El fin de semana pasado, el #CJNG cometió su masacre más grande en la Ciudad de México. La matanza pasó casi desapercibida. Para entenderla fui hasta donde ocurrió y hablé con los vecinos.
Abro HILO con la #NaciónCriminal de ayer sobre la historia detrás de este crimen.
Al principio, todos creían que la colonia era segura. Los niños podían jugar en las calles y las mujeres caminaban de noche por la colonia Providencia en la ahora alcaldía #Azcapotzalco.
Nada de qué preocuparse, excepto hace unos 15 años, en la calle Venustiano Carranza y cerca del deportivo Renovación Nacional, surgió un local donde una familia, apodados Los Chocos, vendía droga.
Pero nadie dijo nada porque eran vecinos pacíficos y no se metían con nadie.
Luego, resultaron no solo vendedores de drogas, sino tipos conflictivos. Pero nadie se animaba a denunciarlos, porque la gente se tragó el cuento de que sí eran violentos, pero cuidaban al barrio en la frontera invisible que divide a Azcapotzalco, CDMX, con Naucalpan, Edomex.
Después, los vecinos de la colonia Providencia tuvieron que admitir que Los Chocos no resultaron tan buenos guardianes de la colonia, sino de sus propios intereses.
Cuidaban, sí, pero no por buenos samaritanos, sino porque aquel local donde habían comenzado a vender droga...
... ya no era uno, sino que eran diez, incluyendo esa antojería que fingía vender quesadillas y era cerrajería que todos sabían que era una narcotiendita controlada por aquella familia.
Entonces, sucedió lo inevitable: los vecinos incómodos ya no resultaron tan inofensivos. En los años en que nadie los denunció, de 2005 a 2010, acumularon un poder inmenso sobre la policía de la entonces delegación. Controlaban a los uniformados y vivían como reyes.
Hacían fiestas ruidosas, orinaban las banquetas, apartaban lugares de la calle y nadie, nadie, se atrevía a contrariarlos.
Menos se pusieron en su camino cuando comenzaron a vender droga a menores de edad. O cuando pusieron chelerías en las que vendían cerveza a cualquiera.
Los Chocos se volvieron incómodos para su propia colonia y sus alrededores en Azcapotzalco.
Un informe de la policía capitalina, con fecha de 2016, da cuenta de su influencia local. Junto a bandas violentas y familiares como Los Macario o Los Rodolfo estaban esos viejos vecinos.
Lo que esa familia no sabía era que su ambición terminaría por canibalizar a su propio éxito.
Fueron tan eficaces a la hora de crear un pequeño imperio de terror en el norte de CDMX, que atrajeron a los demonios. Dijeron en el barrio: hicieron miel y trajeron a las abejas.
Esos avispados serían el Cártel Jalisco Nueva Generación, que en su agresivo plan de expansión por el país consideraron al norte de la Ciudad de México.
Y han comenzado a arrasar con todo: en 2019, cuentan los vecinos consultados, llegaron a Azcapotzalco...
... y en la colonia Providencia han comenzado a cobrar derecho de piso a los comercios, además de que comenzaron a secuestrar a los narcomenudistas que trabajaban con Los Chocos para anunciarles que había un nuevo jefe en la colonia.
Los lugareños se rebelaron. O quisieron hacerlo. Pero aquellas abejas llegadas de Jalisco tenían aguijones más largos y poderosos.
Y los clavaron con fuerza este 3 de octubre.
Un comando armado del Cártel Jalisco Nueva Generación abrió fuego con armas calibre Ak-47 contra una chelería de Los Chocos matando a seis personas, incluyendo al líder, Joel, y su hermano y su primo.
Se trata de la más grande masacre cometida por el Cártel Jalisco Nueva Generación en la Ciudad de México. Y es una llamada de advertencia para las autoridades sobre el creciente poder de este cártel que silenciosamente clava su veneno en las afueras de la capital.
Pero también es una advertencia para el resto del país: si hubiera que trazar dónde comenzó la historia de la más reciente matanza de la Ciudad de México, habría que comenzar por ese día, hace 15 años, cuando alguien vio la aparición de una narcotiendita... y se calló.
Qué vergüenza lo que acaba de pasar en la audiencia virtual de Genaro García Luna en Nueva York: ha sido suspendida porque los periodistas mexicanos no muteaban sus micrófonos, pese a los regaños del juez.
"Pinches periodistas mexicanos pendejos", se alcanzó a escuchar.
¿Qué se escuchaba desde la ubicación de los periodistas mexicanos que se enlazaron en línea a la audiencia y no mutearon sus micrófonos?
Un noticiero de radio, conversaciones sobre un desayuno, la campaña del camión de la basura...
Que siempre sí. El juez Cogan reanuda la audiencia virtual.
Les traigo una historia de comida callejera y cárteles: así es cómo el "Marro" hacía negocios sucios de millones de pesos hasta con los tacos en Guanajuato.
Cuando la gente en Guanajuato dice que José Antonio Yépez, el “Marro”, se metió hasta la cocina del estado… están hablando literalmente.
Porque una de las actividades criminales más cotidianas del Cártel Santa Rosa de Lima, pero de las menos comentadas, es esta:
Durante los viajes que hice a Santa Rosa de Lima, pobladores que conocieron al “Marro” desde joven contaban que pasaba largas horas a lado de sus animales.
Era tanta su afición que en la finca donde lo aprehendieron el 2 de agosto vivía entre gallos de pelea y caballos.
Cayó “El Marro”, uno de los capos más violentos e infames del país.
Su detención es una buena noticia para la imagen abollada del gobierno federal y de Guanajuato en seguridad, pero ¿qué tanto cambiará la situación en el estado?
Abro HILO.
1/5. La caída de “El Marro” no significa la desaparición del Cártel Santa Rosa de Lima.
En todo caso adelanta una escisión: el grupo de fundadores disputará el control contra el grupo de nuevos miembros y negociadores que se había acercado al Cártel del Pacífico.
Desde hace meses, el gabinete de Seguridad de Guanajuato sabe que hay dos corrientes en pugna en el cártel:
miembros cercanos a José Antonio Yépez y los de recién ingreso, a quienes les une un mismo objetivo:
que el cartel siga vivo, aunque su líder esté fuera de circulación.
¡Qué chingona nota de @El_Universal_Mx! El hospital de "El Mencho" era un secreto a voces que era suicida comprobar en persona por la cantidad de halcones que tiene el CJNG en las zonas rurales de Villa Purificación.
Otros elementos que faltan en el texto de @El_Universal_Mx son los médicos y enfermeras al servicio de "El Mencho".
No es menor: tiene desde anestesiólogos y radiólogos hasta especialistas en medicina estética. La mayoría con cédula profesional.
Y si el rumor es cierto, los equipos médicos que conforman su hospital privado han salido de clínicas y unidades especializadas de los propios gobiernos de Jalisco y Michoacán.
Es parte del "inventario perdido" de las administraciones locales.
¿Cómo empezar a comprender la matanza de hoy en #Irapuato, donde 24 personas fueron asesinadas en un centro de rehabilitación de adicciones?
Abro HILO sobre lo que, desgraciadamente, sabemos cuando ocurren tragedias como esta.
Un breve recuento histórico de masacres similares.
Las masacres en centros de rehabilitación no son inusuales en México. Se trata de un fenómeno agudizado desde que comenzó la "guerra contra el narco".
Voy a mencionar algunas, las que pueden darnos una idea más clara de por qué sucedió la masacre de hoy:
En 2008, dos centros de rehabilitación en Ciudad Juárez, Chihuahua, fueron blanco del crimen organizado: en “La vida sin adicciones” mataron a cinco y en “Doceava Tradición” asesinaron a dos.