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6 Nov, 48 tweets, 15 min read
Me permito compartirles este escrito del Dr. Luis Molina, médico cardiólogo del Hospital General de México (HGM), quien de esta manera hace un homenaje a su hermano: Mario Molina. /1 Image
No cabe duda que lo que se comparte durante la infancia es determinante para el resto de la vida. Los Molina Pasquel y Henríquez éramos 4 hermanos que nos llevábamos muy bien: compartíamos muchas actividades, sobre todo, jugábamos ping-pong en pijama, todos los fines de semana./2 Image
Me acuerdo que había una columna junto a la mesa y que a veces jugábamos “con la columna”, lo que hacía imposible contestarle al contrincante. Roberto, mi hermano, era el más tramposo… aunque he de confesar que los demás no nos quedábamos atrás. /3 Image
El juego que más recuerdo era el de “los esclavos”: cada uno era esclavo durante cierto tiempo y luego se cambiaban los roles. Sin dudas, Mario era el mejor esclavo pues no repelaba. Un día, entró mi mamá al cuarto el momento en que Roberto le ordenaba algo al esclavo Mario. /4
Sorprendido por mi mamá, rápidamente se levantó de la cama para hacer lo que se le había ordenado. Realmente José Mario siempre obedecía; yo creo que para evitarse problemas. He de decir que mi hermano era bastante solitario y taciturno. /5
A los mayores les encantaba la música clásica y a ambos les debo ese placer. Mario aprendió a tocar el violín, aunque nunca con pasión. No me acuerdo que tocara durante horas. La verdad es que lo escuché pocas veces y debo reconocer que su desempeño no era nada del otro mundo./6
Se llamaba Mario por mi abuelo paterno, que fue alcalde del Puerto de Veracruz y José, porque nació el 19 de marzo, día del Señor San José, de quien mi papá era muy devoto.
De niños jugábamos mucho en el jardín de la casa. /7
Mi tío Mariano -hermano de mi mamá- traía pesas y aparatos para hacer gimnasia y el más asiduo era José Mario. Era el consentido de Leonor, la cocinera, tal vez porque le gustaba comer de todo y en su orden, aunque nunca fue gordo. /8
Mario no tenía muchos amigos; eso de la soledad le gustaba. Jugaban con avioncitos de motor de gasolina y una línea que controlaba el subir y bajar del aeroplano. Se la pasaba dándole vueltas y vueltas al avión, haciéndolo subir y bajar… sin más chiste. /9
Pero un día le pegó con el avión a un amigo suyo y le sangró la oreja. A mí me impresionó mucho ver la sangre, pero el accidente no pasó a mayores. De regreso de un viaje a Europa, mis papás le trajeron un cochecito “Shucco”, que era literalmente lo máximo. /10
Un rato después de los regalos y la euforia de la llegada, mi mamá pegó el grito en el cielo cuando vio el “Shucco” de José Mario totalmente desbaratado. Al regañarlo, él, tranquilamente, les explicó que no funcionaba y que lo había desarmado para componerlo. /11
No sé si le creyeron, pero poco tiempo después -para asombro y regocijo de mi mamá- el cochecito estaba vuelto a armar y ¡funcionando! Era muy hábil.
Mis cuatro hermanos mayores estuvieron la primaria en el Colegio “Fernández de Lara”, que era de mi mamá y mis tías. /12
La secundaria y preparatoria la estudiaron en la “Academia Hispano-Mexicana”, de refugiados españoles y de altísimo nivel. La carrera la cursó en la UNAM. El día de su examen final hubo una manifestación en la entrada de la Facultad porque un profesor no quiso ponerle 10. /13
Sus compañeros, y tal vez hasta algún profesor, estaban dispuestos al escándalo para defender al mejor alumno, no para exigir que aprobaran los flojos.
Desde muy joven la vocación de José Mario fue muy clara. /14
Déjenme explicarles: en nuestra casa había un par de salitas -la “azul” y la “verde”- que eran la interfase para llegar a los cuartos de los cuatro hombres: Roberto y José Mario, en el primero y Javier y yo, hasta el fondo. /15
Mi hermano se apoderó del baño para montar toda una serie de matraces y la parafernalia de un laboratorio de química. Al poco tiempo empezó a hacer hule-espuma en moldes metálicos, como si fueran panes esponjosos. Junto con Javier Lebrija iba a montar una fábrica. /16
Yo estaba muy asombrado, aunque mis papás no hicieron mayor aspaviento. El final de esta “fabrica” que montaron fuera de la casa, fue que su amigo se dedicó a la producción comercial y José Mario siguió en la investigación. /17
Cuando yo estaba en la preparatoria, iba por las tardes al laboratorio de Fisiología en la Facultad de Medicina, gracias a que José Mario asistía a la de Química. Nos transportábamos en su Volkswagen bastante destartalado, al que bautizamos como el Ypiranga. /18
Recuerdo bien cómo vimos el progreso de la construcción del edificio de Celanese en avenida Revolución. Él yo yo acostumbrábamos platicar de todo: arquitectura, fisiología, la UNAM, aunque nunca me contaba sus cosas. No le conocimos a ninguna novia; le gustaba en secreto su vida. Image
Tampoco era de emborracharse (nunca lo vi siquiera “pasado”). Su vida era sólo suya. Y siempre respetamos esa decisión. En una ocasión, cuando íbamos hacia Australia, a la primera embajada de mi papá, nos quedamos unos días en San Francisco para visitarlo. /20 Image
Mario ya estudiaba su postgrado en Berkley. ¿Cuál sería nuestra sorpresa cuando nos enteramos no sólo que tenía novia, sino que ya vivían juntos? Luisa Tan, de origen chino pero nacida en Filipinas, fue su esposa y colaboradora hasta años después del Premio Nobel. /21 Image
Cuando le dieron a mi hermano ese premio, hubo un drama entre ellos, puesto que no se lo otorgaron a ella también. Fruto de ese matrimonio es mi sobrino Felipe, pianista y médico, que vive actualmente en Boston. /22 Image
El 11 de octubre de 1995, poco después de las 8 am, me llamó por teléfono un buen amigo y sin más preámbulo me dijo, gritando: ¡Mario Molina, Premio Nobel de Química! ¡Mario Molina, Premio Nobel de Química! Al principio no entendí de qué se trataba y sólo quedé un poco aturdido. Image
¿De qué hablas?, le pregunté. Después de la tercera vez que me lo repitió, comprendí que mi hermano acababa de “ganar el gordo”. Inmediatamente le hablé a su oficina en el M.I.T., en Boston, para felicitarlo y en fin, para hablar con él. /23 Image
Me contestó la llamada más atolondrado que yo, diciendo que sí, que en efecto le aca-baban de comunicar de la Real Academia de Ciencias de Estocolmo, que le otorgaban el Premio Nobel de Química de ese año; además, ya le había hablado a algunos amigos y sí, no era broma…/25 Image
Estaba muy contento, aunque se notaba un poco nervioso por lo que le esperaba.
Inmediatamente después, me comuniqué con mis hermanos; estábamos en la euforia total. Por supuesto, decidimos que iríamos todos a Estocolmo, a pesar de lo crítico de la situación económica. /26 Image
Era un momento histórico –y conmovedor- para nuestra familia, y no lo íbamos a dejar pasar. Durante el mes que siguió estuvimos planeando quiénes viajaríamos, cuántos boletos íbamos a tener para tal o cual evento, cuántas personas podían ir a tal o cual ceremonia. /27 Image
En fin, fuimos doce miembros de la familia directa: hermanos, cuñadas y sobrinos, una pareja de amigos de México y tres compañeros del M.I.T. ¡Diecisiete, en total!
Al llegar a Estocolmo nos entregaron un sobre con el programa y las invitaciones para los diferentes eventos. /28 Image
Los laureados iban acompañados del cónyuge y algunos, por algún hijo. Creo que la delegación mexicana era la más numerosa. Al día siguiente salió en la prensa que todos los profesores iban con 1o 2 invitados… excepto Molina, que había llegado con más de 12, pero era normal./29 Image
El primer día hubo una reunión de bienvenida para los galardonados y sus familiares, a la que asistieron, además, los miembros de la Fundación Nobel y quienes serían los edecanes de los laureados, que eran altos funcionarios del Ministerio de Relaciones Exteriores. /30 Image
Quizá lo más impresionante de esa reunión fue darnos cuenta que, a pesar de haber once ganadores del Premio Nobel (diez de ese año y el presidente de la Fundación Nobel, que lo había ganado hacía doce), eran personas totalmente normales, comunes y corrientes, pues. /31 Image
Familias chicas, grandes, niños, jóvenes, y todos, eufóricos, conversando tan tranquilos, riendo y tomando fotografías. Una reunión muy tranquila, muy normal. Al día siguiente hubo una conferencia de prensa de los laureados; después un coctel y entrevistas con la prensa. /32 Image
Por la noche nos fuimos a cenar toda la familia a un lugar típicamente sueco. El programa del Premio Nobel está conformado por conferencias, entrevistas, visitas a la ciudad y sus alrededores, comidas en las embajadas, y claro, las actividades del Gran Día, el 10 de diciembre./33 Image
Todos los años es lo mismo: la llegada a Estocolmo el 6 de diciembre, conferencias en las Academias 7 y 8, comida en la Embajada el 9. El día 10 es el aniversario luctuoso de Alfred Nobel y la entrega del Premio; por la mañana, todos los premiados asisten a un ensayo general. /34 Image
A las 3 pm tenemos que estar en un salón del Hotel para la sesión de fotos, a las 3:15 nos llevan al Teatro de la Ciudad (el equivalente al Palacio de Bellas Artes), donde debemos estar en nuestros lugares a las 4 pm en punto; a las 4:20 llegan miembros de la Familia Real. /35 Image
A las 4:30 empieza la ceremonia con la entrada de todos los protagonistas. En escasos 35 minutos se acaba todo: discursos, entreactos musicales, entregas, aplausos y muchísima emoción. /36 Image
De allí nos trasladamos al Palacio de la Ciudad (algo así entre el Palacio Nacional y las oficinas de la Jefatura de Gobierno de la Ciudad de México), en donde se lleva a cabo el “Banquete Nobel” para la nada despreciable cantidad de ¡1,350 personas! /37 Image
En la mesa central está la Familia Real con los laureados y sus cónyuges. Después de la entrada con toda la pompa de la circunstancia, empiezan los brindis: primero por el Rey, y luego el Rey brinda a la memoria de Nobel. Hay música y un espectáculo, cada año diferente. /38 Image
Al final, nos invitan a pasar a la parte superior, donde tiene lugar el baile. Entre un mundo de gente interesante, encontré al sobrino nieto de Nobel, a quien habíamos conocido un par de días antes, y con quien habíamos entablado una relación. /39 Image
Ambos estábamos con nuestras esposas bailando, encantados por el ambiente. En un momento dado, nos detuvimos a conversar, tomar un descanso y brindar por la maravillosa ocasión. En eso estábamos cuando me dijo: “Bueno, Luis, ¿tú crees que el Premio Nobel es importante?” /40 Image
Contesté sin entender muy bien: “¡Claro! Creo que es el más importante desde hace casi un siglo”. “Pues bien”, apuntó muy serio: “El Premio Nobel es importante gracias a personas como Mario…”. En una frase entendí que el Nobel ¡se viste con las personas a quien se le otorga! /41 Image
Desgraciadamente no es un fenómeno que esté claro para muchos que creen que lo que los viste es el puesto. El Premio Nobel no es una Lotería: Mario Molina no se ganó “el Gordo”, el Nobel se ganó a Mario Molina…
Mi hermano siempre fue taciturno y reservado. /42 Image
Tal vez como reminiscencia de los juegos de infancia, fue el esclavo de sus dos esposas. Hace casi dos años tuvo una depresión severa, por lo que perdió diez kilos. Como su médico, le exigí que volviera a jugar tenis y que tratara de recuperar su vida. /43 Image
Amante de ese juego, murió súbitamente mientras miraba la Copa Roland Garros. De pronto se sintió mal, aunque no tuvo dolor, y echándose al sillón, le dijo a mi cuñada: “Me voy a desmayar”. Fueron sus últimas palabras pues, enseguida, cayó muerto. /44 Image
Falleció a los 77 años, todavía productivo, en el pináculo de su vida, víctima de una arritmia cardiaca fulminante. Afortunadamente se fue sin haber sufrido enfermedades horribles, de las que te van destruyendo lentamente. /45 Image
Sin duda alguna, a quienes lo conocimos, nos dejó en una orfandad inconmensurable. La muerte tiene una extraña manera de elegir fechas: El 11 de octubre de 1988 falleció Leonor, mi hermana mayor; el 10 de diciembre de 1979 murió en un accidente Javier, mi hermano menor. /46 Image
A José Mario le otorgaron el Nobel precisamente un 11 de octubre (de 1995) y lo recibió un 10 de diciembre. Veinticinco años después, como una irónica jugada del destino, el mismo día en que otorgaron el Premio Nobel de Química del 2020, falleció mi hermano. /47 Image
Se fue un ser humano que deja un terrible hueco no solo en nuestra familia y en mis recuerdos, sino en la investigación y en la ciencia de México y del mundo. Image

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4 Nov
En el presupuesto de egresos de la federación 2020, para el Ramo 38 (Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología) se aprobaron $25,658.8 millones de pesos (mdp), con 75.9% ($19,485.1 mdp) para CONACYT, el resto ($6,173.7 mdp) para los Centros Públicos de Investigación (CPIs). /1 Image
De esos recursos, $5,389.2 mdp se emplearon como estímulos del Sistema Nacional de Investigadores (SNI), para beneficiar a un total de 32,389 investigadores (ya que en 2020 habían 33,165 investigadores registrados en SNI, eso indica que 776 de éstos no cobran estímulo). /2 Image
$1,345.1 mdp se emplearon para mantener el programa de Cátedras CONACYT en 2020, atendiendo a 1,511 plazas distribuidas en todo el país. El problema es que no se han cumplido con los compromisos de generar plazas permanentes en IES o CPIs del país. /3

cronica.com.mx/notas-depuraci…
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27 Oct
Hace unos 8 años hice este análisis sobre la productividad relativa de instituciones de educación superior (públicas y privadas) y su ponderación en términos del número de investigadores adscritos al SNI en cada institución y la calidad científica. /1

contexto.udlap.mx/la-importancia…
Las instituciones públicas dominan en escenario, pero destacan dos IES privadas: el ITESMS y la UDLAP en las posiciones 7 y 20 respectivamente (de acuerdo al número de publicaciones en el periodo de 2005 a 2009). /2
Si comparamos ahora los datos de la tabla en términos de la "calidad científica de sus publicaciones", la UNAM, el CINVESTAV, el ITESM y la UDLAP poseen un índice del 0.8 (20% por debajo de la media mundial), pero el más alto entre las IES mexicanas que hacen investigación. /3
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27 Oct
De acuerdo a datos recientes (2020), en México hay 33,165 investigadores que son miembros del Sistema Nacional de Investigadores (SNI). Este organismo reconoce la calidad y la producción científica, a través de un proceso de revisión de pares.
Al cierre del año 2019, de 30,598 miembros registrados, 2,493 eran Nivel III (8.2%), 4,578 Nivel III (15%), 15,988 Nivel I (52.3%) y 7,439 Candidatos. La mayoría distribuidos en instituciones de la CdMx, BC, Gto, Jal, Mex, Mich, Mor, Pue, NL y Ver. /2
En 2020, cerca de 1,500 investigadores están adscritos en instituciones de educación superior privadas (ITESM, UP, Sistema Jesuita, UDLAP, ULSA, ITAM, Ahahuac, CETYS, UPAEP, entre otras). Esto es, 4.5% del total de investigadores registrados./3
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9 Oct
Colegas investigadores del ITAM y de la Universidad Iberoamericana han recibido ya la comunicación formal de que CONACYT no continuará otorgando el estímulo al que todo investigador miembro del Sistema Nacional de Investigación tiene derecho de acuerdo al Reglamento del SNI. /1
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Los criterios de Evaluación se establecen en el Capítulo XII del Reglamento y no son triviales. Son rigurosos, exigentes y resueltas en comisiones por la dictaminación de al menos dos evaluadores para poder recibir alguna distinción como Candidato, Nivel I, II, III o Emérito. /3
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7 Oct
Cuando niño leí con sumo interés el libro de Shahen Hacyan titulado "Los hoyos negros y la curvatura del espacio-tiempo". Un libro fascinante, que casi me lleva a estudiar Físico-Matemáticas. Recuerdo tenía mis notas y teorías sobre el tema en una libreta. /1 Image
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Hace más de un año un equipo internacional reportó la primera "foto" de un agujero negro, fue algo emocionante para ese niño interno fascinado con estas extrañas criaturas cosmológicas. Una colega de la Universidad donde hoy trabajo, participó en este trabajo de investigación. /3 Image
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Los diputados que con su lealtad ciega han puesto el futuro de la investigación del país en entredicho:

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