Supongamos que tu patio, tu terraza o tu balcón suele ser visitado con cierta frecuencia por palomas.
Puede que las adores, que te de igual, o que las detestes. En resumen...
2) ...en resumen, podés ser pro-palomas, anti-palomas, o indiferente.
Si sos pro-palomas, podés dejarles agua, comida, espantar los gatos vecinos, facilitarles lugares para que aniden, protegidas del viento y la lluvia.
3) En cambio, si sos anti-palomas, podés conseguir un gato, ahuyentarlas cada vez que las veas, poner alambre de púas o pinchos en lugares donde pueden anidar...
Si sos indiferente a las palomas, las dejás que hagan lo que quieran, sin darles mucha bola.
4) Ahora cambiemos el supuesto. Imaginemos que en algún rincón de tu casa empezó un incendio.
Está claro que aquí no aplica la misma lógica que con las palomas. Ignorar el fuego trae los mismos resultados que avivarlo. Quizás tarde un poco más, pero el final es el mismo.
5) El fuego no acepta el no-fuego. Avanza sin pausa hasta que todo lo que pueda quemarse se quema. No se puede convivir con él. No se puede ignorarlo. No se puede ser neutral.
Si no sos anti-fuego, estás a favor de él. El único resultado de no combatir el fuego es más fuego.
6) Hay quienes miran al kirchnerismo como una paloma que se asentó en su balcón. No les atrae mucho la idea de que les cague el piso, pero tampoco los preocupa tanto como para pararse a espantarla. Tienen otras prioridades, como asegurarse un carguito o hacer carrera en el Estado
7) Pero el kirchnerismo no es un proyecto de gobierno, sino un proyecto de hegemonía. En otras palabras, funciona como el fuego. No concibe el no-kirchnerismo.
Lo vimos con todos sus parientes cercanos: el peronismo de los 50. El chavismo. El fascismo.
8) Y, como el fuego, quema todo lo que puede: se hace kirchnerismo en las escuelas, se hace kirchnerismo en las murgas, se hace kirchnerismo en los clubes, se hace kirchnerismo en el arte, se hace kirchnerismo en los medios, se hace kirchnerismo en el deporte...
9) El que se sienta a mirar cómo se quema su casa no es indiferente. Está a favor del fuego. Quizás no lo sabe, pero está a favor del fuego. De dejarlo avanzar.
De la misma manera, el que no es anti-kirchnerista es kirchnerista. Aunque no lo sepa.
10) Ojo: no es el discurso manipulador de "sos funcional a...". No hablo del que intenta apagar el fuego y, por la razón que sea, acaba empeorándolo.
Hablo de aquel que no está en contra del fuego, que no quiere apagarlo. El que no está CONTRA el kirchnerismo, es kirchnerista.
11) Algunos, los más patéticos, creen que a ellos el fuego no los va a tocar. Van de un lado a otro de la habitación en llamas, salvando SUS cositas y poniéndolas lejos del incendio, convencidos de que va a frenar en algún momento. Y en esas corridas, te patean el balde.
12) Para colmo, entre los que SÍ quieren apagar el fuego, está costando mucho ponerse de acuerdo en cómo.
El problema es que esa discusión quizás era válida cuando veíamos la primera llamita en la cortina. ¿Matafuegos, o agua? ¿Le tiramos una frazada encima?
13) En este momento, tenemos media casa en llamas. ¿2007? CFK sacó el 45% de los votos. ¿2011? 54%. ¿2015? Scioli sacó el 49% en segunda vuelta. Casi ganan. ¿2019? 48% para Alberto.
¿Hace falta explicar que estamos a nada de que el siniestro sea total?
14) No hay margen. No hay NADA de margen.
A los que tienen vocación y posibilidades de pelear esto en el terreno electoral, les pido, les imploro, dejen de discutir entre ustedes por huevadas y agarren un balde. JUNTOS.
15) Al resto, sólo le pido que se corran y no rompan las pelotas. Si no están dispuestos a apagar el fuego, no los necesitamos ni los queremos.
Vayan afuera a mirar las palomas. En caso de incendio, no nos sirven de nada.
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Otra vez Cafierito diciendo burradas. Como si no fuera suficiente eso de "somos militantes con traje de funcionarios", ahora le reclamó no haber puesto ni un ladrillo al mismo gobierno al que corrían con lo de "el cemento no se come".
(2) Pero cuando digo #BastaDeCafierosEnElEstado, créanme, no lo digo por él. O, mejor dicho, lo digo por él y también por muchos otros. Muchos que ni siquiera se apellidan "Cafiero".
(3) El cafierismo es la tendencia de ciertos linajes a permanecer en altos cargos públicos provinciales o nacionales independientemente del talento, la formación o la capacidad. Una suerte de nepotismo ad eternum.
Muchos nos burlamos cuando Alberto el Conciliador dijo que el suyo sería un "gobierno de científicos". Pasados nueve meses, empiezo a creer que era cierto.
Permítanme explicarme (hilo):
(2) Contrariamente a la creencia popular, un científico no es un sabio. Es una persona que sabe mucho, muchísimo sobre UN tema determinado dentro de UNA rama específica del conocimiento.
Sobre el resto, puede ser tan culto (o inculto) como cualquiera.
(3) Esto significa que un excelente biólogo molecular puede no saber nada de historia. Un brillante sociólogo puede ignorar las nociones más elementales de física. Una destacada antropóloga puede no entender absolutamente nada de seguridad ciudadana.
Este tuit resume una realidad mucho más jodida que la discusión lingüística sobre niño/niña/niñe/niñi: hay un grupo de adultos problemáticos y resentidos que pretenden robarle protagonismo a todos. A los niños, a las mujeres, a los homosexuales, a los negros, a los pobres.
Odian a la sociedad occidental (que está llena de defectos, ojo. No soy conservador. Pero soy reformista, no resentido) y descargan su miseria en todos los frentes: ¿Hay femicidios? Es culpa del patriarcalismo burgués heterocristiano liberal capitalista de derecha.
La misma lógica absurda la aplican a todo: ¿Hay pobreza? Es culpa del patriarcalismo burgués heterocristiano liberal capitalista de derecha. ¿Hay racismo? Es culpa del patriarcalismo burgués heterocristiano liberal capitalista de derecha. ¿Hay xenofobia? Es culpa de... etc.
De los funcionarios del gobierno de Macri, @Guillodietrich es uno de los más capaces, eficientes y transformadores. Y, sobre todo, de los más valorados por la ciudadanía. Por eso, que Canicoba Corral (¡justo él!) lo procese tiene un olor raro…
(2)
No me malinterpreten. Estoy convencido de que todos, funcionarios incluidos, debemos responder al llamado de la Justicia. Nadie, propio o ajeno, tiene coronita. Pero tratándose de una acusación del kirchnerismo, lo mínimo que podemos hacer es informarnos bien sobre el tema.
(3)
¿Cómo arranca esta historia? Los contratos de concesión de peajes a Ausol S.A. y GCO S.A se firmaron en 1994, en dólares. En 2002, al igual que todas las concesiones de servicios públicos, fueron pesificados por el Estado, comenzando un arduo proceso de renegociación.
Hilo brevísimo sobre un punto que no deberíamos perder de vista: EL PERONISMO NO CREE EN LA CONSTITUCIÓN.
Los argumentos que sustentan esta afirmación pueden encontrarse en la propia historia del peronismo. Veamos:
1930: Juan Domingo Perón participa ACTIVAMENTE del primer golpe de Estado de la historia argentina. Primera vez, desde la sanción de la Constitución, que se rompe el orden constitucional.
1943: Juan Domingo Perón participa ACTIVAMENTE del segundo golpe de Estado de nuestra historia. Sí, había un gobierno malo-malo. Pero también había una Constitución que decía que a ese gobierno malo-malo había que sacarlo en las urnas.
Desde las murallas de su fortaleza de papel, el generalito mira la ciudad vacía y sonríe. Los corazones están en llamas, pero las calles están en calma.
Justo como a él le gusta.
Sus cañones son tubos de cartón, pero parecen de verdad. Sus lugartenientes, más versados en el bricolaje que en la guerra, hicieron maravillas con pintura y cartapesta, mientras murgas uruguayas daban voz a la leyenda del Imperio Popular del Plata.
Y aunque sus muros no resistirían ni un gomerazo, el generalito se siente seguro. Sus paupérrimas paredes están reforzadas con miedo, que es más fuerte que el ladrillo, la roca y el hormigón armado.