Thread by @MatiMow

Me voy a permitir hacer un análisis subjetivo de lo sucedido hoy

La verdad es que, quien ha seguido mínimamente la política yanqui de los últimos meses, se la veía venir a la que pasó esta tarde.

Quizás no se esperaban escenas de tan alto impacto como vikingos fascistas cómodamente sentados en el estrado del presidente de la Cámara de Representantes, pero si sobrevolaba la idea de que, en algún momento, la cosa se iba a pudrir feo.

Siempre hablamos de idiosincrasias de los pueblos y esas cosas pero la realidad es que, a partir de la última etapa de la globalización y la irrupción de las redes sociales masivas, los pueblos de casi todo el mundo se empiezan a parecer bastante.

Estados Unidos debe ser uno de los países que más ha cambiado con esto. Sobre todo porque en Latinoamérica (y en Europa también) ha sido una constante esto de la dicotomía entre proyectos antagónicos y la división social con fortalecimiento de posturas extremas.

EEUU, en cambio, siempre se ufanó de que su división era estrecha y sus opciones muy moderadas. Tanto es así que muchos pensaron que los partidos demócrata y republicano no eran muy distintos, que eran lo mismo pero con distintos modales. Creo haberlo dicho yo también alguna vez.

La irrupción de Trump, junto con la masivización de las redes sociales, polarizó el escenario político yanqui a niveles similares a los latinoamericanos. El problema, quizás, es que ellos no están acostumbrados. Es un territorio absolutamente nuevo.

Hago el paralelismo entre Trump y las redes sociales, porque sin estas herramientas, Donald no hubiese llegado jamás a ser presidente. Y sobre este punto me quiero detener porque explica bastante del nivel de locura que pudieron ver hoy en imágenes.

Cuando uno piensa en “campaña en redes” piensa puntualmente en la santísima trinidad (Facebook, Instagram, Twitter). Quizás alguna más de las nuevas. Sin embargo, con Trump irrumpió una nueva forma de hacer campaña y es a través de WhatsApp

WhatsApp, red de conversaciones privadas, es todo lo contrario a lo que uno espera de una plataforma para hacer campaña. Sin embargo, tiene una ventaja que para Trump (y para aquellos que quieren imitarlo) es de gran utilidad.

¿Por qué WhatsApp? Precisamente por lo mismo que es inconveniente: porque las conversaciones son privadas. Con eso, burlan el control de veracidad mínimo que las redes sociales tienen, ya sea por sus políticas anti-fake o, más probable, por la propia interacción entre usuarios.

Si tirás una fake en Twitter, vas a tener comentarios desenmascarándote. Cuánto más visibilidad tenga tu fake, mayor será la respuesta de desmentidas. Eso en WhatsApp no pasa. Por eso el trumpismo explotó al máximo esto de los grupos de wp para informarse.

Eran, básicamente, grupos llenos de conservadores ávidos de motivos para exteriorizar sus idea y por los que circulaban toneladas de información basura, sin que hubiera nadie que pudiera hacer las aclaraciones pertinentes o tuviera interés en chequear.

La clave no era saber si era verdad o no, la clave era inocularse la inyección diaria de odio. Y estos grupos ofrecían exactamente eso. Por ese micromundo circuló a piacere la teoría conspirativa de QAnon (o “pizzagate”) que se las cuento porque es un delirio total.

QAnon es una teoría que dice que hay una secta de empresarios millonarios, políticos de primera línea, periodistas y celebridades famosas que se organizan para secuestrar niños y los llevan a rituales exclusivos en los que los violan, los matan y después se comen sus cadáveres.

Se le llama “pizzagate” porque la teoría decía que las operaciones se organizaban desde cadenas de pizzerías. Las pizzerías promocionaban “fiestas de pizzas”, que eran días en que las pizzas estaban a mitad de precio, y los QAnon creían que se referían a que era día de ritual.

QAnon decía que Trump estaba librando una batalla silenciosa para derrotar a esta secta y mandarlos a todos presos, pero que le era difícil porque estaban “instalados en el poder”, eran el “estado profundo”. Y por eso era, supuestamente, que lo hacía en secreto.

Lo curioso es que siempre los integrantes de la secta eran los enemigos circunstanciales de Trump. En 2016, Hillary Clinton era una especie de jefa de esta banda. Después, el jefe iba mutando a quien sea que se esté enfrentando con Trump en ese momento determinado.

Por ejemplo, en esta última campaña salió Billie Eilish en la Convención Demócrata criticando a Trump. Al día siguiente, por estos grupos circulaban las “pruebas” de que ella estaba metida en la secta y que entregaba niños que la iban a ver a sus recitales.

La teoría se conoció porque durante la campaña de 2016, un hombre entró a los tiros a la pizzería Comet Ping Pong en Washington DC. Cuando lo arrestaron, alegó que lo hizo para detener a la secta. Le vieron el WhatsApp y se dieron cuenta de lo que pasaba bbc.com/mundo/noticias…

QAnon circulaba por millones de grupos de WhatsApp y sus “noticias” se viralizaban al toque por esa red, tenía un tráfico muy alto, mientras que su presencia en las redes de difusión tradicionales (Twitter, Instagram, etc.) era muy baja y marginal.

Tanto es el impacto de esta teoría que en todos los actos de Trump van a poder ver carteles de QAnon o carteles de “Save the Children” que es el lema de los QAnon. Es un delirio con fuerte impacto político.

Y si quieren ver el nivel de impacto que tuvo, pueden recordar cómo hace unos meses, esta pibita de Rosario se bajó de un taxi asustada porque el tachero hablaba con su hijo sobre comprar pizzas, y ella recordaba haber escuchado sobre el “pizzagate”. Bueno…

Incluso, una periodista lo confrontó a Trump para que desmienta lo que dice QAnon de él y el presidente ganó medalla de oro en hacerse el boludo. Esta declaración vacía y enigmática significó, para los QAnon, una confirmación de que “están en lo cierto”.

Junto con QAnon, circularon millones de fake news sin ser sometidas a ningún tipo de escrutinio público. Fakes sobre la gestión, sobre supuestos delitos de opositores, sobre el “nuevo orden mundial”, sobre la “falsa pandemia” y, por supuesto, sobre el “fraude electoral”.

La única base para denunciar fraude es que Trump estaba ganando en 4 estados clave en la noche electoral y los terminó perdiendo días después, con los votos por correo. Algo que se sabía que iba a pasar. Yo lo anticipé días antes de los comicios.

https://twitter.com/MatiMow/status/1322670699459321857

En definitiva, hay un grupo de gente que piensa que los demócratas lideran una red de pedofilia y canibalismo que rapta niños, que esa gente forma parte de las más altas esferas de poder y de la fama, que Trump los combate silenciosamente

Que, además, los chinos lanzaron a propósito un virus con la complicidad de los demócratas para dañar al país. Y que, encima de todo, Trump ganó las elecciones pero el “estado profundo” se complotó para robárselas y darles el poder a los pedófilos y caníbales.

Si a esta altura pueden entender un poco de la locura que se viene manejando, les agrego que, desde el 3N, Donald los manijeó con falsas noticias de demandas que supuestamente avanzaban cuando, en realidad, eran rechazadas todas.

Primero, el mensaje era “tranquilos que vamos a ganar". Perdió. Después fue "se va a demostrar que hubo fraude y los tribunales estatales van a frenar los conteos”. No pasó.

Después era que Trump tenía mayoría en la Corte Suprema gracias al último nombramiento y que esa misma corte, con varios jueces nombrados por él, iba a “devolver el favor” dándole la victoria. Tampoco pasó, se habló de la traición de los jueces de la Corte puestos por Trump.

El último discurso de aliento era “tranquilos que el vicepresidente Mike Pence va a frenar la proclamación”. Y, por las dudas, convocó a movilización afuera del Capitolio. La decisión de Pence de desobedecer ese mandato fue demasiado para esas cabecitas tan atribuladas.

Este tuit de Trump (eliminado por Twitter) en el que dice que Pence los traicionó, fue el detonador de la locura que vimos después. Todas esas emociones extremas a las que sometieron a este grupo, explotaron al mismo tiempo ante la supuesta traición del que parecía más leal

Trump jugó con fuego y se quemó. Y digo que esto porque estoy seguro que la intención de Trump no era, ni por asomo, que las cosas se pudran así. El presidente estaba bastante cómodo con la estrategia que pasaré a detallar ahora:

Él quería asegurar esa base fanática marginal como caudal de apoyo propio, quería cebarlos y ponerlos locos para obstaculizar la futura gestión de Biden y, por sobre todo, quería conservar un lugar preponderante en la estructura republicana a futuro.

Si conservaba fuerza propia, mantenía buena consideración en el cabildeo del partido y, además, les proveía de una herramienta útil para complicar a Biden (millones de tipos cebados y sacados que puedan cometer actos de violencia), conservaba poder. Sino, lo perdía.

Todo eso le estaba saliendo a la perfección, hasta hoy. Hoy perdió una de las tres patas de ese tridente que es la consideración entre los dirigentes del partido. Muchos senadores y rep que iban a objetar resultados electorales, después del escándalo se dieron vuelta y avalaron

Además, es probable que en las próximas horas se enfrente a un aluvión de renuncias de su personal de la Casa Blanca, algo que no complica el tema gestión porque en 13 días se va, pero lo hace irse por la puerta chica.

Y no voy a hablar de los pedidos de impechment y los de destitución por incapacidad porque creo que no va a avanzar ninguno, pero todo me hace dar la sensación de que Donald infló el globo de más y se le pinchó. Si paraba 10 segundos antes, hacía un buen negocio.

Todo esto sucedía mientras las elecciones senatoriales de Georgia (con los demócratas creciendo y los republicanos cayendo) nos confirmaban una regla universal de la política: la victoria te pone lindo y simpático. La derrota te convierte en un payaso.

O, mejor, como decía el ex gobernador de Santa Fé, Tati Vernet: “perder no es grave, el problema es la cara de boludo que te queda”

En fin. Este combo de delirio, fake y enojo fue una bomba que Trump prolijamente preparó para que le explote en la cara a Biden, pero se adelantó 14 días y le explotó a él. Expuso su liderazgo nocivo y les dio una excusa a muchos republicanos para darle la espalda.

Oportunidad que, antes de los eventos de esta tarde, no tenían por esto

https://twitter.com/MatiMow/status/1346484974841688067

Quiero aclarar, por las dudas que alguien interprete mal, que en ningún momento sugiero que Trump es votado por las fakes y QAnon. La mayoría de los votos que obtiene tienen una razón específica y es que, en muchos hogares, la situación económica mejoró con sus políticas.

Pero todo eso si explica que grupitos de fanáticos protagonicen las espectaculares escenas que vimos hoy.

También invita a pensar cómo pueden terminar los procesos de cebar minorías delirantes, tan atractivos para algunos políticos y medios estos días en nuestra región.