Hoy se ha anunciado la primera detección de una colisión entre una estrella de neutrones y un agujero negro. Es un hallazgo muy interesante porque va a permitir profundizar en los orígenes de estos sistemas formados por dos de los objetos más extremos del universo.
La detección ha sido posible gracias a las ondas gravitacionales. Su utilidad ya está fuera de toda duda porque, antes de esta detección, ya habían permitido que se descubriesen colisiones de agujeros negros y, también, de estrellas de neutrones:
Hay que recordar que, en ambos casos, nos encontramos ante el cadáver de estrellas más masivas que el Sol. Vale la pena incidir, de hecho, en que el Sol no se convertirá ni en estrella de neutrones ni explotará como supernova al final de su vida:
Su destino es mucho más tranquilo, se convertirá en una enana blanca, después de haber pasado por la fase de gigante roja. De todo esto, si os interesa, he hablado aquí en Twitter en diferentes hilos, que enlacé en este sobre enanas blancas:
Pero ¿qué tiene de especial esta detección? La verdad es que varias cosas. Por un lado, hace mucho tiempo que se plantea que deberían existir sistemas binarios formados por un agujero negro y una estrella de neutrones. Hasta ahora no se había logrado demostrar que fuese así.
Por otro, porque supone tener aún más posibilidades para estudiar y comprender mejor la evolución de los sistemas binarios compuestos por objetos tan extremos. Todo esto ha sido posible gracias a dos detecciones. Ambas se produjeron en enero de 2020, con muy poca separación.
En ambos casos, un agujero negro devoró a la estrella de neutrones que orbitaba en su mismo sistema. Solo hubo diez días entre ambas detecciones y sucedieron a una distancia muy parecida. A casi 1000 millones de años-luz de la Vía Láctea:
Las dos ondas gravitacionales, responsables de ambas detecciones, son GW200105 y GW200115. Es decir, se detectaron el 5 de enero y 15 de enero de 2020 respectivamente. La del 15 de enero fue captada por los tres detectores (LIGO y Virgo) y se obtuvo bastante información.
Las dos ondas gravitacionales, responsables de ambas detecciones, son GW200105 y GW200115. Es decir, se detectaron el 5 de enero y 15 de enero de 2020 respectivamente. La del 15 de enero fue captada por los tres detectores (LIGO y Virgo) y se obtuvo bastante información.
Fue el resultado de la colisión de un agujero negro con 6 masas solares (es decir, 6 veces la masa del Sol) y una estrella de neutrones de 1,5 masas solares, a unos 1000 millones de años-luz. Gracias a la detección con los tres instrumentos, también se definió su origen.
Aproximadamente, vino de algún lugar en una región del firmamento que equivale al área que cubrirían 2900 lunas llenas. 10 días antes LIGO, con solo un detector (el otro estaba desconectado) detectó también una onda gravitacional muy intensa. Virgo apenas la captó.
Era una señal muy débil en los datos de Virgo. Aun así, se ha determinado que fue producto de una colisión de un agujero negro de 9 masas solares con una estrella de neutrones de 1,9 masas solares. En esta ocasión, el lugar de origen estaba a 900 millones de años-luz.
En este caso, al tener solo un detector, la región de procedencia, en el firmamento solo se pudo reducir a un 17% de todo el cielo (un área como la que ocuparían 34 000 lunas llenas). Estos hallazgos han permitido determinar hasta la frecuencia de este tipo de colisiones.
Aproximadamente, calculan que, en una distancia de mil millones de años-luz, cada mes se produce, de media, una colisión de una estrella de neutrones con un agujero negro. Aunque no quiere decir que todas esas colisiones vayan a ser detectables. ¿Dónde se producen?
Todavía no está claro dónde se forman estos sistemas binarios, pero se han planteado tres posibles orígenes: podrían formarse en sistemas binarios estelares; entornos estelares densos, incluyendo cúmulos abiertos; y, también, en el centro de las galaxias:
En el caso de entornos estelares densos, se mencionan específicamente los cúmulos abiertos, que son agrupaciones de estrellas recién formadas. Entre esas estrellas habrá de todo, desde muy masivas a estrellas incluso menos masivas que el Sol:
En cuanto a los sistemas binarios estelares, a lo que se refieren es, sin muchas complicaciones, a un sistema de dos estrellas cuyos astros han llegado al final de sus vidas. Pero, como ellos mismos explican, hay muchas preguntas todavía en el aire, que habrá que contestar.
Desde cuestiones sobre las propias estrellas de neutrones y agujeros negros, hasta cómo terminan agrupándose en estos sistemas tan extremos. Para ello, serán necesarias más observaciones y detecciones de ondas gravitacionales. Las próximas observaciones se harán en 2022.
Esto quiere decir, por tanto, que ahora ya hay detecciones de los tres tipos de sistemas y sus respectivas colisiones. El abanico está completo, si lo queremos ver así, pero lejos de haber rematado el trabajo, por delante ahora hay muchas preguntas para profundizar en ese mundo.
Como bonus, también han publicado esta animación sobre cómo sería la colisión de una estrella de neutrones y un agujero negro... (si alguien tenía dudas sobre quien gana, con esto se disipan en un momento):
Si os pica la curiosidad, el estudio se ha publicado hoy mismo en la revista The Astrophysical Journal Letters: “Observation of Gravitational Waves from Two Neutron Star–Black Hole Coalescences”. Está disponible para su consultar en su propia web: iopscience.iop.org/article/10.384…
¡Fin del hilo!
Como siempre, ya tenéis el hilo disponible como momento de Twitter, si lo preferís: twitter.com/i/events/14099…
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No es una cuestión de creer, mucho me temo. Hasta que no se demuestre lo contrario, la realidad es que sí, estamos solos.
Hace falta demostrar que no estamos solos, no basta con creerlo. La ciencia no funciona así. No solo eso, no podemos caer en nuestras percepciones (sigo) ->
Por ejemplo, podría pensarse que en un universo observable que tiene unos 2 billones (sí, con b) de galaxias, y cada galaxia miles de millones de estrellas (cuando no billones), la vida tiene que ser inevitable en muchos lugares. Pero no se puede simplificar así ->
1º) Porque los números grandes y pequeños no se nos dan muy bien. Puede que, realmente, haga falta un universo observable con tantas galaxias y estrellas como el nuestro para que solo un planeta tenga vida. Hablé del problema de esas cifras aquí:
Ya podemos declarar oficialmente inaugurada la temporada 2021 de "asteroides que van a destruir la Tierra... pero no". Y este año es especial, porque la amenaza parece más real que nunca y, sin embargo es tan ridícula como siempre. Esta vez el elegido es el asteroide 2009 JF1...
¿Y por qué es especial? Porque, generalmente, el asteroide elegido chocará, supuestamente, en el año en curso. En esta ocasión no, este se supone que acabará con nosotros el 6 de mayo de 2022.
Y no solo eso, ojo, que según esos medios, es el quinto asteroide más peligroso ->
según la clasificación de la propia NASA. Y, por supuesto, es la agencia norteamericana la que ha puesto fecha al fin del mundo. Al menos, eso es lo que dicen estos medios, que no voy a enlazar, pero cuyas noticias podéis encontrar en Google buscando "2009 JF1"...
A decir verdad, la historia es sencilla. Twitter me encanta, pero como fuente de ingresos (hay que llegar a final de mes y esas cosas) es inservible. Eso me obliga a centrarme en otros proyectos (youtube, podcast, twitch) y hacer hilos solo cuando veo algo muy interesante.
O, por lo menos, es inservible para mí. Estoy seguro de que hay gente que ganará muchísimo dinero con Twitter, pero no es mi caso. YouTube supongo que es el mejor ejemplo, cuando comparto un vídeo aquí, casi nadie va a verlo.
¿Por qué? Lo desconozco.
¿Los directos en Twitch? Salvo que sea algún lanzamiento muy esperado, más de lo mismo, nadie se pasa por allí. El podcast parece ser la excepción, y con matices (tampoco hay mucha gente que vaya de aquí a allí). Vamos, que mi experiencia es que lo que pongo en Twitter queda aquí
¿Qué más nos podía traer 2020? Esta temporada de huracanes está siendo muy activa. Hasta el punto de que hoy mismo se ha agotado la lista de nombres tradicional... Lo siguiente es el alfabeto griego... y Alfa ya se está usando para ¡un ciclón subtropical en la Península Ibérica!
En unas horas tocará tierra en Portugal y se debilitará rápidamente, pero inicialmente tendrá vientos de hasta 80 km/h. Lo más interesante es que, en 2005, también hubo un sistema tropical que tocó tierra en la Península, fue el huracán Vince
Hay que tener claro, de todos modos, que, aunque infrecuente, es posible que un sistema tropical llegue a Europa. Es más, estos días se está siguiendo un sistema en el Mediterráneo, que parece tener características tropicales, y que está afectando a las islas de Grecia.
Un grupo de investigadores ha anunciado la detección de evidencias que podrían indicar que hay vida microbiana en Venus. Si se confirmase, estaríamos ante la noticia más importante de las últimas décadas. Pero no estamos ante una confirmación de vida extraterrestre…
Comencemos respondiendo a la gran pregunta. ¿Se ha encontrado vida en Venus? No. Se han encontrado señales de que podría haber vida microbiana, y los investigadores creen que no hay otras explicaciones realmente convincentes para lo que han observado:
No lo pueden asegurar al 100%. Pero, a decir verdad, si se confirmase sería tremendamente interesante. El segundo planeta del Sistema Solar es un infierno. No tiene nada que ver con las condiciones que encontramos en la Tierra, mucho más amables:
Está muy bien hacerse preguntas, pero hay que evitar caer en las conspiraciones.
La Luna es el único satélite natural de la Tierra. Su composición ha sido estudiada. La distancia exacta a la que está se puede medir desde la Tierra, etc...
Y con esto, lo que quiero decir es que una cosa es preguntarse aquello que desconocemos, y otra cosa cuestionarse lo que conocemos desde hace mucho tiempo.
Que no es lo mismo que preguntarse cómo sabemos que, por ejemplo, cuál es la composición de la Luna.
¿Tiene sentido preguntarse si el Sol, en vez de una estrella, podría ser una nave extraterrestre? No, porque sabemos que es una estrella.
¿Tiene sentido preguntarse cómo se sabe qué temperatura hay en el núcleo del Sol? ¿O a qué distancia está de nosotros, etc? Desde luego.