Para hacer lo incómodo, pero necesario. Para hacerse cargo del trámite que todos aborrecen, pero el momento exige.
Para eso, y no otra cosa.
Los héroes son apreciados porque se sacrifican públicamente por todos, con plena generosidad.
Los antihéroes no se sacrifican; por el contrario, para hacer lo correcto son incómodos, discordantes, CAGANTES. Por eso son parias.
Porqué querría alguien cumplir ese rol?
Pa'saber. Tal vez una penitencia autoimpuesta. Tal vez una vocación. Un apostolado casual. O pura ociocidad.
En todo caso, qué bueno que existen algunos: pueden ser útiles.
El uso del personaje permite esa libertad; ese afán; esa vocación de extremófilo.
Tiene gran encanto, pero también tiene costos que pueden parecer altos, si quien lo usa no tiene suficiente desapego.
Como sea, que nadie se confunda: no es puro gusto, ni pura autopenitencia.
Yo utilicé este personaje desde mi primer día, pero acá encontré a verdaderos antihéroes abrazando el rol de paria, sin despeinarse: ReyMixteco, JMdelaR, MrEgoo.
Algo les aprendí. Quiero creerlo.
Me gusta este rol. Me sirve. Y no lo cambio por cosa alguna, en este momento.
Es un poquito ser Batman, un poquito ser el pobre de Asís. Parias ambos, y también ambos representaciones de nociones útiles.
Y ser útil es grato. Nada más.
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No, no mamen. El con-vencimiento es una tarea bastarda, primero.
Luego, si el sujeto del esfuerzo es un pendejo (altamente probable en la medida de que aquello de lo que debe ser convencido es evidente) la tarea es tiempo perdido.
Aprender que nadie necesita ser con-vencido, es el primer paso para aprender a cerner lo que se publica en RRSS.
Si no se aprende, ahí andan luego otorgándole interlocución a pobres pendejos sin remedio, o jalamarcas prepago, y pues no mamen.
La designación de un esperpento como candidato a gobernador, en un Estado aterradoramente atrasado, puede servir para CONTRASTAR otras designaciones, más afortunadas.
Y nada más.
Clavarse en el "asombro" por la designación, o deplorarlo como si se tratara de algo definitorio para todos, o azotarse como si fuera una sentencia de muerte, SIN poder plantarle algo MEJOR en frente, es hacerse pendejo.
Pretender que la exhibición del grotesco hecho condicione una rectificación, es más estúpido y estéril aún: para que eso sucediera, sería necesario que los responsables fueran sensibles a los berrinches, y no es el caso.
Me resulta escalofriante que entre la disidencia haya tanta disposición a ponerle atención a detalles ridículos, lanzados por los cretinos del régimen.
Nuestra realidad está profundamente condicionada por aquello a lo que ponemos atención... por aquello que ATENDEMOS.
Si atendemos pendejadas, condicionamos nuestra realidad a tener un componente pendejo.
Quién querría condicionar su realidad de esa forma?
Revisen las cosas que les llaman la atención, mexicanos, y pregúntense cuán útiles les resultan.
Es super fácil lucir/sentirse mejor señalando una trivialidad esperpéntica, pero fuera de esa sensación efímera y débil, no tiene utilidad alguna.
Hablemos más de sucesos relevantes y, mejor aún, de ideas. Eso condicionará nuestra realidad en forma más útil.
1) Trae al troll center de #morena zurrando espumoso, y lo celebro.
2) Las respuestas de quienes NO son trolls, me dejan ver que se confunde a Grupo Imagen con la familia Vázquez Raña, y el verbo "doblar" con el verbo "asociar".
Ciertamente, la familia Vázquez Raña es una añeja asociada al poder formal; para acabar pronto, desde tiempos de Echeverría, la familia Vázquez Raña es un por sí misma un grupo de poder real, y su trabajo ha ido ALINEADO con el del ejecutivo federal.
El sistema político mexicano está sustentado en equilibrios, tensiones, concordancias y acuerdos más o menos expresos.
En él, a lo largo de su historia reciente, los grupos de poder han sido capaces de ACORDAR con el poder formal, dentro de ciertos rangos flotantes de operación.
En serio, manos: los políticos que comunican BIEN en México, son MUY pocos.
Y es que no basta con dar resultados: hay que saber comunicarlos. Buena parte de la transición que se quedó en mera alternancia, se la debemos a la pésima comunicación de lo que sucedió.
Suponer que suficientes ciudadanos están al pendiente de los hechos, y que pueden comprender los números, y a partir de ahí valorar escenarios, asignando responsabilidades en forma certera, es un error grave.
Si a eso le sumamos que una graaan porción de la clase política no tiene ni madre qué presumir como logro, entonces la buena comunicación se vuelve ESENCIAL para poder generar confianza, compromiso y movilización.