El énfasis internacionalista proletario en la denuncia del chovinismo español presupone una línea política independiente de los nacionalismos periféricos, sobre todo por parte de la vanguardia de tales territorios. Algo que muchas veces no ha sucedido. Un breve repaso histórico.
A lo largo de la historia del comunismo en el Estado español ha habido múltiples siglas que, con una política frentepopulista y electoralista, han confluido de un modo u otro con los nacionalismos periféricos, lo cual ha tenido y sigue teniendo consecuencias funestas.
En el Partido Bolchevique, con Lenin a la cabeza, la denuncia más implacable del chovinismo gran-ruso no solo no fue incompatible con el combate al nacionalismo periférico, que también "llegaba a ser franco chovinismo" (Stalin), sino que ambos eran elementos inseparables.
Tal "división del trabajo" de la vanguardia de todo el territorio de Rusia, implicaba, sin perder de vista el acento sobre la denuncia del nacionalismo ruso, un trabajo especial en el seno de la vanguardia proletaria de las naciones y territorios periféricos u oprimidos.
Los principios fundamentales de tal política proletaria revolucionaria eran la organización internacional del proletariado consciente de Rusia en un solo partido, lo que comportaba la crítica radical de toda apuesta nacionalista periférica, federalista y separatista de partido.
Sentadas estas premisas, el estudio crítico de la historia del movimiento comunista en España no lleva precisamente a concluir que esta fuera la política que se implementó. Las razones de ello son profundas y no soy yo ni es este el ámbito para analizarlas con sus consecuencias.
Además, me extendería demasiado, y lo que quiero es exponer algunos ejemplos de confluencias y alianzas entre fuerzas comunistas y nacionalistas periféricas (que, como dije hace poco, podían discurrir en paralelo frente a una política nacionalista española cada vez más franca).
Aunque no parece muy difícil concluir que la tendencia hacia el nacionalismo "rojo" (periférico) tiene mucho que ver con toda una tradición histórica de frentepopulismo, electoralismo, espontaneísmo y, en consecuencia, de inexistencia de una línea revolucionaria independiente.
Si bien se podría escarbar en los 20 (hechos de Prats de Molló), quizá el ejemplo del Front d'Esquerres de Catalunya, alianza formada por ERC, USC, PSOE, POUM, el Partit Català Proletari o el Partit Nacionalista Republicà, entre otros, fue uno de los primeros modelos al respecto.
A partir de ese momento y hasta la Transición, la política de acercamiento o fusión para con las fuerzas nacionalistas periféricas fue en general una constante. Política que, como decía, no excluía al mismo tiempo una línea socialnacionalista española ().
Además de los ejemplos citados en el hilo de arriba, el PSUC, durante su I Congreso, coincidiendo con la política de reconciliación nacional del PCE, proyectó constituir una nueva Solidaritat Catalana y empezó un paulatino acercamiento a fuerzas nacionalistas burguesas catalanas.
Una década y media después aproximadamente, el PSUC inició también contactos con Nacionalistes d'Esquerra. Hasta donde yo sé, con apoyo de elementos del Front Nacional de Catalunya de entonces y del Partit Socialista d'Alliberament Nacional dels Països Catalans (PSAN).
El objetivo era construir un frente demócrata-autonomista. Antes, en 1976, tanto el PCE como el PSUC, en el marco de la Comisión de los Nueve, apoyarían una aproximación hacia figuras y partidos como Jordi Pujol, el PNV o el Partido Demócrata Gallego.
Todo ello respondía, de nuevo, a la política frentepopulista-masista y cada vez más abiertamente democratista y reformista, lo que implicaba necesariamente contar con estas fuerzas nacionalistas burguesas (disculpen el pleonasmo) e incluso aliarse a ellas.
A la izquierda del PCE, el PTE formaría con ERC el Front d'Esquerres; el Moviment Comunista de Catalunya impulsaría la Candidatura d'Unitat Popular pel Socialisme (CUPS), junto con elementos carlistas, el Moviment d'Unificació Marxista y antiguos miembros del PSAN.
Quizá la Liga Comunista Revolucionaria fue de los pocos destacamentos de ese espectro que, junto con Acción Comunista, la Organización de Izquierda Comunista y antiguos poumistas, constituyó su Frente de Unidad de los Trabajadores sin presencia de fuerzas nacionalistas catalanas.
En cuanto a la organización Movimiento Comunista, para las elecciones generales de 1977 formó candidaturas unitarias con casi todas las fuerzas nacionalistas y regionalistas periféricas del Estado: Euskadiko Ezkerra, Unión Navarra de Izquierdas, Unidad Regionalista (Asturias)...
... el Frente Autonomista Aragonés, el Bloc per l'Autonomia i el Socialisme (País Valenciano) o la Candidatura Unitaria de la Izquierda Regionalista (Castilla y León), a lo que hay que sumar las candidaturas conjuntas con organizaciones feministas. Todo iba en el mismo pack.
El PTE haría autocrítica un año después, aunque sin abandonar su desviación federalizante, hegemónica en el comunismo "patrio" y que, evidentemente, fue combatida por los bolcheviques, cuyo programa era la fusión del proletariado internacional, la autodeterminación nacional...
... y la ausencia total de privilegios entre naciones y lenguas. El PTE declararía que negligieron la "vigilancia y combatividad frente a concepciones y corrientes no marxistas como el nacionalismo burgués y el democratismo" (𝑆𝑒𝑟𝑣𝑖𝑟 𝑎𝑙 𝑃𝑢𝑒𝑏𝑙𝑜, 27 de marzo de 1978).
También autocriticarían una "excesiva descentralización". Como reacción frente al chovinismo español, aunque con sus propias dinámicas internas, las pulsiones nacionalistas y regionalistas periféricas se dispararon incluso en territorios como en Extremadura, donde el PCE...
... enarbolaría un "regionalismo progresista" o "de clase". Lo mismo sucedió en Aragón. Volviendo al PTE, pese a la pretendida autocrítica del 78, un año después se presentó a los comicios de 1979 junto a Euskadiko Ezkerra para aglutinar al "nacionalismo [vasco] más consecuente".
La propuesta del PTE iba contra el espíritu leninista de construcción de un único Partido proletario para el proletariado consciente de todo el Estado español. Algo que afectaba al PCE respecto al Partido Comunista de Galicia, al Partido Comunista de Euskadi y al propio PSUC.
En Euskadi, el PC de Euskadi entraría dentro de lo que se conoció como compromiso autonómico (PNV, PSOE, ANV y ESEI), con el precedente del Euskal Erakunde Herritarra (Organismo Popular Vasco), constituido por el PTE, la ORT, el MC, KAS, elementos carlistas, etc.
Como recordé hace unos días, a fines de 1977 algunas de estas organizaciones —ORT, OIC, PTE— entablaron conversaciones para entrar en Euskadiko Ezkerra. Durante el mismo año, una fracción del PTE catalán formaría con miembros del PSAN el Bloc d'Esquerra d'Alliberament Nacional.
Tanto el PTE (salvo el de Euskadi) como la ORT, por cierto, darían un "sí crítico" al referéndum para ratificar la Constitución española. MC y LCR rechazarían tal posición, mientras que Movimiento Comunista de Euskadi y el PT de Euskadi se abstendrían.
Unos años antes, el PC de Euskadi llamaría a constituir “la Alianza Democrática de las Fuerzas Vascas, el Frente Nacional Vasco que aglutine todas las energías nacionales de Euzkadi” (𝑀𝑢𝑛𝑑𝑜 𝑂𝑏𝑟𝑒𝑟𝑜, 22 de diciembre de 1970).
Similar a la Comisión de los Nueve, el Partido Comunista de Galicia, por su parte, participaría en la Comisión de los Dieciséis, junto con UCD, el PSOE, Alianza Popular, el Partido Galeguista, el Partido do Traballo Galego, el PCE o el Partido Obreiro Galego.
Como buena muestra del nacionalismo pequeñoburgués federalizante (reitero, complementario al nacionalismo español del PCE), el PCG se definió como un "partido nacional", adoptando buena parte de la línea y la fraseología del nacionalismo gallego, pero más autonomista-baueriano.
Por dejar constancia de su oportunismo nacionalista, el PCG, en consonancia con el PCE, llegó a pedir que se integrara en el "frente antifranquista" a "sectores de la oligarquía" cuyos "intereses pueden ser mejor servidos en el cuadro de un sistema de libertades públicas".
Frente a estas iniciativas, fuerzas nacionalistas periféricas, desde ETA hasta el PSAN-Provisional y la Unión do Povo Galego, pugnaron también por articular plataformas unitarias en sus respectivos territorios, excluyendo tanto al PCE como al PSOE.
Como nota significativa del agotamiento final del comunismo "patrio" en los estertores del Ciclo de Octubre, García Castro y Palazuelos, del Partido de los Trabajadores (creado entre la ORT y el PTE), apostarían por crear una formación "marxista", feminista y ecopacifista.
En Andalucía en particular, donde la federación del PTE llegó a conseguir lo que el revisionismo actual no consigue ni en sueños (decenas y decenas de concejales, e incluso alcaldías), afines a García Castro profundizarían el giro nacionalista pequeñoburgués andaluz.
Eso sí, con la oposición de un sector mayoritario de la ORT, que denunciaría la tendencia nacionalista federalizante, aunque quizá no siempre precisamente desde las trincheras del internacionalismo proletario, pero eso es algo que apenas he podido estudiar.
Lo dejo aquí. Creo que es una muestra lo suficientemente representativa de una tendencia, la de la confluencia con el nacionalismo "rojo" periférico, ignorada y no denunciada lo suficiente, algo que la ola de chovinismo español cada vez más exaltado no puede ni debe justificar.
Así como nada impidió a lo más avanzado del Partido Bolchevique combatir la influencia del bundismo, del panislamismo, de los nacionalismos (y chovinismos) polaco, ucranio, etc., sin dejar de denunciar muy especialmente el chovinismo gran-ruso, que retroalimentaba a los primeros.
Me gustaría terminar rescatando de la hemeroteca esta declaración del oportunista Paco Frutos, pues es una constatación patente de la identidad esencial de intereses de clase entre el revisionismo nacional-federalista centrífugo y el chovinismo español más cristalino.
Algunas de las fuentes más importantes que he utilizado para el hilo (sobre todo la primera), aparte de sitios varios (este es interesante: cartelestransicion.blogspot.com), hemeroteca, etc.

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28 Aug
Las cantinelas de los farsantes socialpatriotas de hoy sobre la "dominación de España" por poderes extranjeros son bien conocidas, pero quizá no tanto sus profundas raíces, y menos aún que desde el 36 fueron la carta de presentación de buena parte del movimiento obrero.
Incluyendo, por supuesto, al anarquismo y al anarcosindicalismo, lo cual demuestra por enésima vez que oportunismo y nacionalismo, en cualquiera de sus formas, son indisociables. Pocas declaraciones como estas condensan tan bien la renuncia nacionalista a toda revolución social. Image
En el mismo órgano de expresión, por si quieren aprender nuestros oportunistas de hoy, tan solo varios días después la otrora poderosa CNT firmó junto al PSOE-UGT, PNV y ERC (sí, PNV y ERC) un manifiesto en el que denunciaba la "venta del Estado español" al imperialismo yanqui.
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21 Jul
«[Los sacerdotes] se dieron cuenta de que los pueblos por nada se dejan conducir tan voluntariamente como por la religión». 𝑆𝑜𝑏𝑟𝑒 𝑙𝑎𝑠 𝑟𝑒𝑙𝑖𝑔𝑖𝑜𝑛𝑒𝑠 𝑔𝑟𝑖𝑒𝑔𝑎 𝑦 𝑟𝑜𝑚𝑎𝑛𝑎. Hegel a los 17 años.
Muy distinta sería la concepción que el Hegel maduro tendría de la religión. Veamos algunos fragmentos con comentarios de nuestro amigo Duque, quien, más allá de sus tics academicistas (es decir, burgueses), me parece una fuente seria.
Los fragmentos seleccionados no tienen ninguna pretensión de sistematicidad ni de sentar una precisa evolución del pensamiento hegeliano acerca de la religión.

«La religión popular, que genera y alimenta las grandes convicciones morales, va de la mano de la libertad» (Hegel).
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20 Jul
“[E]n todos los pueblos nos encontramos con que son solamente los burgueses y sus escritores quienes se aferran a la nacionalidad”.
"[M]ientras que la burguesía de cada nación sigue manteniendo sus intereses nacionales aparte, la gran industria ha creado una clase que en todas las naciones se mueve por el mismo interés y en la que ha quedado ya destruida toda nacionalidad...".
"Con el mayor placer observé que erais libres de esa maldición llamada prejuicio y orgullo nacionales, que, a fin de cuentas, sólo significa egoísmo absoluto".

Engels. "A las clases trabajadoras de Gran Bretaña".
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19 Jul
𝑄𝑢𝑒𝑟𝑖𝑑𝑜𝑠 𝑐𝑎𝑚𝑎𝑟𝑎𝑑𝑎𝑠 (2020), película rusa de Andrei Konchalovsky.

Sobre el Sábado Sangriento (1962), cuando elementos de la burguesía burocrática soviética de la época de Kruschev ordenaron disparar contra una multitud obrera en huelga por las medidas impuestas. ImageImageImageImage
La magnitud de la masacre relatada en la cinta, seleccionada por el Comité de los Óscar de Rusia (mundo.sputniknews.com/20201113/rusia…), solo se conoció muchos años después. Una fuente sobre los acontecimientos; es el mismo autor del conocido trabajo sobre Plejánov y el marxismo ruso. ImageImage
Otro fotograma de la película. Un detalle significativo es que muchos de los manifestantes de Novocherkassk, opuestos a las medidas de incremento de la producción fabril, portaban retratos de Lenin (y alguno de Stalin). Image
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17 Jul
Voy a compartir por aquí una valiosa información de Forgione sobre las principales mafias italianas, que son parte orgánica esencial del poder capitalista mundial y, por tanto, uno más de los presentes y futuros enemigos a batir por el proletariado revolucionario internacional.
El trabajo de Forgione —al final pondré un enlace de descarga en italiano— excluye en realidad a Sacra Corona Unita, de la que hablé aquí (), pues no ha alcanzado el grado de desarrollo internacional de la 'Ndrangheta, la Cosa Nostra y la Camorra.
Lo más empíricamente constatable, pero que alguna gente ni conoce, sobre la expansión de las mafias en la formación socioeconómica italiana: 5-7 % del PIB italiano (otras fuentes elevan la cifra), 27 % del empleo en Calabria, 10 % de todo el empleo del Mezzogiorno italiano...
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16 Jul
Otro de los términos que en Hegel no tienen el mismo significado que para otros pensadores o para el sentido general de nuestra época: concepto y Concepto (con mayúscula), distintos además para el Hegel maduro. Unos fragmentos de Duque pueden ayudar a aclarar la cuestión.
Por aquello de que la terminología hegeliana pueda ir contra el "sentido común" (en realidad, la dialéctica revolucionaria también), existe el peligro de creer erróneamente que para Hegel el concepto —o, mejor dicho, el Concepto— remite a algo puramente subjetivo o mental.
Lo cual llevaría a la imposibilidad de comprehender la clave de la dialéctica hegeliana: "elevar a un nivel conceptual [del Concepto, más que del concepto] relaciones de hecho, animadas por su contradictoriedad interior, esencial" (Duque, p. 478).
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