“La Covid ha envalentonado a nuestros censores modernos”
por Tom Slater
“Esta semana, representantes de Facebook y Twitter han comparecido ante el Parlamento (Británico) para hablar de la censura de sus empresas en los debates sobre Covid.”
“Se plantearon dos casos especialmente pertinentes, aunque hay muchos más.
El primero fue una declaración de Martin Kulldorff, profesor de la Facultad de Medicina de Harvard y uno de los principales autores de la Declaración de Great Barrington contra el bloqueo.
Su tuit del mes pasado, en el que sugería que no era necesario vacunar a todo el mundo, sobre todo a los que ya habían sido infectados, fue calificado de "engañoso" por Twitter.
Los tuiteros no pudieron interactuar con él y se les indicó que "las autoridades sanitarias recomiendan la vacuna para la mayoría de las personas".
Asimismo, en noviembre, Facebook calificó de "información falsa" un artículo de Spectator sobre la eficacia de las mascarillas, escrito por Carl Heneghan y Tom Jefferson, del Centro de Medicina Basada en la Evidencia de la Universidad de Oxford.
Aquí tenemos a dos gigantes de las redes sociales interviniendo efectivamente en el debate científico. Kulldorff, Heneghan y Jefferson no son teóricos de la conspiración ni fanfarrones que se meten en asuntos que no entienden.
Son científicos y médicos disidentes que ocupan puestos en instituciones estimadas. ¿En qué se basan para declarar nulos sus argumentos en Facebook o Twitter? Las respuestas dadas a los parlamentarios fueron escalofriantes.
Katy Minshall, jefa de políticas públicas del Reino Unido en Twitter, dijo esencialmente que cualquier cosa que contradiga la orientación oficial de las autoridades de salud pública es considerada engañosa por la plataforma. Dijo a la comisión:
“Lo que queremos hacer es que, cuando la gente vea el tuit [de Kulldorff], les dirijamos rápidamente a fuentes de información autorizadas, como los CDC, el NHS o el Departamento de Salud, para que puedan ver cuál es la orientación oficial y tomar su propia decisión.”
El comentario de la Sra. Minshall es, irónicamente, engañoso: Twitter no está invitando a la gente a "tomar sus propias decisiones", sino que está etiquetando declaraciones como incorrectas y prohibiendo a los usuarios interactuar con ella.
Teniendo en cuenta que las autoridades de salud pública de todo el mundo se han equivocado en muchas cosas durante esta pandemia -el año pasado por estas fechas las autoridades sanitarias del Reino Unido aconsejaban no usar máscaras…-, esto parece una norma dudosa.
Más tarde, el representante de Facebook dijo… que un ejército de verificadores de hechos, la mayoría de los cuales no han tenido ninguna formación médica o científica, esencialmente tienen la última palabra sobre lo que se considera o no "falso" en la mayor red social del mundo
Esto es un desastre para la libertad de expresión. Estos gigantes corporativos son esencialmente los dueños de la plaza pública moderna.
Además, en un momento en el que se pide a los ciudadanos que soporten restricciones sin precedentes en el resto de sus libertades, la libertad de expresión no debe verse comprometida…
En tiempos de crisis, la libertad de expresión importa más, no menos.
Y, sin embargo, las grandes empresas tecnológicas sacaron de la pandemia precisamente el mensaje contrario. La Covid se convirtió en un pretexto con el que ha estrechado aún más su control.”
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La Práctica de la difamación ritual,
por Laird Wilcox:
Difamación ritual es la destrucción, o intento de destrucción, de la reputación, estatus o carácter de una persona o grupo de personas por medio de lenguaje o publicaciones injustas.
El elemento central de la difamación es la retaliación por las actitudes, opiniones o creencias, reales o imaginarias, de la víctima con la intención de silenciar o neutralizar su influencia y de que sirva de ejemplo a los demás para evitar que violen determinados tabús.
Es ritual porque sigue un patrón predecible y estereotipado que liga una serie de elementos como en un ritual. Los elementos de la Difamación Ritual, según Laird Wilcox son estos:
Este artículo hace una revisión de los hallazgos de psicología social que Kahneman compendia en su libro “Pensar Rápido, Pensar Despacio”. La principal conclusión es que la base empírica de las afirmaciones de “Pensar Rápido, Pensar Despacio” es poco fiable.
“En conclusión, Daniel Kahneman es un distinguido psicólogo que ha hecho valiosas contribuciones al estudio de la toma de decisiones humanas… Sin embargo, sus reflexiones se basan en una literatura científica con fundamentos poco sólidos.
Como todo el mundo en 2011, Kahneman confiaba en que los estudios individuales eran sólidos y replicables porque presentaban un resultado estadísticamente significativo. En retrospectiva, está claro que no es así.
La Ley de Jante (danés: Janteloven; sueco: Jantelagen) es una ley ficticia creada por el autor danés/noruego Aksel Sandemose en su novela Un refugiado sobre sus límites (1933)
Esta Ley de Jante se entiende como un patrón de comportamiento de grupo dentro de las comunidades escandinavas donde se piensa más en el propio grupo o colectivo que en la individualidad, retratando negativamente la vanidad, creerse superior, el éxito y logro personal.
A los que violan esta norma no escrita se les mira con cierta hostilidad y se considera que van en contra del deseo escandinavo de conseguir una igualdad y justicia social entendida como una igualdad total.
“Entre los estudios que midieron la perpetración de VPI física en el último año, la prevalencia global fue mayor entre los hombres que entre las mujeres (26% y 20% respectivamente).”
“Las prevalencias globales de perpetración de VPI grave fueron similares entre hombres y mujeres en el metanálisis (8,0% entre los hombres y 7,0% entre las mujeres)”.
La brecha sexual en el apoyo a la censura:
“Las mujeres son más partidarias de la censura y evalúan la libertad de expresión como menos importante que los hombres.”
“En todas las décadas, temas y estudios, las mujeres son más censoras que los hombres.
En comparación con los hombres, las mujeres apoyan más la censura de diversos tipos de contenidos sexuales y violentos y de contenidos percibidos como odiosos u ofensivos para las minorías.
“Si bien hoy no quemamos brujas en la hoguera y no ejecutamos a nadie, no cabe duda de que un nuevo puritanismo, esta vez originado en la izquierda intelectual, ha descendido sobre Occidente causando un daño considerable.
Vivimos en la era de lo que se ha pasado a llamar “corrección política”, la cual podría definirse como una práctica cultural que busca la destrucción reputaciones, la censura e incluso la sanción penal de aquellas personas o instituciones
que no adhieran, desafíen o ignoren una ideología identitaria que promueva la supuesta liberación de grupos considerados víctimas del opresivo orden social occidental.