiados por la rigidez que se había impuesto, y «construyen», con restos de plástico, ramas y palos, una Contra-Instant City en la falda de la montaña.
El 20 de octubre de 1971 todos bajan de nuevo a la playa para asistir al desmantelado de la ciudad instantánea. Se necesitan dos días para el total deshinchado de la estructura y el reciclaje de sus sistemas de construcción y uso.
Al final no queda nada.
Tan solo un árbol y el recuerdo de una experiencia.
Tan solo un árbol y el recuerdo de una experiencia.
Porque durante un mes de 1971, en Ibiza se vivió una experiencia única, fascinante y efímera, casi instantánea. Se construyó una ciudad soportada por un material que no se veía, que no pesaba y que apenas existía.
Una ciudad que no dejó huella en el terreno, pero viviría para siempre en la memoria.
Como un sueño.
Como un sueño.
Y con estas dos imágenes que resumen muy bien la Instant City de Ibiza, nos vamos a ir despidiendo del plástico, del olor a marihuana y del episodio de #LaBrasaTorrijos de hoy.
Si os ha gustado, hacedme RTs, FAVs, follows o hinchadme una colchoneta de playa!
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Hay capítulos exclusivos, PDFs, fanzines y hasta libros dedicados. Y a mí me echáis una mano ENORME para seguir adelante.
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Nos vemos en un nuevo capítulo el próximo jueves a la misma hora.
Si queréis conocer más territorios improbables, recordad que todos los episodios de #LaBrasaTorrijos están archivados en mi tuit fijado, que es este:
Si queréis conocer más territorios improbables, recordad que todos los episodios de #LaBrasaTorrijos están archivados en mi tuit fijado, que es este:
Las imágenes del capítulo de hoy son de:
SuperMartXe Privilege, Eivissa Antiga y Carlos Ferrater OAB.
(Fin del HILO 🎈🏠🏙️)
SuperMartXe Privilege, Eivissa Antiga y Carlos Ferrater OAB.
(Fin del HILO 🎈🏠🏙️)
(Y en el próximo episodio, vamos a conocer la historia de una catedral que le echó un pulso a Dios. Y perdió)
Aprovecho la oportunidad para agradecer a Payo Ranger, a Laura Caorsi y a todos los demás mecenas de mi patreon me permiten seguir haciendo estas cosas todas las semanas. Sé que soy pesado pero si vosotros también queréis ayudarme, ahora lo necesito: patreon.com/pedrotorrijos
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Están apareciendo cosas FORMIDABLES en relación a este episodio. Como los recortes de prensa de la época contando la Instant City:
O el caso de Joan, que no es que conserve recortes de prensa, ES QUE ESTUVO ALLÍ Y MONTÓ UNA DE LAS ESTRUCTURAS DE LA INSTANT CITY!
Y a los que se animen a aportar en el patreon, fijaos que cosas más chulas están saliendo para sus destinatarios.
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