Thread by @Donvix

Con la mitad de mexicanos que comprendieran esto, la otra mitad dejaría de ser un lastre tan culero...

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"Esdeque hay que convencerlos de X!"

No, no mamen. El con-vencimiento es una tarea bastarda, primero.

Luego, si el sujeto del esfuerzo es un pendejo (altamente probable en la medida de que aquello de lo que debe ser convencido es evidente) la tarea es tiempo perdido.

Aprender que nadie necesita ser con-vencido, es el primer paso para aprender a cerner lo que se publica en RRSS.

Si no se aprende, ahí andan luego otorgándole interlocución a pobres pendejos sin remedio, o jalamarcas prepago, y pues no mamen.

El saber siempre es propio. Y como tal, es muy difícil transmitirlo.

Se puede, eso sí, apuntar en cierta dirección, o presentar datos, o esbozar algún modelo, pero hasta que el otro no le hinque el diente con total convicción, no tendrá saber, ni lo dicho le será útil.

Hay que dejar que el otro recorra su parte del camino: si es capaz, va a comprender no sólo el tema sino el planteamiento; si no lo es, tal vez se frustre y haga berrinche, pero de ahí no pasa: pendejos nerviosos es lo que sobra en esta tierra.

"Esdeque porqué no me quieres decir/explicar/convencer?!"

Porque no te conviene a ti, y a mí no me es útil, ni grato. Está fácil, no?

El que puede aprender, comprende hasta las negativas; el que no puede, generalmente es un marrano exigiendo ser maquillado. Hueva.

Tuve en la prepa un maestro que me pareció muy ingrato prácticamente todo el semestre; se llamaba Ernesto, e impartía la clase de "Lógica".

Dios sabe que era difícil apreciarlo: la mente le iba a mil por hora, y eso lo tornaba irascible y presuroso.

Luego de explicar algún concepto, se negaba a abundar en la explicación si antes no le dabas algo para que trabajara sobre ello; exigía de ti una demostración clara de que ya te habías esforzado por comprender, que le mostrara por dónde podía desarrollar la idea.

"Piénsele, piénsele: que no le digan", era su respuesta cuando pedías más información sin haber siquiera mordisqueado la primera idea.

Y ni pedo: a pensarle más. A veces salía a toda madre, y a veces no, pero siempre servía.

Cuando le caché el planteamiento al profesor, se me facilitó medianamente trabajar en su clase, y la frustración bajó.

Hacia el final del semestre, cuando se preparaba el examen final, anunció que yo estaría exento de presentarlo, aunque mi promedio no alcanzaba para ello.

En aquel colegio se requería un promedio igual o superior a 9 para exentar el examen final, y nadie lo alcanzó en su materia, pero yo quedé más cerca y me dio ese benefcio. Un par de compañeras se inconformaron y se armó un pedote con la dirección y el maestro.

Mi papá me dijo que me quitara de mamadas y presentara el examen, así que el día marcado fui, pero el profesor no me lo permitió; le dije que qué pedo con la dirección, y me acompañó en ese momento, se peleó con todos, y finalmente se me permitió no presentarlo.

Al salir, el profesor Ernesto me dijo: "A ver: usted no dude cuando ya no haya motivo de duda; mi curso es para que usted aprenda a dudar hasta el punto en que ya no haya duda, y ya luego pueda pasar a otra cosa. Entendió?"

Todo agüitadillo le dije que sí, y me fui al billar.

Aprendí así que el saber siempre es propio; que cuesta; que si alguien, creyendo hacerte un bien, trata de aligerarte la carga, en realidad te arruina.

Por eso no maquillo marranos en circunstancia alguna: hace casi 30 años se que es un acto fútil. Una disculpota si eso molesta.