Thread by @DaniNovarama

Un tema por el que me preguntan con frecuencia son las bitcoins, criptodivisas, y demás. Saben que en general odio dar consejo financiero: me parece una imprudencia. Pero sí puedo hacer algo de divulgación: qué son, cómo funcionan, y qué hay que vigilar. Dentro hilo.

Si están metidos en esto, verán que mi explicación es simple. Es intencional: mi objetivo es divulgar. Antes que nada, un par de avisos: no, yo no soy inversor en criptos. Sí llevo 20 años metido en bolsa, un tema que controlo razonablemente bien.

Tengo mucha gente en mi entorno que me informa del tema. Uno de mis mejores amigos tiene una granja de Eth en Idaho, donde la luz es barata, y es Vicepresi de una empresa de criptos bastante conocida. Y en general me parecen muy, muy buena idea.

El motivo de hablar es que últimamente veo demasiada testosterona en ese mundillo, y en general, en temas de dinero la testosterona suele acabar mal. Cuando „todo el mundo invierte“, y "hay que invertir o te lo pierdes", es el momento en que mucha gente pierde dinero.

Bien, empecemos: por qué vale dinero un diamante? Por dos motivos: escasez, y convenio. Lo primero es obvio: vale dinero porque hay pocos: oferta y demanda. Lo segundo es menos evidente, pero importante: los diamantes valen porque hemos pactado que lo valgan.

Un ejemplo: yo pinto 4 cuadros y me suicido. Por tanto, mis cuadros son escasos. Entonces, por qué no valen lo mismo que un Van Gogh? Insisto, por convenio: socialmente hemos decidido darle un valor, absolutamente discutible, a un Van Gogh, y no a otras cosas.

Antiguamente, la riqueza se depositaba en bienes físicos: cuadros, joyas, palacios y tierras. El problema? El rango de valores de estas cosas se queda corto con la acumulación de riqueza que se ha producido los últimos siglos, hacían falta cosas más caras. Y no existen.

Por eso la humanidad empezó a crear entes de valor abstractos. Así se inventan hace unos siglos las acciones y la bolsa: una acción no es más que un porcentaje del valor de una compañía. Si usted tiene acciones del Santander, pues es dueño de ese porcentaje.

Tras varios siglos, el dinero sigue buscando nuevas formas de seguir creciendo. Y así surgen, hace unos años, las criptodivisas y las bitcoins en concreto. Qué son? Fácil: son títulos de propiedad digitales, como las acciones. Pero con tres peculiaridades interesantes.

Primero: su número está muy controlado. Mediante un algoritmo robusto, se van fabricando nuevas (la famosa „minería“), como se encuentran diamantes. Claro, es básico que el algoritmo sea fiable: no queremos que la gente pierda su dinero. Bien, fíense de mi: lo es.

Esto las hace mejores que las acciones: nada impide a una empresa emitir acciones nuevas (mediante Ampliación de Capital), momento en el que los tenedores de acciones “antiguas“ se diluyen. Con una cripto eso no funciona así: su número es predecible, siempre.

Segundo: su valor se establece por convenio. Pero por un convenio tremendamente abstracto. Si usted tiene acciones del Santander, en el fondo su valor está ligado a cómo vaya el banco: si el banco factura más, hay más deseo por esas acciones, y usted gana.

Con las bitcoins no hay empresa, no hay resultados: la bitcoin es. Y sube y baja puramente por oferta y demanda. Lo cual se parece más al precio del oro que a las acciones. Con la diferencia que, cualquier día, se podría deshinchar el convenio y volatilizarse el valor.

Veamos el último año. Si ven la gráfica, BTC viene de una banda de precios de crecimiento lento, y empieza a subir inusualmente en Nov 2020. Por qué? Por la entrada en masa de inversores grandes, que han dejado el mercado sin oferta, provocando una fiebre hasta Abril de 2021.

En cambio, el pinchazo de los últimos meses, se debe a la presión del gobierno chino (donde hay gigantes de minería y trading) para favorecer el proyecto del Yuan Digital. Esto está machacando el precio del bitcoin al poner en duda el convenio de valor.
xataka.com/criptomonedas/…

Y la tercera característica es que, en cripto, existen mil productos de trazabilidad fiscal difícil. Inventamos cosas tan sofisticadas, que dejan la ley atrás. Si saben de esto, pienso en estructuras DeFi con smart contracts basados en Eth que no sé cómo puede trazar Hacienda.

Entonces, mola o no mola? Mola mucho. Las criptos son el sueño húmedo de unos cuantos „cerebritos“ (Nakamoto, Buterin, Adams, etc.) para crear un sistema financiero no controlable por la banca y los gobiernos. Y yo brindo por ello, faltaría más.

El problema es qué sucede cuando inventas algo así. Y es que, lo que empezó como un sueño de un nuevo sistema económico, se ha convertido en un vehículo de inversión altamente especulativo, de alto riesgo, con pelotazos y batacazos sonadísimos en los últimos 6 meses.

Lógicamente, se ha producido una „fiebre del oro“ (uso el término con toda intención) por poseer este tipo de activos. Y somos todos mayorcitos: en una buena medida, en lugares como Rusia o China, donde la gente precisamente busca depositar grandes fortunas.

Bien, pasemos ahora a por qué no me fío. Y cuando hablo de esto, hablo como tío que lleva unos 20 años invirtiendo en bolsa. Primero: cuando uno invierte en bolsa, existen controles serios sobre la información y los intentos de distorsionar el mercado. En cripto, no es así.

Por ejemplo, a Bankia le cayó un puro por mentir en sus datos a la Bolsa. O si una empresa publica noticias falsas, le cae una denuncia de la CNMV (España) o de la FTC (USA). En el mundo cripto, un tío como Elon Musk puede estar distorsionando el mercado a base...

... de Tweets, con el evidente objetivo de forrarse, y no pasa nada. Porque es un mercado no regulado. Con lo cual, si meten dinero en criptos, cuidado: su valor puede vaporizarse a la primera noticia distorsionada que alguien publique de forma interesada.

Segundo: no me fío porque la Bolsa es una industria real, con miles de empresas, algunas al alza y otras a la baja. Por ejemplo, yo puedo estar en Intel, vendérmela porque me interesa, y entonces comprar acciones de Boeing, porque en ese momento creo que va a subir.

El mundo cripto es más monolítico: suben las criptos. O bajan. Habitualmente, todas a la vez. Por tanto, el clásico juego de ir metiendo o sacando fondos de ciertas compañías aquí no se produce: o se expande el mercado entero, o se contrae. Y eso es arriesgado.

Lo cual me lleva al tercer punto: un mercado tan distorsionable con noticias engañosas, donde todo sube de golpe o baja de golpe, y tan centrado en redes sociales, francamente queda demasiado cerca para mi gusto de un esquema piramidal.

Y no digo que lo sea, ojo. Pero es evidente que los poseedores actuales de bitcoins, en tanto en cuanto no existen noticias empresariales reales, ven su valor subir si atraen a nuevos compradores, que por oferta y demanda inflan el precio de la divisa. Y ahí sí se parece.

Por eso anda Elon Musk soltando tweets, o aquí un tal WallStreetWolverine: a falta de noticias económicas reales, intentan generar demanda con su capacidad de movilización, generar compras, generar convenio y plusvalías por el camino.

Sería bueno ver cuánta gente se ha enganchado los dedos en la última fiebre del oro del Bitcoin, que por cierto ha pulverizado casi un 50% de su valor desde su máximo de Abril. Gente que ahora o bien vende y pierde parte de sus ahorros, o bien como diría ese...

„holdea“, aguanta, esperando tiempos mejores. Y cuidado, que esos tiempos pueden estar lejos y, a diferencia de un inversor profesional, aquí hay gente que ha metido dinero que necesita. Y por tanto venderá. Y palmará. Como es normal (y cruel) en un mercado.

Con lo cual, si me preguntan a mí, a la larga las criptos tienen un potencial brutal. Pero cuidado con las fiebres del oro. Cuando „todos invierten“, precisamente entonces es el momento de no invertir.

d