Buenas noches. Casi a tiempo arrancamos con el #Tweetmarillion de hoy; nada más y nada menos que el número 100.
Espero puedan acompañarme junto a la @STolkiendiliMex .
El hilo que haré hoy será digamos que peculiar, por aquello de que estamos celebrando. No trataré temas del legendarium de Tolkien, ni tampoco curiosidades de su vida y obra. Espero, con todo, que siga siendo de su interés.
Bueno, en el hilo de hoy hablaré un poquito de mí. 😰
Un poquito es un decir... estuve tomando notas en la semana, y me di cuenta con bastante horror que había llenado unas diez páginas... así que en los últimos tres días me he dado a la tarea de cortar, omitir y resumir.
Igual la maldita cosa está larga, pero...
...si de casualidad se hace muy tarde, por única ocasión terminaré mañana. No quisiera tener que dividir este hilo en dos partes. ^^
Cualquier pregunta, comentario o aportación, que mucho agradeceré, por favor pónganmelo en un reply con el HT #Tweetmarillion . ¡Seguramente tendremos mucho que platicar y compartir! Por lo mismo, les pido paciencia si me tardo un día o dos tal vez. ^^'
Este hilo, que he titulado "Entre el fandom y la academia", viene también con un poquito de música. Ochentera en su mayoría, bear with me.

Si gustan pueden ponerla a manera de soundtrack. ^^'
Empecemos.

Me enteré de la existencia de El Señor de los Anillos cuando tenía unos siete años de edad. No lo leí sino hasta los 14, pero ya ven lo que dicen sobre que la infancia es destino. Conste que no lo sabía entonces. Como sea, la cosa es que me enamoré profundamente del libro...
...del autor, del mundo, de alguno que otro de los personajes. ¿Pondré a continuación otro dicho común, que el resto es historia?
Algo así, pero esa historia es justo lo que traigo. Por esta vez limitando las anécdotas, graciosas o tristes, que suelo repetir cuando lo hago; voy a centrarme, como el título lo dice, en fandom y academia. Y de paso un poquito de la historia del #Tweetmarillion. ^^'
No soy boomer, no soy millenial; soy orgullosamente Generación X (cuando éramos la última lo odiaba), así que antes que otra quisiera ubicar sobre todo a mis lectores más jóvenes en lo que significaba en los viejos tiempos ser parte de lo que después conoceríamos como fandom.
Vivía en una ciudad más o menos pequeña, Zacatecas, pero me movía entre ella y Guadalajara (actualmente resido en la zona conurbada de Zapopan), que fue donde mi mamá me compró los tres libros de ESDLA...
...Mis alumnos no me creen que fuera de la capital mexicana solamente teníamos tres canales de televisión nacionales (uno, el de gobierno) y TAL VEZ algún local o independiente que se colgara de las emisoras en uso. Como quien dice, todos veíamos y estábamos al tanto de lo mismo.
No había redes sociales, todavía no teníamos correo electrónico; si uno era por vocación ostracista, como una servidora, y fan de alguna cosa rara, por ejemplo un libro que apenas podías explicar de qué trataba, estaba condenado a la soledad.
Corríjanme si me equivoco, porque lo he visto en otras personas: cuando encuentras algo que te gusta mucho, primero quieres guardártelo para ti solo. Más adelante, te consumen las ganas de compartirlo, deseas hablar con todos del tesoro de tu corazón. ¿Me ocurrió? Sí.
Cuando todavía iba a medias con ESDLA, me dio por sentarme en las escaleras a la salida de la escuela una vez terminadas las clases, y una media hora antes de partir para nuestras casas me hacía rodear pequeño corro (casi todas niñas, de todos los grados...
...inclusive las que iban ya a la preparatoria) para platicarles la historia. Me encantaba ver sus caras de expectación y sorpresa, y disfrutaba dejar la trama en cliffhanger; todo el mundo protestaba y yo les prometía que continuaríamos el día siguiente.
No había manera, todavía no, de conseguir un ejemplar de ESDLA en Zacatecas, y si mis compañeros querían enterarse de qué ocurriría con Frodo y sus amigos tendrían que recurrir a mí a la fuerza, así que por primera vez la tímida yo empezó a ganar algo de influencia.
Empecé a perder público a la altura de El Concilio de Elrond, pero para entonces ya estaba preparándome para el siguiente paso: arrastrar a alguien más a la Tierra Media. La elegida fue mi mejor amiga, I.
I y yo nos juntábamos a jugar videojuegos de consola e intercambiábamos lecturas (ella era más de comics y yo de novelas). Ella tenía la mala costumbre de morder los libros cuando ocurrían en ellos cosas que no le gustaban. Me pasó por ejemplo su Sandokan de Salgari...
...cruzado de portada a contraportada por un gran mordisco porque la historia se quedaba a medias. Yo le presté mi Crónicas Marcianas con la advertencia de que no quería nada de eso (aun así me lo devolvió con marcas de dientes pequeñas y discretísimas en el capítulo Usher II).
Y le pedí que se aguantara el hábito cuando le pasé mi mayor tesoro: ESDLA. Se lo devoró, aunque bueno, no literal.
Y así tuve por fin con quién platicar, y vaya que de todo hubo ahí. Estaba eso de recitar pasajes favoritos. Y la lloradera que dimos en varias ocasiones (yo nunca me creí lo de Gandalf; ella sí)...
...nuestros diversos crushes en la historia (a I le gustaba Aragorn pero me recortaba corazones de papel lustre rosa y les escribía con letra muy bonita “F y L”, por aquello de “Frodo y Laura”; no tuve empacho en contarle mi vergonzoso enamoramiento de un personaje de ficción)...
...y las discusiones sobre los misterios y preguntas que nos dejaba el final (la edición que conseguí no tenía los apéndices y no sabíamos de más material, salvo que había otro libro por ahí llamado El Hobbit). No había mucho más por hacer.
Adivinen: un único ejemplar de El Hobbit apareció en una librería muy pequeñita y aislada ahora sí en Zacatecas. Me lo compré en vísperas de un examen muy difícil de matemáticas y mis amigas (I y otra más) las pasaron negras para ponerlo fuera de mi alcance mientras estudiábamos.
La lectura de El Hobbit me costó un poquito más la de ESDLA. Descubrí que una forma de aligerármela era armarle un soundtrack, es decir, imaginarme o reproducir en algún aparato música apropiada para la lectura. Al mismo tiempo me di cuenta de que a este libro en particular...
...me gustaba aplicarle algo que solía hacer con casi cada historia y hasta artículos que caían en mis manos: imaginar cómo sería la versión audiovisual. A El Hobbit le quedaba bien casi toda la suite de Peer Gynt.
Vamos, imaginen la entrada y los créditos en una pantalla con esto. 😜

Me volvió tan loca la idea de soundtracks y pantallas que en mi siguiente relectura de ESDLA lo apliqué también. Empecé a visualizar escenas y diálogos. Ajá, a imaginarme una adaptación.

Esto fue lo que usé con ESDLA. Les advierto; NO lo pongan. 😳

De la existencia de El Silmarillion me enteré por un programa en el canal de gobierno que se llamaba Forjadores de Nuestra Historia y era como de trivia sobre historia de México, mi otro interés de la infancia. Podías participar (siempre y cuando vivieras en la capital, claro)...
...y los premios para los ganadores eran lotes de libros, entre los cuales había CUANDO MENOS uno de Tolkien. La cámara pasaba muy rápido sobre la apetitosa hilera, y sin pausa o repetición automática no había sino que leer lo más rápido posible los títulos. “El Si—¿qué?”.
(Por desgracia, tuve que esperar a terminar la preparatoria para poder por fin leer El Silmarillion, pero ya hablaremos después de eso).
Cuando estuve en la prepa, en las escuelas mexicanas comenzaba a haber computadoras con bases de datos y acceso a internet, que no era para nada como lo conocemos ahora. Y en ello había algo maravilloso: foros de texto. Un amigo bastante avispado en la computación...
...me metió a uno de ellos y empecé a leer, por primera vez y con ojos de maravilla, que había en el mundo personas que estaban tan clavadas en Tolkien como yo.
Había un poco de todo: había quienes publicaban letras cambiadas de canciones populares, quienes lanzaban preguntas...
...al estilo de "quién es Tom Bombadil"... y la mayor parte del tiempo, cosas parecidas a cuando alguien publicó un mensaje de felicitación por el cumpleaños de Frodo y Bilbo un 22 de septiembre y recibió un centenar de respuestas que discutían que...
...según el desfase del calendario de la Comarca, esa fecha no sería NUESTRO 22 de septiembre sino tal y tal y tal... páginas y páginas de lo mismo. Páginas porque mi amigo aprovechaba la impresora de la escuela para darme copia del material. ^^’
Todo en inglés (en México es relativamente común que un estudiante de preparatoria o secundaria tenga al menos rudimentos del idioma), no demasiado difícil, igual que el RPG de texto sobre El Hobbit que este mismo amigo me mostró en una computadora. 😱
Yo más o menos me movía con el idioma, pero decidí ponerme a estudiarlo con todas mis ganas cuando un señor pasó frente a mí en el centro de Zacatecas con un ejemplarito llamado The Tolkien Reader (sí, lo detuve a media calle para que me mostrara la maravilla). ^^'
Le pedí a mi tía de California que me enviara por favor The Tolkien Reader, y ella me mandó además The Lord of the Rings y The Silmarillion, todo en rústica de Ballantine. De verdad no cabía en mí de gusto.
Leer a Tolkien en el original fue como si me hubieran levantado un segundo párpado de los ojos, uno que no sabía que tenía, y empezara a ver el mundo de otra manera. No exagero. ^^
No tuve en la prepa la oportunidad de formar clubes (aunque participé con mis amigas en uno, exterior, en la biblioteca municipal); fueron tiempos muy difíciles, entre otras cosas, porque mi amiga I. se mudó a otro estado...
...y por cerca de veinte años sólo nos vimos unas tres o cuatro ocasiones. 😢 ESDLA fue por entonces más mi tabla de salvación y motivo de consuelo que objeto de estudio o de análisis o siquiera de entretenimiento.
Una vez pasado lo peor, quería leer más de Tolkien, y después SOBRE Tolkien; el primer libro de éstos que obtuve fue la biografía/ensayo descarrilado de Katharyn F. Crabbe (hey, escribí bien su nombre). Ahí me enteré de la existencia de la TCBS. 💖
Con una tonelada de paciencia y un diccionario viejito que había sido de mi mamá me abrí paso por On Fairy Stories, y me atreví a traducir por mi cuenta un par de poemas de Las Aventuras de Tom Bombadil; todo este material lo incluía The Tolkien Reader.
Un poquito después, descubrí la Feria del Libro de Guadalajara, y ahí la pequeña distribuidora de Minotauro, Aconcagua; y empecé a llenar las estanterías: la biografía de Carpenter, los Cuentos Inconclusos... más adelante la Historia de la Tierra Media...
...hasta que, como les conté en el hilo dedicado a Christopher Tolkien, me acobardé. ^^'
Un día, un profesor que también estaba en el club de lectura de la biblioteca municipal me propuso dar una conferencia. Sobre Tolkien. Para una audiencia de unas sesenta personas, la mayoría alumnos y profesores de una escuela secundaria. 😳
El objetivo era que se animaran a la lectura de lo que fuera (¿y qué mejor que Tolkien?). Ok, yo tenía entonces 17, ningún acceso a bibliografía especializada y ni la más mínima idea de cómo dar una conferencia, salvo lo básico que nos habían dado en clase de comunicación. 😳
Preparé algo de material, me presenté... y no me pregunten qué carambas hice, pero me pidieron repetir la charla otras tres veces en sendas escuelas. ^^
¿Suena demasiado bonito? Sí, sí lo fue, pero antes de que pensemos que todo era alegría y felicidad, en la conferencia inicial tuve el primero de varios tropezones similares que iban a caerme a lo largo de los años.
La directora de la secundaria me entrevistó. Quería saber cuál era el género de esa extraña obra de la que iba a hablar a los alumnos.
Yo: Uhhhh... ¿fantasía?
Ella: No. Solamente hay tres géneros literarios: épico, lírico y dramático. ¿A cuál pertenece la obra que vas a exponer?
Yo: ...😰
Ella (al profesor que me recomendaba): Nuestros alumnos podrían quedar confundidos. 🧐

Nop, eso de los tres géneros clásicos no lo vi en la secundaria ni en la prepa (de verdad NO quieren saber de las clases de literatura que tuve en la prepa). 😔
Y eso era darse por enterado de algo: Puedes leer un libro y entusiasmarte con él y platicar con tus amigos, pero si vas a hablar de él con SERIEDAD necesitas utilizar otra clase de lenguaje. Y, eso lo aprendería más adelante, a la mala.
En ese entonces, dado el éxito de mis pequeñas conferencias, no le presté demasiada atención y me dediqué a sentirme bien conmigo misma. Ya me arrepentiría.
Para estudiar la Universidad, me mudé a Guadalajara. Aunque ya me había resignado a estudiar Letras, lo más parecido a mis intereses, la suerte me llevó a la escuela de Lingüística de la UAG. Porque ahí estaba. Y porque tenía materias como sociolingüística y filología.
Puesto que un par de años atrás se me había metido en la cabeza armar una planificada imitación de Tolkien con mi vida, quedaba perfecto. La carrera no estuvo fácil y al menos en dos ocasiones estuve a punto de desertar, pero me gradué y todo muy bien. Con Tolkien por delante. ^^
Mi propuesta de tesis fue sobre él y lo hice tanto por amor como por pereza; porque ya me había leído de antemano casi toda la bibliografía que necesitaba, je, je.
(Nota: no me pidan por favor que les muestre ese horrendo material; la respuesta sería un rotundo NO).
Mientras estaba en la universidad, me hice de un grupo de amigos de intereses similares, no precisamente como los Inklings. No todos eran tan fans de Tolkien como yo pero nos gustaban más o menos las mismas cosas en literatura, cine, videojuegos.
También nos juntábamos a jugar rol, en el que una servidora no veía más objetivo a largo plazo que crear historias. Por un tiempo, me sentí no sólo orgullosa de mi grupo, sino además respaldada y protegida. ^^
Tras un par de empleos intermedios, me dieron mi cátedra en la Universidad, la de lengua y literatura inglesas, yeiiii. Tenía 24 años (algunos de mis alumnos eran mayores que yo), así que por parte de mi camino de “imitación”, íbamos más o menos bien.
Me faltaba casarme (salía con este muchacho que me recordaba al Frodo que había soñado de chiquita tras leer un artículo sobre la película de Bakshi) y comenzar a hacer algo de worldbuilding propio...
...(con algo contaba ya, aunque mi propio mundo fantástico inventado siempre tuvo más de Poughkeepsie que de Elfland). Lo primero no me apetecía la verdad; lo segundo nomás no terminaba de cuajar. Pero entonces descubrí que algo más que la mera imitación me llamaba.
La vida universitaria me había gustado tanto, que no tenía la menor gana de abandonarla. Esperaba hacerme en ella un lugarcito fijo, como un nicho, para con el tiempo llevar desde ahí a cabo mis propios y maquiavélicos planes. ¿En qué consistían éstos?...
Para variar, en meter a Tolkien hasta el más mínimo rincón. Comencé por colar el poema “Cat” junto a versos de Ogden Nash y Dorothy Parker en el programa heredado por mi profe favorito, bajo el tema de “Light Verse”. Sería sólo el principio. Después fueron más textos.
Finalmente, un bonito mapa de la Tierra Media en la Tercera Edad en la pared de mi oficina me anunciaba como disponible y más que dispuesta para conversaciones al respecto. Sí, varias hubo. Prácticamente todos mis alumnos que estuvieron en ellas son ahora mis amigos. ^^
En los ratos libres, entraba a algo llamado BBS, Bulletin Boarding System, que era nuestro equivalente más cercano a redes sociales de entonces. Adopté ahí el nombre “Aisling”, que conjuntaba la cultura irlandesa, que amo tantísimo...
...con mi personaje favorito de El Señor de los Anillos; Aisling es un nombre (moderno) para niña que significa “sueño, visión”. Es por consiguiente el equivalente exacto del nombre original de Gandalf, Olórin.
El nick me daba pretextos de conversación para mi tema preferido.
Por aquellos tiempos entré en contacto también con la recién formada @STolkiendiliMex , pero de eso les contaré, sólo un poquito, más adelante.
Tiempo después, malas noticias: mi jefa, la entonces directora de la escuela de Lingüística, me llamó para advertirme que me cuidara de exhibir demasiado mis “preferencias”. En la universidad, católica según eso, había comenzado una cacería de brujas.
Ciertos libros habían sido expulsados de la biblioteca general (ESDLA nunca estuvo, al menos durante mi tiempo allá) por su contenido de “imágenes satánicas” como dragones, magos y similares (la reciente fama que estaba adquiriendo Harry Potter en México no ayudó para nada).
Y había rumores de profesores que andaban metidos en prácticas esotéricas malignas como... ¿jugar rol?, al más puro estilo del comic Dark Dungeons de Jack Chick, del que tal vez habrán oído hablar alguna vez.

Tengan, diviértanse. ^^'

chick.com/products/tract…
(Si pueden ver la simpatiquísima película basada en el comic que hicieron algunos fans con el consentimiento del autor, que nunca se dio cuenta de que lo estaban parodiando, no se la pierdan. Aquí el teaser. Incluye quemas de ESDLA y Narnia). 😈

¿Qué tan grave era? Bueno, para que se den una idea, sí hubo despidos, una amiga entre ellos. Con mi empleo en peligro y esa lección amarguísma, tuve que volverme en efecto más discreta.
No retiré el mapa de la Tierra Media de mi oficina ni tampoco mis posters de Chrono Trigger y Secret of Mana, ni tampoco los poemas de Tolkien del programa, pero los disimulé, todo, con objetos más serios.
¿Quién vino a salvarnos? Nada más y nada menos que Peter Jackson. El mismo. Porque cuando salió al cine La Comunidad del Anillo, la situación cambió para los que éramos fans. A algunos nos gustó, a otros no, pero las cosas no volverían a ser iguales. Y la escuela se preocupó.
Un día me llamó la directora. Al parecer había llegado el momento tan temido: se había comunicado con ella una de las ALTAS AUTORIDADES. Que si era cierto que la profesora tal estaba metida en El Señor de los Anillos. Que la ALTA AUTORIDAD quería tener una conversación con ella.
La directora toda nerviosa me aconsejó: “Tú sólo dile que no sabes nada, que no sabes nada”. Y pues con la frente en alto fui al matadero. A ofrendar la vida (bueno, el estilo de vida) por los ideales. Brrrrr...
Bueno, la ALTA AUTORIDAD en cuestión resultó ser fan de Tolkien y estar en contacto con académicos de universidades argentinas, como el doctor Jorge Ferro, que traían a Tolkien y a Chesterton por todas partes. Me preguntó si sabía yo que Tolkien era católico. Sí, claro que sí.
Que los alumnos, que de seguro tendrían su primer contacto con la obra por medio de las películas, necesitaban enterarse de eso, y de más cosas. Muy bien, señor; dígame, ¿qué necesita que yo haga? Que les hable a los muchachos de El Señor de los Anillos.
(Música).
Salí flotando. Frente a mí se abría la libertad; ya no tener que esconder lo que me gustaba y además preparar series y más series de conferencias al respecto. Si cuando menos un diez por ciento de los estudiantes que asistían a mis charlas sobre Tolkien...
...(secreto tramposo: eran obligatorias para algunas de las carreras, mwajaja 😈) terminaba con ganas de leer El Señor de los Anillos, yo sería muy feliz. ^^
Muy poco después, cuando grupos y más grupos de académicos argentinos llegaron como visitantes a la universidad a dar cursos para profesores y para público en general, hubo más razones de felicidad. Al doctor Ferro, que es un amor, nos lo anunciaron como experto en Tolkien...
...y mi directora, antes tan medrosa al respecto, dijo muy ufana: “¿Y eso qué? Nosotros también tenemos a una”. Su orgullo me hacía mucho bien. Me encantaba la idea de ser llamada al mismo tiempo académica y experta...
...y de mezclarme de igual a igual con los inefables profesores de letras y filosofía (los del resto de las carreras siempre fuimos más o menos normalitos) en los seminarios que estos profesores visitantes impartían.
Ah, y sonreír para mis adentros cuando el doctor Ferro le hacía a la audiencia preguntas como “¿recuerdan cuál es la frase con la que Aulë desarma a Ilúvatar?” y estar casi segura que los profes a mi alrededor asentían nomás porque sí. ^^'
Cuando se les hacía una pregunta directa, la respondían con una vaguedad rebozada de términos especializados. Con un deleite punto menos que perverso descubrí que El Señor de los Anillos se había convertido en un clásico... ¡la gente comenzaba a fingir que ya lo había leído!
La burbuja, al menos dentro de la universidad, se me reventaba apenas partían los académicos argentinos. Ahí los profesores colegas de letras y filosofía podían dejar de fingir. Yo no era como ellos. 😰
Porque para ser un verdadero académico había que vestirse como académico, y, lo más importante, hablar como uno. Yo, una persona de mezclilla con lenguaje más bien ordinario, definitivamente no cabía en el molde, y estaría mintiendo si contara que eso me daba igual.
No me agradaba el llamado “lenguaje académico”. Al menos por lo que había visto con mis colegas, me parecía mucho cosa de complicar lo sencillo, o decir tonterías de una manera rebuscada. Ahí está el caso de Moby Dick...
... por el tiempo cuando los alumnos de letras estudiaban la novela. El profesor resumió su análisis en que la obra trataba sobre la lucha entre el hombre y la naturaleza. Les dije a los alumnos que me parecía demasiado simple e incompleto...
...pero como mi colega tenía varios títulos y además había dicho eso mismo de una manera harto elaborada, nadie lo iba a cuestionar. A mí no me gustaba esa clase de simplificación. Me gustó todavía menos cuando se la aplicaron a Tolkien...
...sobre todo académicos que, sospechaba, no le habían leído más de un par de páginas. Pero la clave de todo era el lenguaje. Y mucho de las formas. La gente no cuestiona lo que no entiende, porque nos han enseñado a sentirnos tontos por preguntar. Error de errores.
Estuve acumulando y acumulando montones de libros y trabajos sobre Tolkien, algunos más serios y académicos que otros, que eran reeditados o publicados por las ventas que prometían las películas.
El dólar estaba muy barato y yo acababa de conocer las delicias de pedir libros por páginas como Amazon y Powells Books. Mi biblioteca exclusivamente tolkieniana comenzó a hincharse.
¿Un efecto negativo de las películas en nuestro mundo real? Lo que terminé por bautizar como “el ataque de los expertos instantáneos”. De la noche a la mañana, empezaron a surgir hasta por debajo de las piedras académicos e intelectuales que...
...o bien acababan de descubrir a Tolkien, o bien habían decidido dejar de despreciarlo debido a la popularidad del trabajo de Jackson, y ahora estaban listos para darnos cátedra al resto de pobres, ignorantes mortales, que no sabíamos NADA.
Al gozo que, por supuesto, venía con ver a nuestra afición “privada” convirtiéndose en asunto de conversaciones diarias (¡todo el mundo sabe lo que es un hobbit! ¿No es una maravilla?), no dejaba de resultar molesto...
...en especial cuando algún listillo empezaba a comparar a Stalin con Sauron como si hubiera descubierto un hilo de plata o salía con análisis similares al que les conté de Moby Dick. Daban ganas de no “dejarlos pasar”. Ajá, aún no era frecuente el término "gatekeeping".
Por fortuna, las molestias empezaron a desaparecer por sí mismas pocos años después: siempre terminaba por distinguirse el académico o fan amoroso del oportunista. ^^'
En mi propio caso, mi famita de “experta” tuvo cierto resuene por algunos lugares. Ya fuera de la escuela, me invitaron a dar más conferencias en diferentes foros; francamente no me acuerdo de todas, pero una la di de hecho la víspera del estreno de la Comunidad del Anillo...
...en la Ciudad de México. Tuve pláticas con Warner y colaboré con mi amigo @Azevrec en la elaboración de un suplemento especial monográfico de la Revista Cinemanía. Se agotó en dos semanas, me dijeron, y se tuvo que reimprimir. Podríamos decir que fue mi primer best seller. ^^’
Escribí todavía más para revistas y periódicos, tuve más ponencias. La verdad es que casi todo el material que me solicitaban era del tipo “introducción a Tolkien”, y yo anhelaba que algún día me pidieran hablar o escribir de alguna OTRA cosa. ^^'
El cierre de la escuela de Lingüística me cayó como una cubeta de agua fría. Creo que fue el segundo desarraigo que más me ha dolido (el primero sin duda fue mi último despido). Dejé abandonados en mi oficina mi mapa de la Tierra Media y mi poster de Chrono Trigger...
...(idiota, idiota mil veces), junté todo lo demás, incluyendo mi espíritu, y antes de comenzar de nuevo me di una escapada al evento #Tolkien2005 organizado en Birmingham por la @TolkienSociety .
Antes de esto: como les comentaba ya había entrado en contacto con la @STolkiendiliMex hacía un tiempo. Conocí ahí gente muy linda de muchos lugares, principalmente la Ciudad de México. Algunos de los miembros se consideraban fans (fans somos todos, creo)...
...mientras que otros, un poco más dados al material serio, podrían entrar en el ramo académico. Me gustaban ambas partes y quería mantener un sano equilibrio, pero por alguna razón los académicos me consideraban más como their own.
El grupo académico hizo un pequeño apartado, y fui a dar ahí. Una de las anécdotas más graciosas que más me acuerdo es a uno de los miembros poniéndome una regañada por atreverme a fangirlear sobre un tema en una lista de correos. Que no estaba comportándome con decoro, dijo. 😅
Pero bueno, les decía que por medio de la Sociedad Tolkiendili de México entré en contacto con la Tolkien Society, y en el evento Tolkien 2005 me encontré a mucha gente que admiraba por diferentes razones; bastantes de ellos eran autores de los libros que había estado acumulando.
¿Cómo me sentí entre ellos? Muy dichosa. Aunque también tremendamente pequeña e inadecuada. El encontrarme con personas que habían estudiado a Tolkien DE VERDAD (quienes lo habían conocido incluso, o revisado sus papeles) me intimidó hasta tal punto...
...que terminé por percibirme como una polilla de ésas que se sienten atraídas por la luz entre mariposas monarca. En comunidad prefería callar y escuchar, y eso estaba bien. En no pocas ocasiones hablé o actué como idiota, sin remedio. ^^'
Me faltaban dos dedos de ALGO para encajar, pero les digo, no me importaba porque me sentía muy feliz.
En Birmingham conocí en persona a un editor de una editorial que hasta la fecha me gusta muchísimo, Walking Tree Press, me invitó a participar en una colección de ensayos que planeaba publicar.
Cuando salió mi artículo en Tolkien and Modernity (Vol. 1), como se llamó esta colección, me sentí otro poquito en las nubes, aunque nerviosa por la recepción que pudiera tener. Los primeros años no estuvo tan mal: vi mi trabajo citado, no de tan mala manera...
...en otros libros y ensayos; casi brinco al techo en hallarlo con Jane Chance, una autora que me gusta. ^^
Y entonces... zaz, otro revés. En una página sospecho que aledaña a la de Walking Tree, encontré un articulito de un profesor alemán que despedazaba los dos primeros ensayos de Tolkien and Modernity: el de la profesora Raffaella Benvenuto y el mío. 😰
¿El tema del artículo? El peligro de dejar entrar a los fans a lugares que únicamente les correspondían a los académicos. Cuando lo leí me entró una vergüenza horrible. El autor criticó entre otras cosas nuestra metodología y nuestra manera de expresarnos. 😰
Ni qué decir que aquello me hundió como una piedra en las viejas inseguridades.

Ya había dejado de importarme la ropa de mezclilla, pero me quedaba el lastre del lenguaje, y junto con él, la actitud. Podía entender, pero aunque me esforzara, no conseguía hablar académico...
...ni tampoco actuar como tal, y cuando lo hacía, me daba la impresión de estar mintiendo, o traer puesta una máscara que me sostuviera el diablo.
Me gustaba que me dijeran “académica”, pero no había dejado de ser la polilla que deseaba que otros la llamaran “mariposa”.
Tampoco me sentía del todo cómoda entre los llamados “fans”. Cualquiera me parecía mucho más divertido, ingenioso y creativo que lo que yo podría llegar a ser.
Con la idea de la polilla en mente, digamos que empecé a tejerme un grueso y seguro capullito, muy suave y cómodo, y en él ponerme a meditar e imaginar sobre todo en torno a una idea fija que me cayó después de un sueño (#AúnSueñaConAdaptarElSilmarillion ).
Y abrigar la esperanza de que algún saldría del capullo transformada en la bonita mariposa que debía ser (sí, ya sé que las polillas no funcionan así, pero uno de mis varios defectos de toda la vida es no querer pasar por la etapa “oruga” en NADA. Siempre quiero alas, aun feas).
En fin, que un día se corrió la voz en mi nueva universidad de que yo era, usemos la palabra, “tolkienista”. Ahí varios alumnos, poquitos, que conocían la obra de Tolkien o quería conocerla se me acercaron. Y de vuelta a los planes maquiavélicos.
Con el fin de arrastrar a más gente el auditorio de la escuela, organizábamos maratones nocturnos de las películas de Jackson que concluían con largas charlas extremadamente ñoñas que siempre apuntaban hacia El Silmarillion. Los mapas de la Tierra Media volvieron...
...a mis paredes de la oficina. Escribí frases en tengwar con pintura para vidrios en mis ventanas. El mismo grupito que participaba en los maratones compramos toda una hilera completa de una sala de cine para ver la @TolkienMovie . ^^
Mi capullito no desapareció; tuve que reforzarlo con alambre galvanizado, pues el mundo de afuera se estaba volviendo hostil. Para contrarrestar aquello, me dio por refugiarme en mi red social favorita, Twitter, por supuesto.
Y el montón de quejas y lamentos que no podía expresar en voz alta fueron lanzados aquí al aire. Junto con dos que tres cositas más interesantes que, por una enorme fortuna, me trajeron amigos y seguidores. ^^'
Hice un hilo de “mujeres de Tolkien” por pura diversión. El tema es mi favorito y de lo que creo conocer más. Se me ocurrió pedir un like a cambio de un perfil para un personaje femenino del legendarium de este autor, y digamos que la cosa se salió un poquito de control. ^^'
Tres meses estuve completando el hilo y quedó así. ^^
Y puesto que lo había disfrutado tanto, un día lancé al aire esto:
Por favor lean las respuestas. A todos los involucrados en esa conversación les debo haber comenzado el #Tweetmarillion . Mi eterno agradecimiento; nada de esto se hubiera logrado sin ustedes. ^^
Y bueno. He estado haciendo el #Tweetmarillion ya por dos años, y en diversas ocasiones me hizo levantar la cabeza por encima de mi capullito de alambre galvanizado. En especial frente a personas que me trataban mal y que no tenían la más mínima idea de Tolkien, o de su obra.
(Un agradecimiento especial a @Alma_Madero_III ; el hashtag que pido en la conversación, #Tweetmarillion, me fue sugerido por ella). ^^
Y aquí ando. Por ahora un poco sacudida por el viento, porque perder mi trabajo de tiempo completo me desprendió el capullito de una rama en donde me sentía más o menos firme, segura, protegida (¿han oído hablar de algo llamado “zona de confort”? Por favor...
...no se apresuren a despreciar el concepto; todos necesitamos algo de comfort, "consuelo", después de un tiempo), cerca de lo que me gusta, haciendo dos que tres cosas buenas por la humanidad y rumiando aún algunos planes malévolos viejos y otros nuevos.
A pesar del tiempo transcurrido, no creo haberme recuperado del todo. Dedico unas cuantas horas de cada semana a lamentar todo lo que debí haber hecho y no hice, lo que pude haber logrado y no logré. A veces es soportable; a veces prefiero hacerme bolita con mis gatos.
(Algo que, confieso, me fastidia muchísimo: la bronca con mis empleos previos es la misma con mi relación al mundo Tolkien. En algunos lugares me decían que mi perfil era demasiado empírico y poco académico, y en otros que era demasiado académico y poco empírico...
...Total, que nomás no le doy gusto a nadie. Y nadie descubre lo inadecuada que soy para mi puesto sino hasta después de mínimo ocho años. Sigh). 😔
Entre el fandom y la academia, sigo sin hallar mi lugar. No espero salir pronto de mi capullo mohoso, reseco y aún reforzado con alambre, y si alguna vez lo hago, es más que obvio que no seré una mariposa, sino la misma polillita de siempre, con alas todavía funcionales, espero.
De vez en cuando le digo a una persona o a una cosa (casi nunca en voz alta) “ojalá no te hubiera conocido nunca”. Desde los años noventa, le he arrojado al profesor Tolkien cuando menos cuatro veces esa frase.
Demasiado parecido a lo que Frodo dice en la película de La Comunidad del Anillo: I wish the Ring had never come to me. I wish none of this had happened.

Y como ya preveo la respuesta de Gandalf, sé que no tengo más remedio que seguir decidiendo qué hacer con mi tiempo. ^^'
Que por lo pronto, creo, será esto de los domingos/lunes. Está bien. Es una forma de resistir tan buena como otra. ^^

De verdad muchísimas gracias a todos ustedes que me han acompañado en este camino.

Perdón por la exagerada longitud del hilo. ^^'
(Música).

Until the last days of Arda!

¡100 #Tweetmarillion !

¡Muchas gracias a todos!
La próxima semana volveremos con nuestra programación oficial... más corta. ^^'

El siguiente tema será "Los nuevos Tolkien". ¿Quiénes han seguido el legado? ¿A quiénes les han endilgado el mote?

Buenas noches/buenos días a todos. ^^

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11 Jan
Buenas noches; justo a tiempo arrancamos con el #Tweetmarillion de hoy, donde hablaremos de Tolkien y su relación con Isaac Asimov. Espero puedan acompañarme junto a la @STolkiendiliMex . ^^
Como siempre, mis tuits no están preparados, pero traigo ALGUNAS notas. Estaré tuiteando en vivo durante las próximas dos o tres horas, pero si gustan podemos seguir la conversación en la semana. ^^
Cualquier pregunta, comentario o aportación, que mucho agradeceré, por favor pónganmelo en un reply con el HT #Tweetmarillion. ^^
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10 Jan
Con algunos restos de mal genio de esta tarde.
Resulta que no pude hallar mi libro Magic, de Asimov, que necesito para el #Tweetmarillion de mañana. Desde hace un mes mi marido prometió buscármelo. 😕
La verdad, tenemos la biblioteca más bonita de este mundo. Por variada. O, no sé, porque en ella hay exactamente lo que queremos y lo que nos gusta.

Nuestras colecciones conjuntas (hemos donado o vendido algunos ejemplares repetidos) sumarán unos cuatro mil libros.
La bronca es que YA NO PINCHES CABEN. No hay librero que los aguante. Por eso tenemos los libros en racks. No está mal, pero si no sabemos exactamente QUÉ DIABLOS HAY DÓNDE es imposible moverse aquí.

Antes de la inundación (ajá, tuvimos inundación) el acomodo era distinto.
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15 Dec 20
Va un hilo con los intros de Genso #Suikoden.

La historia. Los personajes. La música. TODO. 😻💕

Suikoden

Suikoden II

Genso SuikoGaiden 1

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14 Dec 20
Bueno, este es un molde para onigiri, es decir bolitas de arroz, que compré en Comercial Toyo hace ya algunos meses.
Supongo que la idea de hacer bolitas de arroz tan pequeñas es para el lonche o bento de los niños.
Yo la quiero para albóndigas, que se me dificultan mucho.
En las instrucciones para hacer las bolitas de arroz dice que hay que mantener húmedo el molde. Voy a hacer lo mismo pero en lugar de arroz lo voy a hacer con carne molida. Hay que llenar hasta el borde, sin apretar.
El molde se cierra con unos seguros, pero no sé por qué me da algo de desconfianza… No quiero llenar de carne toda la cocina. 😅
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14 Dec 20
Me tardé un poco más de la cuenta en llegar, pero ya arrancamos con el #Tweetmarillion de hoy. Esta vez hablaremos de Tolkien y la Virgen María. Ojalá puedan acompañarme junto con la @STolkiendiliMex . ^^
Como de costumbre, mis tuits no están preparados, pero traigo notas. Estaré aquí tuiteando en vivo por las próximas dos o tres horas, pero si gustan podemos seguir la conversación en la semana. ^^
Cualquier duda, comentario y aportación, que mucho agradeceré, por favor pónganmelo en un reply con el HT #Tweetmarillion , eso para que se me haga más sencillo darles prioridad a las respuestas. Contesto todo, nomás ténganme paciencia. ^^'
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30 Nov 20
Arrancamos con el #Tweetmarillion de hoy. Espero puedan acompañarme junto a la @STolkiendiliMex . El tema de hoy es (en plan más o menos ligh) la magia en la Tierra Media y los poderes de los Poderes. ^^
Como de costumbre, mis tuits no están preparados pero traigo notas. Estaré tuiteando en vivo durante las próximas dos o tres horas (estoy esperando mantener corto este hilo, aunque no sé si sea el caso), pero podemos seguir la conversación en la semana si gustan.
Cualquier duda, comentario o aportación, que mucho agradeceré, por favor pónganmelo en un reply con el HT #Tweetmarillion . ^^
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