En ciencias sociales es difícil realizar experimentos. Si algo positivo nos deja el Covid-19, es que al impactar simultáneamente sobre todo el planeta funciona como un experimento natural para evaluar comportamientos sociales y capacidades estatales. Va hilo.
Aunque estas comparaciones no sean controlables como en un laboratorio, nos brindan una aproximación imperfecta a un tubo de ensayos para pensar las condiciones que facilitan o dificultan el desarrollo económico.
La mayoría de los países desarrollados ya eran desarrollados cuando se completó la Segunda Revolución Industrial (grosso modo 1870-1914). Los que llegaron a esa meta después fueron casos excepcionales.
Obviamente, cuando hablamos de desarrollados en 1914 excluimos los meros exportadores de materias primas como Argentina y Uruguay. Ver la nota abajo.
Todo indica que la 2º Rev Ind generó barreras a la entrada para entrar al Club del desarrollo. Toda la literatura sobre organización industrial señala estas barreras al nivel de las firmas. Las barreras, interpreto, valen también para países y regiones.
¿Cuáles serían esas barreras? Las tecnológicas son conocidas: escalas, patentes, aprendizajes tecnológicos, etc.
Las barreras políticas o institucionales suelen ser más difusas, pero no es muy difícil identificarlas leyendo, entre otros, a Barrington Moore, Engermann y Sokoloff y Caio Prado Jr.
Algunos dicen que en Occidente somos ‘libres’ y ‘democráticos’ mientras que los orientales están sometidos a Estados despóticos. ¿La libertad reduce la esperanza de vida? ¿Es la libertad de morir y contagiar? Repito un hilo que escribí hace unos meses.
Volvamos al desarrollo económico. Los indicios que nos deja el Covid-19 son cristalinos: Estados fuertes vs Estados débiles, disciplina vs anarquía. poder infraestructural y poder despótico combinados versus sálvese quien pueda, como se puede ver aquí:
En el desarrollo económico de Asia Oriental, obviamente, jugaron también otros elementos: favoritismos geopolíticos y ayudas occidentales, el papel movilizador de las guerras interestatales, la supresión de las clases terratenientes, etc.
Derribar las barreras al desarrollo nunca fue sencillo. Como dice @ClaudioScaletta, por algún motivo siempre que nos referimos a experiencias de desarrollo tardías hablamos de “Milagros” (italiano, chino, coreano, brasileño, etc.)
Otras claves sobre los fundamentos materiales y psicológicos de los (muy) diferentes niveles de cooperación entre países y regiones quizás puedan encontrarse aquí:
Los liberales argentinos, a quienes no se les cae una idea desde hace 75 años, atribuyen nuestro subdesarrollo a una nación imaginaria: “Peronia”. Ese país estaría sobrecargado por un ‘exceso’ de intervención estatal (?) y sería la fuente que nutre nuestra indisciplina.
Es lo que leemos o escuchamos a diario de periodistas, economistas, historiadores, politólogos. Pues veamos, las imágenes no son de La Matanza, ese infierno de votos peronistas, sino de Pinamar, paraíso de voluntades cambiemitas:
Aclaración, como bien me apunta @ArielDvoskin, en este caso efectivamente la exclusión es imposible, pero con más de un factor no se puede definir en forma inequívoca en cual sector se tiene ventaja competitiva y en cual no. Es decir, ni siquiera es un concepto preciso.
Paul Krugman ha fustigado contra la idea de competitividad y la noción de que los países compiten unos con otros. Critica a los autores que defienden estas posiciones por incurrir en razonamientos falaces y descuidos aritméticos elementales.
Para Krugman siempre los países podrán especializarse en el comercio internacional en concordancia con sus ventajas comparativas. Quedar excluido del comercio sería imposible. Todo argumento proteccionista, para él, está flojo de papeles.
El Diego era mucho más que un jugador de fútbol. Los goles a Inglaterra y los pases a Caniggia y Burruchaga no alcanzan para explicar su magnetismo y trascendencia simbólica. La explicación debe buscarse por otro lado.
Se distinguió por dos rasgos inconfundibles: nunca olvidó sus orígenes y en toda grieta se inclinó por aquellos a quienes veía como más débiles.
Dicho de otro modo, tenía conciencia de clase (los que dicen que esta categoría está en desuso pues… en palabras del Diez “que la chupen y la sigan chupando”).
Supongamos que para producir un bien final Q, precisamos α cantidades A, β de B y δ de C. Donde A, B y C son insumos o bienes básicos en utilizados para elaborar Q; α, β, δ son las proporciones utilizadas. Así, tenemos una función de producción Q = F (xA, yB, zC).
Basta suponer que las proporciones α, β, y δ no pueden alterarse a voluntad en respuesta a cambios en sus precios relativos para concluir que el crecimiento en este sistema tiene restricciones de oferta.
Sobre restricciones presupuestarias y restricciones económicas. Leo a muchos discutiendo este tema y me parece que hay algunas confusiones. Va hilo.
Algunos citan modelos avanzados, sean Neo-Keynesianos, Ciclo Real, Post-keynesianos. En principio la restricción presupuestaria (RP) es apenas una identidad contable. No alude a ninguna restricción real, como el pleno empleo, o restricciones de tipo material o financiera.
Volvamos a un curso de microeconomía elemental. Tenemos una recta de presupuesto (una RP individual) y una curva de utilidad máxima compatible con esa recta. ¿Ok?
¿Cuál es la teoría y/o modelo económico que tienen en mente quienes reclaman contra la cuarentena en defensa de la ‘economía’? Va hilo largo.
La mayoría de los economistas y manuales de economía, cuando instados a definir su objeto de estudio, apelan a alguna versión de la sentencia que dicta “la economía es la ciencia que estudia la forma como se asignan recursos escasos para atender necesidades ilimitadas.”
Quien establece una oposición entre salud y economía, ¿imagina que los trabajadores son un recurso escaso o más bien abundante? ¿Qué entienden por escasez? La pregunta va dirigida a un espectro amplio, desde neoclásicos y marxo-marginalistas hasta austríacos y libertarios.