Vuelvo a la carga con hilos y hoy os voy a hablar de las nuevas variantes del SARS-CoV-2 que nadie busca y que están haciendo al virus más resistente a la respuesta inmunitaria. (1/14) 
Habida cuenta que la proteína Spike (S) es crucial para la infección y, por consiguiente, la que media muchos de estos efectos negativos en la salud, todos los esfuerzos tanto en la profilaxis (vacuna) como en el diagnóstico y búsqueda de nuevas variantes se centran en S.
Pero hemos de tener presente, que el genoma del virus tiene 30.000 nucleótidos que codifican para 10.000 aminoácidos en 29 proteínas distintas. Todos estos pueden mutar, no solamente los codones de los 1.273 aminoácidos de la proteína S.
Una vez dentro de la células, estas otras proteínas virales empiezan a jugar su papel vital para evitar la defensa intrínseca antiviral y que no se desencadene la respuesta inmune innata o para obligar a la maquinaria biosintética celular a multiplicar y ensamblar nuevos virus.
La mutación de la que os voy a hablar vincula los sensores virales intracelulares, la actividad de la mitocondria y el transporte de proteínas a los orgánulos celulares. Todo un abanico de biología celular e inmunología.
En el gen N (nucleocápside), que junto con S, M y E son los estructurales de SARS-CoV-2, hay embebido otro gen que se puede decodificar si se usa una pauta de lectura diferente. Es el ORF9b.
Curiosamente la ORF9b no estaba presente en la cepa original surgida en Wuhan, sino que aparece por primera vez en la variante D614G, que se hizo dominante en el mundo en la primavera del año 2020.
ORF9b tiene 98 aminoácidos e interacciona muy bien con lípidos o regiones hidrofóbicas de las proteínas. En concreto su diana es la proteína de la membrana externa mitocondrial TOM70.
TOM transporta proteínas desde el retículo endoplasmático rugoso al interior mitocondrial y además TOM70 juega un papel muy importante en la activación de la respuesta antiviral pues es un adaptador esencial para la señalización del signalosoma mitocondrial.
Los sensores intracelulares que sienten el virus como TLR y RLR y la mitocondria inician la expresión de los interferonesy así se intenta suprimir la replicación y propagación viral, activar las células inmunitarias y provocar la muerte de las células infectadas.
Curiosamente esta mutación no se traduce en un cambio en los aminoácidos se la proteína ORF9b sino en que aumente mucho su concentración en la célula. Ahora tenemos datos que revelan cómo el linaje SARS-CoV-2 alpha se ha adaptado al huésped mejorando el antagonismo de la ...
... respuesta inmune innata. Sorprendentemente se ha caracterizado una nueva forma de adaptación que viene más que de la mutación estructural en aumentar específicamente la síntesis de ARN subgenómico.
¿Que supone esto en la práctica diaria? que hay que buscar variantes más allá de S y que no solamente hemos de buscar mutaciones que lleven a cambios estructurales de las proteínas sino que hay que cuantificar también cuanto de expresan los genes.
En definitiva la búsqueda de nuevas variantes va a requerir dos niveles de análisis y complejidad más. No debemos bajar la guardia!! Si quires leerlo al completo y referencias, visita mi blog inmunoensayos.blogs.upv.es/?p=1010
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