La mente. Tan poderosa. Tan frágil. No es cuestión de preparación académica, de perfil socioeconómico, de ignorancia, ni nada. Es solo, que somos humanos.
Seres que necesitamos construir relaciones entre similares para funcionar. Necesitamos ser y pertenecer, pero hoy a partir de esa necesidad también se construye el entramado para entender la realidad.
El problema es que ya estamos en un punto donde cada quien puede construir la realidad que le acomoda y aceptarla sin desafiarla y más bien usarla para "combatir" a quien no la comparte.
La dinámica de radicalización y fanatismo no parece que vaya a ser algo fácil de revertir. No en el corto plazo. Tal vez ni siquiera ya en esta generación. Ya no se trata de otra cosa que de buscar imponerse.
Y la peor parte de la trampa es siempre creer que el "otro" es el que esta equivocado.
Solo se puede empezar a entender cuando se desafía lo que se da por hecho. Justo lo último que suele hacer el ser humano.
En el fondo no dejamos de ser nada más que borreguitos buscando un rebaño al cual adaptarnos y que nos acepte. Eso si, con bonitas pantallas tactosencibles de muchos colores.
En los siguientes años no habrá muchas sorpresas en lo que serán las dinámicas colectivas.
Las narrativas en torno a las causas y luchas sociales han sido weaponizadas lo suficiente para enturbiar la manera en que se expresan y se ejercen. Queda esperar aun mayor polarización.
Por mucho tiempo se intentó explicar que esa forma de instigar la diferencia por causas de simpatía es la hierva seca sobre la que se dispersó el incendio de la molestia social mezclada con ideología política volviendo eso un caldo volátil. Y va a empeorar.
La desinformación en pleno incidiendo en la percepción del usuario, de la gente; torciendo la manera en que se comunica un hecho, una exigencia, la forma en que convoca, las reacciones que incita, y actuando en consecuencia fuera de la pantalla. Sin distinguir formación o perfil.
Con tantos frentes abiertos, con tantos excesos, abusos y errores, con tanta muerte, dolor y sufrimiento que esta causando este adefesio de régimen, a sus liderazgos ahora más que nunca les importa UNA SOLA COSA: EL PODER.
Su única obsesión sera ANTAGONIZAR AL INE.
Ahora menos q nunca les conviene perder el margen de maniobra q tienen para seguirlo destrozando todo, por eso urge TERMINAR de dinamitarlo TODO, pero, en especial al INE. Es donde recae la posibilidad, o no, de mantener poder. Ya no de aumentarlo, será un gran logro mantenerlo.
No importa cuantos muertos más cueste.
No importa cuanto daño más a la economía implique.
No importa cuantos desaciertos en política internacional les lleve. Sólo les obsesiona mantener el poder.
Desolador. La cuatrote se frasea en negativo, SIEMPRE.
En esta era hiperconectada hay un fenómeno peculiar; la opinión de cualquiera, por más carente de sustento, equivocada e irreal que sea, aún si es una abierta y descarada mentira, puede ser aceptada por grandes grupos sociales como LA verdad.
El ser humano tiende a confiar, a aceptar sin resistencia, las ideas que le son concordantes,aunque no sean reales, pero le parezcan verdaderas.Y tiende a desconfiar, o sea, limitar y rechazar las ideas que le son discordantes aunque sí sean reales pero no le parezcan verdaderas.
Para un regimen la forma de llevar a un replanteamiento del acuerdo social es justificarlo y así a la vez justificar que se preserven en el poder. Para ese fin estorba la confianza en todas las voces, medios, u opiniones, que les son opuestos.
No defienden la libertad de expresión. Que no se caiga en ese engaño.
No defienden el libre pensamiento y sus distintas formas de manifestación.
No defienden el debate ni el disenso.
No defienden la pluralidad, al individuo y su capacidad de expresar su critica, su exigencia.
De hecho en su discurso les ofende, les afrenta, que se tome una medida, por parte de una EMPRESA PARTICULAR con el uso de sus RECURSOS mediante un acuerdo tácitamente aceptado por todas las partes, es más bien un dardo envenenado. Otro más. Uno de muchos.
Siguen, una y otra vez, el manual del tirano; continúan en la imparable trayectoria de dinamitar la credibilidad y confianza en cualquier medio, mensajero, voz, expresión, la que sea, de quién sea, que vaya en contra de SU narrativa personal. De sus propios y mezquinos intereses.