La separación u oposición entre diferentes ramas del Estado participa a fondo de la idea central del liberalismo. A saber, que la opresión procede fundamentalmente del poder político.
La realidad es que la idea detrás de la separación de poderes supone tanto un exorcismo del absolutismo monárquico como una trinchera ante un posible "exceso democrático".
Montesquieu concibió el sistema bicameral consagrando una cámara alta (senado) para que las clases privilegiadas del antiguo Régimen se sintieran parte del Estado y pudiesen bloquear las ideas populares.
En la mentalidad liberal el Estado es el único poder a controlar, es el único Mal. Un Mal necesario para evitar el Estado de Naturaleza, la anarquía.
La realidad es que el Poder no está en el Estado sino que el Estado, en sus diferentes formas, es una manifestación u organización de un poder que ya existe.
Empresas y patrimonios oprimen de una forma más férrea a las personas y sus vidas que cualquier gobierno. Y esos gobiernos actúan muchas veces como mera marioneta de los intereses de esas minorías adineradas.
En España es particularmente carnavalesca la llamada separación de poderes. Con un parlamento en que está muy presente el ejecutivo y un poder judicial absolutamente patrimonializado por una élite franquista.
Resulta pues mucho más urgente para el bienestar y el buen gobierno en España el suprimir y depurar al poder judicial que garantizar su libre acción en la preservación de sus intereses sectarios dizque jurídicos.
Obviamente la purga de jueces y fiscales no puede protagonizarla ningún gobierno del Regimen del 78. En seguida deviene la farsa.
Quienes dan tanta importancia a la separación de poderes es porque conciben que la propiedad privada es un derecho absoluto.
Romper con esa idea será la lucha suprema de este siglo.
El Poder existe y hoy por hoy no lo tiene el Estado sino el dinero. Quitarle ese poder y emplearlo para construir una sociedad mejor es la labor de una auténtica política.
En la pandemia y la depresión económica vemos quién tiene el poder. Empresas y bancos son rescatados sin aparente limite por el Estado, mientras al individuo desempleado y pobre le lanzan toda clase de oprobios desde todos los ministerios.
A cambio de llenarse la barriga y unas pocas chucherías a costa de trabajar 12 horas diarias y endeudarse media vida han convencido a millones de infelices de que sus intereses son los de quienes no dan ni golpe y heredaron grandes patrimonios.
Queremos ser felices. Y si somos sinceros sabemos que sólo es feliz quien vive libre entre iguales.
La pasión por la desigualdad es tan antinatural como la esclavitud. A día de hoy recibimos mensajes que apelan a dicha baja pasión en todos nosotros.
Tanto tienes, tanto vales.
Pero la vida humana es muy valiosa pues con nuestra fuerza y razón podemos conseguir grandes cosas trabajando juntos.
Separación de poderes, sí. Pero después de suprimir toda desigualdad. Nunca antes.
• • •
Missing some Tweet in this thread? You can try to
force a refresh
La idea de que con el confinamiento debemos ir compensando económicamente a quienes dejan de hacer dinero con sus negocios y se van quejando en la prensa es demencial.
Pero claro, es reflejo de un sistema de reparto, el capitalismo, que es demencial.
Bajo el sistema capitalista, tanto tienes, tanto vales. Por lo tanto, da igual que un empresario llevase un local de restauración de forma modélica hasta febrero. Si ahora no puede abrir o tiene menos clientes debido a una catástrofe sanitaria... es que "no vale nada".
¿Cuál es la alternativa de la derecha reaccionaria? ¿Poner al COVID al servicio de España?
En una frase afirman que hay miles y miles de muertos ocultados por oscuros poderes.
En la siguiente dicen que el COVID es una gripe y que hay que abrir los bares para crear empleo.
Y acto seguido acusan al gobierno de imprevisión criminal en Febrero.
Son basura.
Y después de los fachas están los sociópatas que asoman la patita en los medios a cada rato para decirnos que la pandemia es una oportunidad económica para innovar.
Como tuve ocasión de comentar en Amplando el Debate de @ColectivoBurb, la clave de la situación actual es que hemos llegado a la quiebra moral definitiva del orden económico bajo el que vivimos.
Vivimos en una sociedad en la que el Estado reconoce que entre un 15 y un 18% de la población siempre estará en desempleo. Es lo que llaman el desempleo estructural.
Una sociedad en la que un 30-40% de la población activa está en desempleo o desearía trabajar más horas.
El 27 de mayo de 1650 Anthony Ascham, embajador de la Commonwealth británica en España fue asesinado por monárquicos en la posada de Madrid donde se alojaba.
Ascham era el primer embajador que enviaba Inglaterra a España tras cortarle la cabeza a Carlos Estuardo, rey legítimo de Inglaterra, Escocia e Irlanda.
España demostraba así su compromiso con las formas civilizadas de la diplomacia.
Cuando en 1660 se produce la restauración de la monarquía en Inglaterra, los regicidas (aquellos que habían firmado la condena de muerte de Carlos Estuardo) huyeron a diversos lugares. Muchos de ellos lo hicieron a Suiza, donde las autoridades locales les protegieron.
Se va conformando un relato entorno a los rebrotes del COVID 19 en España sumamente interesante.
Si escucháis los medios queda claro que la culpa de los mismos sería de una combinación de botellones y temporeros extranjeros.
Quien tiene un martillo, sólo ve clavos.
Las terrazas masificadas, y nos hablan de rebrotes por los botellones.
Los aeropuertos abiertos al turismo internacional desde zonas en rojo por el COVID 19 y nos hablan de trabajadores pobres.
Siempre los débiles y los pobres en la diana.
Lo de las terrazas es de una hipocresía insoportable. Nos hablaban de separación entre mesas y luego veías mesas de cuatro plazas ocupadas por hasta 10 personas sentadas alrededor, cada una venida de su casa.