El portavoz de la Junta de Andalucía, el Sr. Bendodo, y el Partido Popular de Andalucía han iniciado una campaña difamatoria y grotesca contra el etiquetado frontal Nutriscore, que será aprobado en España a lo largo de 2021. Pero ¿qué está pasando realmente? (Hilo 👉) ->
En su habitual estilo, primero el Sr. Bendodo acusó a los «comunistas» de afirmar que el jamón y el aceite perjudican a la salud. ¿De dónde sacó esas afirmaciones? Es fácil: de su imaginación. Es decir, mintió. Nadie del Gobierno ha dicho nunca tal cosa.
Lo que el Sr. Bendodo estaba criticando en realidad, aunque probablemente con enorme desconocimiento, es el sistema Nutriscore. Se trata de un etiquetado nutricional voluntario que está implantado en Francia, Alemania y cuatro países europeos más.
Este sistema, que como se ve no es cosa sólo de comunistas, está diseñado para proporcionar mejor información nutricional del producto e incentivar un patrón de consumo más saludable. Existe para ayudar a combatir la obesidad y enfermedades crónicas vinculadas a la alimentación.
En septiembre de 2020 desde el Ministerio de Consumo presentamos el informe ALADINO, con datos escalofriantes: seis de cada diez niños entre 6 y 9 años tienen algún tipo de exceso de peso. La obesidad infantil está vinculada a dietas poco saludables: lamoncloa.gob.es/serviciosdepre…
Nutriscore no entra a valorar si un producto es bueno o malo, ni nadie dicta qué tenemos que comer. Su utilidad reside en la capacidad de resumir de manera gráfica si un producto contiene en exceso nutrientes cuyo consumo prolongado puede ser perjudicial para la salud.
Dicho de otra forma: en vez de tener que leer la enrevesada lista de nutrientes que acompaña al producto en su parte posterior, este sistema facilita que el consumidor sepa de manera gráfica e inmediata si algún producto contiene en exceso nutrientes desfavorables para la salud.
La comparación que hace el consumidor debe realizarse entre productos de la misma familia: si voy a comprar cereales, por ejemplo, de un vistazo podré saber cuál contiene nutrientes más favorables y desfavorables. Eso influye en las decisiones de consumo.
El sistema nos indica qué producto tienen mayor calidad nutricional entre la oferta para un mismo uso. Pero no sirve para comparar entre productos de diferentes usos. Algo de sentido común: no se compara una botella de refresco con una de aceite porque su consumo es distinto.
Imaginemos que el Sr. Bendodo quiere comprar productos con grandes cantidades de sal, azúcar o grasas saturadas. Con Nutriscore podrá hacerlo igual que hoy, pero ahora vería un aviso que describe que un consumo excesivo de esos productos es perjudicial a medio plazo.
Lo que sí ocurrirá es que a pesar de las preferencias del Sr. Bendodo, del que estamos imaginando su cesta de la compra, las empresas estarán atraídas por tener mejor valoración para sus productos. Y por eso mejorarán su producción y su calidad nutricional.
Nutriscore, por lo tanto, busca influir tanto en la demanda del consumidor como en la oferta de la empresa. Siempre con una orientación a mejorar la calidad nutricional de los productos, favoreciendo a aquellos con componentes como frutas, verduras, legumbres, etc.
El sistema fue creado en Oxford, y Francia lo aprobó en 2017. Desde entonces la evidencia científica es abrumadora a favor del sistema. Es el mejor etiquetado disponible en Europa y contribuye a reducir la mortalidad por enfermedades vinculadas a la alimentación.
En España el sistema fue anunciado en 2018 por la entonces ministra de Sanidad, Sra. Carcedo, y ya entonces la Sociedad Española de Salud Pública mostró su apoyo a la medida, proponiendo además mejoras. sespas.es/2018/11/19/ses…
Hay disponibles en internet varias entrevistas a Pilar Galán, del Equipo de Investigación en Epidemiología (EREN) y desarrolladora del Nutriscore, en las que se sintetiza bien los principales atributos del sistema: consumer.es/alimentacion/n…
El pasado agosto, sin ir más lejos, otro estudio de la U. de Navarra volvía a remarcar que «estos resultados coinciden con estudios de otros países y apoyan el establecimiento del Nutri-Score en España» por su contribución a la reducción de la mortalidad. europapress.es/epagro/noticia…
El nexo es claro y es el siguiente: una mayor puntuación en Nutriscore significa peor calidad nutricional, y dietas basadas en esos productos están asociadas a enfermedades crónicas y fallecimientos por cáncer. Reducir esas cifras es el objetivo de Nutriscore.
Ahora bien, el sistema puede ser mejorado. Una es la exclusión de los monoingredientes, como el aceite de oliva, que además pueden tener propiedades no reconocidas por el sistema. Es lo que anunciamos una semana antes de la campaña del Sr. Bendodo: cincodias.elpais.com/cincodias/2021…
Nutriscore tampoco incluye un etiquetado de trazabilidad o impacto ecológico. No es su propósito. Pero en el Ministerio y en la Comisión Europea lo tenemos en agenda pues las consecuencias de la dieta van más allá de la salud individual, y afectan de forma notable al planeta.
La Comisión Europea, en efecto, ha determinado que el mayor impacto ecológico que produce un consumidor europeo medio tiene lugar en el ámbito de la alimentación. Cambios hacia una dieta más saludable producen también mejoras en los indicadores ecológicos.
Por estas razones desde el Ministerio promovemos dietas saludables y muy especialmente la dieta mediterránea. Esta dieta es central para nuestra calidad de vida, pero se está perdiendo en beneficio de dietas mucho más perjudiciales para la salud.
Con todo, la implantación de Nutriscore no es sencilla. La experiencia francesa demuestra que parte de la industria alimentaria boicoteó el proceso y propagó fake news. Esos actores anteponen sus beneficios empresariales a la salud pública. foodwatch.org/fr/actualites/…
Es lógico: un cambio en los patrones de consumo es también un cambio en la demanda del mercado, y algunas empresas son fuertemente resistentes a ese escenario. Se oponen con fiereza y están dispuestas a invertir millones de euros en sabotear el proceso.
Hace un año la Industria Alimentaria pidió al Gobierno que las competencias en esta materia no recayeran sobre el Ministerio de Consumo, pues sabían que nuestros propósitos eran incentivar cambios en los patrones de consumo: elconfidencial.com/espana/2020-02…
De hecho, la patronal alimentaria rechaza Nutriscore. Ellos han solicitado en Bruselas que se cierre la posibilidad a un etiquetado obligatorio a nivel europeo, como defendemos algunos, y trabajan incansablemente por tumbar el sistema en España: elconfidencial.com/espana/2021-02…
Y el @ppandaluz, ¿a qué juega? Realmente, no está claro. Su oposición frontal hacia la evidencia científica y hacia lo que hacen ya Francia y Alemania incluso con gobiernos conservadores tampoco es extraña. Es negacionismo científico, otra vez.
Así, @ppandaluz ha decidido ser el ariete contra un mecanismo que permite reducir las enfermedades crónicas vinculadas a la alimentación. Su estilo comunicativo nos sugiere una preocupación mayor por competir con la extrema derecha que una atención por la salud de la ciudadanía.
Por mí, el Sr. Bendodo nos puede poner una foto todos los días de lo que desayuna. Y puede mentir e insultar cuanto guste. No es mi estilo bajar a ese terreno. Lo que le pido al @ppandaluz es que no banalice un problema tan importante. Qué menos.
PD: Algunas de las imágenes del hilo han sido obtenidas del artículo científico publicado por la Dra. Pilar Galán en 2019 y que está disponible aquí: scielo.isciii.es/scielo.php?scr…
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El precio de la electricidad vuelve a subir en el día de hoy (respecto a ayer, aunque a niveles más bajos que el viernes), lo que incrementará la factura de muchos consumidores. Es consecuencia de un mercado ineficiente diseñado por la UE y alguna cosa más: (Hilo 👉)
Unos 11 millones de consumidores en “tarifa regulada” (PVPC) verán un incremento en su factura de enero, a pesar de que son los más beneficiados por los cambios regulatorios de los dos últimos años, los cuales han supuesto una bajada de casi un 40% (unos 120€/año de ahorro).
El precio de la electricidad varía cada día porque se determina mediante un sistema que traslada las oscilaciones al consumidor final. Esas oscilaciones se deben a las dinámicas de oferta y demanda mundiales, por lo que un problema en Asia puede repercutir en nuestra factura.
Desde el Gobierno llevamos meses actuando para garantizar un precio reducido para las mascarillas. Quiero aprovechar nuestro último anuncio, el de la bajada del IVA, para explicar con detalle algunas cosas que pueden ser confusas respecto al precio de las mascarillas. (Hilo 👇)
Simplificando, decimos que el precio de una mascarilla es la suma de tres componentes: Precio = coste de producción, impuestos y margen de beneficio. Es el caso de la producción directa. Los tres componentes son importantes y se determinan de forma diferente pero no independiente
Por lo tanto y a efectos pedagógicos, supongamos que para una empresa el coste de producción es de 1,0 euro la unidad y el margen de beneficio de 0,5/u, siendo los impuestos un 21% y por lo tanto de una cantidad de 0,31. Tendríamos una mascarilla a un precio final de 1,81/u.
Tal día como hoy, un 14 de septiembre de 1867, se publicaba en alemán el primer volumen de “Das Kapital” de Karl Marx. Una obra mucho más citada que leída, incluso entre sus “partidarios”, y que es esencial para comprender el capitalismo. Os cuento algunas curiosidades 👇:
El primer volumen de “El Capital” fue el único publicado en vida de Marx. El segundo y tercer volumen, tal y como los conocemos, fueron publicados por Friedrich Engels a partir de las notas de su viejo amigo Marx. Un ejercicio de síntesis y creación al margen del autor original.
En toda la inmensa obra de Marx es imposible encontrar referencia al famoso concepto de “materialismo histórico”. Este también fue creación de Engels, y luego fue codificado interesadamente por las autoridades de la URSS en los manuales oficiales.
🆘🌍 Desde ayer nuestro sistema de producción y consumo mundial incurre en un déficit ecológico: ya hemos consumido los recursos que pueden ser renovados en el curso de un año. A final de año habremos necesitado más de planeta y medio para mantener el sistema. Es insostenible.👇
Sin embargo, la paralización de la economía a causa de la pandemia ha provocado que este año el día en el que se alcanza el límite de biocapacidad sea más tarde. No es una buena noticia: debemos ajustarnos a los límites del planeta de manera planificada, no mediante desastres.
El impacto sobre el medio natural es asimétrico, y no todos los países producen y consumen de la misma manera en relación a su biocapacidad. Como se observa en el mapa, las regiones en rojo están en déficit ecológico frente a las regiones en verde que son reservas ecológicas.
Ríos de tinta corren estos días sobre los recientes movimientos antivacunas y anticiencia en general. ¿Son un problema? ¿Debemos preocuparnos? Cuantitativamente no me lo parece, pero cualitativamente estamos ante un síntoma peligroso. Algunas ideas y datos en este hilo 👉
Empecemos por los datos. Es difícil definir con precisión el significado de “ciencia”, y no todos pensamos en lo mismo. Pero las encuestas apuntan a que las sociedades más desarrolladas y más ricas confían más en la ciencia.
Entre los países más ricos España -su población- está entre los que más confíanza tiene en la ciencia. Más del 60% confía “bastante” y casi un 30% lo hace “algo”. He seleccionado estos países arbitrariamente pero creo que es útil para comparar:
Es una novedad cierta e interesante que la presidenta del BCE diga (y además es el inicio de su artículo) que los manuales de economía no sirven para abordar esta crisis económica provocada por el covid19. Pero también es algo paradójico... Me explico: 👇
En la mayoría de los manuales de macroeconomía de las últimas décadas las crisis se interpretan como eventos temporales provocados por factores exógenos (sequías, inundaciones, catástrofes..), es decir, sin relación con el funcionamiento propio del capitalismo.
Esto es así porque la escuela dominante en economía es la neoclásica, que considera que el mercado se autorregula y que tiene vigor la llamada “Ley de Say”, es decir, que es imposible una crisis provocada por la propia evolución del capitalismo.