Con el nuevo año, entró en vigencia el brexit: la salida del Reino Unido de la Unión Europea y un nuevo acuerdo de relaciones entre ambas. Esto, sin quererlo, le abrió una oportunidad única a la Argentina para intensificar su reclamo por Malvinas.
Abro hilo para explicar.
Antes de entrar a lo concreto, hay que entender algunas cosas de la historia. En 1er lugar, que la torpe guerra a la que nos llevaron los milicos interrumpió un importante proceso diplomático en el comité de descolonialización de la ONU. Allí se podría haber resuelto hace décadas
Segundo, que el reclamo soberano argentino, en los últimos 15 años y debido a la integración regional, dejó de ser un reclamo solitario de nuestro país y pasó a ser una postura oficial de (casi) toda Latinoamérica. Esto permitió cosechar apoyos en todas las regiones…
Pero hay una región que, por su constitución legal, era particularmente difícil de abordar, Europa. La UE reconocía a UK junto con sus “territorios de ultramar”, entre lo que incluía a Malvinas. Un país europeo no podía apoyar el reclamo argentino sin violar sus propios acuerdos.
Y tercero, el costado económico. Existe una postura cada vez más numerosa en Inglaterra de gente que se opone a esto de la política imperial del Reino Unido porque considera que el país no puede mantener colonias por todo el mundo cuando tiene tantos problemas económicos adentro.
La respuesta desde hace algunos años por parte del estado es que UK no mantiene (ni mantendrá) a ninguna de estas colonias. Todas se autosustentarán sin el dinero del presupuesto inglés. En el caso de Malvinas, a través de la pesca, principalmente.
La pesca representa el 60% de los ingresos de las islas y casi el 100% se exporta a un solo lugar: Europa. Si bien el Reino Unido no pone ni una libra en Malvinas, éstas aprovechan las ventajas aduaneras que le ofrece la UE por ser parte de UK.
Esto es algo que siempre los isleños pusieron como argumento a la hora de negarse a toda posibilidad de discutir la soberanía de las islas con Argentina. Es decir, no solamente está la cuestión nacional (son ingleses emigrados) sino también la económica.
En 2016, el Reino Unido va a las urnas por el referéndum del brexit (salir de la Unión Europea) y, sorpresivamente, gana el SI promovido por grupos de derecha que consideraban que Inglaterra era más grande que sus vecinos y el resto de Europa la “traccionaba hacia abajo”.
Tras arrasar en la última elección, el conservador Boris Johnson llegó a un acuerdo con la Unión Europea para una salida gradual y manteniendo gran parte de los acuerdos comerciales y aduaneros que tenía con el resto del continente. Pero, ¿y las colonias?
Alberto Fernández, durante la gira europea que hizo antes de la pandemia, le pidió a todos los mandatarios que visitó que no incluyeran en los tratados a los “territorios británicos de ultramar”. En pocas palabras, que dejen afuera a Malvinas de los acuerdos post-brexit.
El que más alentó esa postura desde adentro de la UE fue España, que tiene su propio conflicto tipo Malvinas con el Reino Unido por Gibraltar, un territorio dominado por los ingleses pero situado geográficamente adentro de España, y que España reclama como propio.
Ahora sí, vamos a lo que pasó esta semana: la Unión Europea se puso firme y le dijo al Reino Unido que aceptaban mantener los acuerdos comerciales que tenían con ellos, pero sólo reconociendo a los estados miembros, no a los “territorios británicos de ultramar”.
Las Islas Malvinas quedaban afuera del acuerdo y así celebraba la noticia el canciller argentino, Felipe Solá.
Esto tiene múltiples significados (todos positivos) a la hora de pensar en una nueva etapa de la disputa soberana diplomática. En primer lugar, la UE deja de reconocer oficialmente a Malvinas como territorio británico, lo que permite a Argentina ir a cosechar apoyos allí también.
Pero el impacto más fuerte es el económico: las islas deberán pagar derechos aduaneros (que llegan hasta el 18%) por cada exportación que realicen a territorio europeo. Esto, para su economía, es terrible. Y también es un problema político para el gobierno británico.
Boris Johnson, con la excusa de la navidad, envió personalmente una carta a Malvinas informando lo que había pasado pero asegurándoles que no los iba a abandonar. Que la voluntad británica de conservar las islas estaba tan fuerte como siempre. lanacion.com.ar/politica/el-me…
Sin embargo, aún no queda claro cómo es que Boris apoyará a las islas. Si envía presupuesto, tendrá un problemón político interno. Si no envía, deja las islas en crisis porque, además de los derechos aduaneros, se quedan sin el cupo de exportación que la UE le aseguraba.
La salida más lógica sería la de buscar nuevos mercados pero, geográficamente, lo único que tiene cerca es Argentina y otros países que apoyan el reclamo argentino, por lo que las opciones son, como mínimo, escasas. Sobre todo por la postura dura de 0 diálogo que mantuvieron.
En definitiva, la carta de Boris Johnson revela algo que intuíamos: que la cuestión Malvinas, en este nuevo escenario, se convirtió en un problema para los ingleses. Un problema que se suma a miles de otros problemas que les ha generado el brexit.
Más allá de la cuestión puntual de Malvinas, los analistas internacionales hablan de un inminente proceso de achicamiento del Reino Unido a partir del brexit y pronostican que la corona no podrá retener la incidencia política que sostiene sobre la "commonwealth" actual.
Será interesante ver como se mueve ahora el Ministerio de Relaciones Exteriores argentino, que tiene un poco más de margen para llevar adelante una política exterior más agresiva, en términos de la diplomacia internacional, y de aprovecharse de la etapa de aislamiento de UK.
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Aprobada por ambas cámaras del Congreso, la Interrupción Voluntaria del Embarazo ya es ley y sólo falta un pasito para que entre en vigencia: la promulgación del Presidente de la Nación.
Cuando una ley es aprobada por ambas cámaras, es enviada al despacho del Presidente de la Nación, que tiene dos opciones: promulgar la ley (hacerla entrar en vigencia) o vetarla (anularla). Para esa decisión tiene un plazo de 10 días. Pasado ese plazo, queda promulgada de hecho.
También hay una tercera opción que es la del “veto parcial”, y es lo que va a suceder en esta ocasión. Significa que el presidente firme la entrada en vigencia de la ley pero anule alguna parte de su contenido. En general, cuando sucede, se vetan artículos.
En este hilo les voy a contar, paso a paso, como va a ser la sesión del martes en el Senado, en la que se tratará el Aborto Legal.
Ponganse cómodxs.
La sesión fue convocada por la presidenta del cuerpo, Cristina Fernández de Kirchner, para las 16hs del martes. Un horario raro teniendo en cuenta que las sesiones suelen arrancar a las 14hs y, cuando se espera que sean largas, se adelantan.
Sinceramente, no se el motivo del horario atípico pero se me ocurre una explicación sensata: Ese mismo día hay sesión de Diputados (lo cual no sería problema ya que un montón de veces sesionan ambas cámaras al mismo tiempo)
Poroteo actualizado a 70 horas del inicio de la sesión del Senado por el Aborto Legal.
Algunos detalles complementarios a continuación:
Dos de los 6 indecisos (Weretilneck y Kueider) piden modificaciones y amenazan con abstenerse si no se las conceden. Se está intentando convencerlos que voten a favor sin las modificaciones. En cualquier caso, su voto será afirmativo o de abstención.
Estalló (de nuevo) la crisis política en Israel. El parlamento fue disuelto y el país irá a elecciones por cuarta vez en menos de dos años.
Intentaré explicar la situación, que es bastante compleja, de la forma más simple posible. Abro hilo.
Lo primero que hay que saber es que Israel tiene un sistema de gobierno parlamentario. Esto significa que la gente no vota directamente al máximo mandatario (como acá), sino que vota a diputados que, luego, elegirán al titular del gobierno.
Las elecciones son iguales a una legislativa de acá. Pero cuando la cámara queda conformada, esa cámara vota por un Primer Ministro, que debe reunir más de la mitad de los apoyos para ser elegido y gobernar.
1A. Lucila Crexell (Mov Neuquino): Es, de los tres, la que más cerca está de votar verde. Se abstuvo en 2018 y ahora declaró que este proyecto es mejor, y que el contexto es mejor también. Por lo que estimo que sus opciones son el voto afirmativo o la abstención
1B. Stella Maris Olalla (UCR – Entre Ríos): Muy católica, pero defensora de la ESI. Declaró hace meses que está de acuerdo con retirar la penalización del aborto, pero sobre la legalización no se pronunció. Se negó a firmar el dictamen. Está más cerca de ser celeste.