Thread by @hectoralexx

El 8 de marzo hizo que algunos conservadores ultramontanos de pronto se tornaran feministas ultra-contestatarios.

No es cosa nueva.

Aquí un breve recuento del izquierdismo súbito de las derechas mexicanas a partir de 2018.

(Hilo)

En 2018 se inventó la farsa absurda de que AMLO "había pactado con Gordillo".

Sin entender la fragmentación del gordillismo, ni ahondar las aristas del sindicato de maestros, se asumió la falsedad de que el tabasqueño "se alió con la maestra".

Eso tornó en justicieros a las derechas, y olvidaron los acuerdos probados entre Gordillo y los presidentes previos (hasta el conflicto de ella y Peña).

Basados en que AMLO la llamó "chivo expiatorio", asumieron que "pactaron" y de pronto se volvieron izquierdismo sindical.

Que AMLO haya nombrado a Bartlett director de CFE hizo que tanto PRI y PAN de pronto aceptaran lo que Salinas, Diego, H. Álvarez, Barrio y todos negaron: el fraude de 1988.

Cardenistas tardíos, con 30 años de retraso recriminan a Bartlett un fraude del que fueron beneficiarios.

En septiembre de 2018, AMLO llamó, erróneamente, "corazoncito" a una reportera.

Entonces, los que solían llamar "lavadoras de dos patas", "viejerío", "cueras" a las mujeres de pronto descubrieron que en verdad eran feministas de clóset y criticaron a AMLO por sexista.

En octubre de 2018, AMLO asistió a la boda de su colaborador César Yáñez, quien se casó con una prominente empresaria.

Las derechas hicieron un escandalazo porque "cómo se atreve López" a asistir a un ceremonia de ese calado.

En el fondo, sus quejas eran una increpación clasista que le negaba a un "naco" la posibilidad de ir a una fiesta así.

Pero ellos rezongaron que en realidad defendían "austeridad republicana".

(Aunque en ese momento AMLO aún ni era presidente, démosles el beneficio de la duda)

En septiembre de 2018, tras un ataque de porros de la UNAM a estudiantes, la opinocracia y politicastros condenaron el hecho y responsabilizaron a AMLO... que todavía ni gobernaba.

El condorito salinista Pablo Hiriart expuso que era "un plan de Morena para adueñarse de la UNAM".

Quedaron olvidados los vínculos porriles de Beatriz Paredes, Fdez. de Cevallos, L. Pazos, Reyes Tamez, las juventudes del PRI y la ultraderecha del PAN.

Ahora ese problema se achacó a AMLO y sus adversarios asumieron una clásica proclama izquierdista: "Fuera porros de la UNAM".

En enero de 2019, cuando inició el combate al huachicol, de pronto el PRIAN se tornó en férreo defensor de la soberanía petrolera.

Atrás quedó 2008 cuando Calderón quería privatizar todo, y cuando su gobierno entregó planos clave de los ductos al crimen organizado...

... de pronto todos se tornaron en progresistas del siglo XXI y clamaron por la recuperación inmediata de Pemex, su estructura distribuidora de combustible y su producción histórica en pos de ser palanca de desarrollo.

¡Tal como la izquierda nacionalista lo ha hecho por décadas!

En 2020, ante la pandemia de Covid 19, obviando los hospitales no terminados por José Narro, Calderón y otros prominentes miembros del PRI y el PAN, ahora sí estos partidos exigieron lo que en el pasado desdeñaron a propósito: un sistema de salud público eficiente.

Ni qué decir de la Guardia Nacional. Los otrora militaristas calderonistas, los defensores de las "bajas enemigas"; los "daños colaterales"; los retenes y demás, se volvieron enemigos de su pasado reciente.

(Obviando las diferencias de la GN con la narcopolítica de Calderón)

Hoy, ante los feminismos movilizados de 2021, los misóginos grotescos de antaño, los anti-abortistas, los violentadores de Atenco, de Ernestina Ascencio, de Lydia Cacho, los homofóbicos y demás, se volvieron aliados súbitos e implacables de la lucha de las mujeres.

Vamos a dejar de lado la serie de mentiras grotescas con las que se evalúa a AMLO al imputarle el porrismo, la militarización, el dispendio antirrepublicano y etcétera.

Pensemos en que más allá de los hechos, su gobierno ha modificado el discurso de muchos opositores.

Gente que antes era una horda de conservadores ultramontanos, precursores de elitismo, misoginia e ideas momificadas... hoy siguen siéndolo sin duda.

Pero ya al menos simulan cambiar de discurso y adoptan las tesis históricas de las izquierdas.

Quizá eso explique un poco lo que periodistas como Álvaro Delgado o intelectuales como Rodríguez Araujo o S. Loaeza han dicho en sus investigaciones periodísticas o académicas:

En México las derechas casi nunca asumen ser de derecha.

Sus propias ideas parecen darles vergüenza.

Y el súbito discurso de izquierdismo oportunista de la oposición a AMLO quizá nos revela la razón:

Antes de 2018 nos gobernó una derecha híper corrupta, autoritaria, cerril y vergonzante, que satanizó causas que hoy defiende para ver si así recupera un poco de presencia pública.

Lo que esa derecha olvida es que la memoria suele ser virtud de las izquierdas.

Y hasta desdeñosamente la suelen calificar de "resentimiento".

Hoy apuestan al olvido para hacer creer que son vanguardia, cuando en realidad sólo son o hipócritas u oportunistas. O las dos.