Simeone ha conseguido que el Atlético no necesite a Joao Félix para ser el Atlético y eso es la consumación de una obra que ahora toca gestionar hasta final de temporada.
Joao Félix es ahora mismo el jugador nº12 del Atlético. Y no por ser el nº12 en importancia ni por ser suplente de facto (además del mejor jugador del equipo, quizá sea el más importante tras Koke), sino por representar una alternativa tan potente o más que la original. Un joker.
Ángel Correa es el mejor complemento al Trippier – Llorente. Simeone está copiando lo que un día fue el Koke – Arda Turan – Filipe Luis. Una máquina de generar ventajas en 3c3 y 3c2 en banda a partir de patrones memorizados. La sociedad en banda derecha como puntal en ataque.
Correa es ya talibán de la idea. Capaz de pasar en segundos de segundo punta en ataque a segundo lateral en defensa, se sabe al dedillo el libreto y ya ha pasado por ese proceso que le está tocando sufrir a Joao Félix. Correa está a las puertas de doctorarse en el ‘cholismo’.
Mientras, Joao Félix, sin ser el que mejor se incrusta en la idea del equipo, es el camino más corto a la ocasión de gol. El portugués es ahora mismo la variable B del Cholo, no inferior, sino alternativa, igual de competitiva que la A. Hay un Atlético con Joao y otro sin Joao.
Joao Félix es un equipo distinto en sí mismo. Simeone puede jugar con la incertidumbre del rival acerca de si jugará y, de ser suplente, guarda la opción de cambiar el partido cuando se atasca a partir del chute emocional y futbolístico que supone su aparición (como vs Leipzig).
Es el más capaz de elevar al equipo a otro nivel. Pero igual que ver a Joao Félix en la cancha hace creer al equipo cuando todo se nubla, que el equipo pueda sentirse invencible sin su mejor jugador refuerza la identidad de grupo, la creencia en la idea y el liderazgo de Simeone.
Simeone ya ha ganado. Ahora, mientras los mortales nos ceñiremos al uso que haga en el día a día, el arte del Cholo para emplear la ‘carta Joao Félix’ lo abarcará todo: proceso de crecimiento del jugador a largo plazo, adaptación a la idea y estímulo para currarse la titularidad.
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El mayor problema del Madrid con el gol es que no quiere, no sabe o no le interesa trabajarlo. Zidane se forjó como técnico en un equipo que ante la necesidad de marcar, le sobraba con tres atajos: acumulación de centros al área, calidad individual arrolladora y balón parado.
En este aspecto, Zidane es hoy el mismo técnico, que aplica las mismas soluciones en ataque, solo que disponiendo de recursos distintos. Se asienta en la base de la calidad del equipo para controlar los partidos con balón, pero ofrece pocos argumentos para inclinar la balanza.
Del plantel repleto de talento e infinitas combinaciones creado en verano, Lampard debía decidir qué jugadores era prioridad potenciar y cuáles debían adaptarse a papeles más secundarios, en pro de que brillaran otros.
A excepción de Jorginho y Gilmour, el perfil general de la plantilla compartía el gusto por un fútbol vertical, que promoviera correr mucho y elaborar poco. Así, Lampard iba a simplificar el juego con balón, priorizando el encontrar acomodo a los buenos.
Ante el Madrid, el Shakhtar sumó en la 1ª parte 9 posesiones de más de medio minuto: 118 segundos, 33, 37, 58, 40, 63, 99, 38 y 70. Tres de ellas no fueron a más porque acabaron en gol o en mano a mano contra el portero. Esto es actitud y es juego.
Es la actitud la que predispone al juego y el juego, el tener una idea sobre la que ser intenso (conocimiento de la idea, concentración, convicción, ganas), el que predispone a la actitud.
Si no se tiene claro lo que hacer en el campo, se pueden perseguir sombras sin descanso, pero eso no será intensidad sino pundonor.
Medios tácticos ofensivos de fútbol sala en los que se puede inspirar el fútbol para seguir evolucionando como deporte [Hilo].
Antes de nada decir que algunos elementos los vemos de vez en cuando en el fútbol de forma aislada, pero lo que allí es normalmente inspiración en el fútbol sala funciona como automatismo.
Hilo. Mi opinión sobre la situación actual del Real Madrid.
Tanto tiempo pidiendo a Florentino que se aleje de lo deportivo y entregue plenos poderes al entrenador y ahora que lo hace se pide su dimisión con más fuerza que nunca.
Y es que el pecado de Florentino no es estar dejando hacer a Zidane, sino haber encomendado el levantamiento de un nuevo equipo a un tipo sin experiencia alguna en este ámbito.