"Twitter puede ser un lugar maravilloso si miras a los lugares adecuadas"@Pedro_Torrijos
Sabéis que no me gusta hablar de mí,lo suelo hacer a través de mis historias.
Pero ayer pasó algo que me emocionó (al final del hilo) y quiero contaros por qué empecé a escribir hilos.
Esta foto la tomé el 21 de marzo de 2020 y aunque aquello que se ve al fondo podría ser la central de la CIA en Teufelsberg en realidad es el observatorio Astronómico de Lanzarote.
Mientras el mundo se derrumbaba, yo estaba tomando papitas con mojo y dando paseos por la playa.
Como le escribí a una amiga: "En mi caso, parece que el apocalipsis lo hubiera escrito Paolo Sorrentino"
Cuando nos llegaron las primeras noticias de casos en España, ya estábamos viajando a las Islas Canarias. Íbamos a aprovechar la baja de paternidad para coger un poco de calor en medio del invierno berlinés.
Nos liamos la manta a la cabeza y nos fuimos con nuestro hijo de 4 años y la recién nacida.
¿Qué podía pasar?
Cuando empezaron a llegar las restricciones sí empezamos a preocuparnos.
La siguiente etapa del viaje era ir a Madrid para estar con nuestras familias. Pero ahora teníamos de contagiarles algo y arrepentirnos toda la vida.
Así que tomamos una decisión drástica: nos quedaríamos en Lanzarote.
Total, que serían qué... ¿10 días de confinamiento?
Bueno, pues... estuvimos 4 meses viviendo en Lanzarote.
Suena muy guay, pero no lo fue.
Repito: un niño de 4 años y una recién nacida.
Sin ropa para ellos, sin juguetes, sin dormir.
Cada día era más cansado que el anterior.
Yo tuve varios ataques de ansiedad (supongo que como todo el mundo) y lo único que queríamos era regresar a nuestra casa.
Pero no se podía, restricción de vuelos.
Poco a poco nos fuimos haciendo a la vida allí.
Hicimos amigos, adoramos a nuestra vecina que nos traía "rosquitos" y juguetes como si fuera la abuela de mis hijos y aprendimos a cocinar pescado como es debido.
Pero si algo me cambió realmente la vida fue mirar Twitter.
Yo no usaba Twitter.
Tenía una cuenta, pero solo me servía para quejarme a empresas de paquetería y para seguir a músico que promocionaban sus conciertos.
Pero cuando llegó la pandemia, en los 20 minutos libres después de dormir a los niños, necesitaba información.
Y me pareció un método rápido buscarla en Twitter.
Así que cada noche me metía a intentar entender algo.
Un día, no sé muy bien cómo, apareció un hilo en mi TL que no iba del Coronavirus, ni de muertos, ni de vacunas...
El 10 de mayo de 1933 es una herida abierta en Berlín. Bebelplatz, hasta entonces conocida como la Plaza de la Ópera, pasó a ser el símbolo de la vergüenza.
Ese día, el sindicato de estudiantes (gobernado por estudiantes nazis) había promovido un gran acto de quema de libros para coronar dos meses de actividades en lo que ellos llamarón "La acción contra el espíritu anti-alemán"
Aquí el sindicato de estudiantes (menudos piezas).
Hoy nos vamos a salir un poquito de Berlín, aunque al final volveremos a él (como siempre).
La historia de Joachim comienza en Colonia. Pero no en la Colonia monumental junto a la catedral, sino en un pequeño bario a las afueras.
Podría desgranar aquí biografía de Joachim: segundo hijo de familia alemana, estudios de contable, matrimonio con Ulrike... pero tiene poco sentido, porque en su biografía no encontraréis nada extraordinario.
Empecemos por el final, por la parte más triste, por el horror.
Johann Trollmann fue asesinado en un campo de concentración en 1944.
Rukeli (en romaní árbol fuerte) fue un boxeador muy conocido en la década de los 30. Llegó a ser campeón alemán de los semipesados, una cara conocida en las revistas y todo un "sex symbol" de la época.
Existen muchos nombres para referirse al muro de Berlín “Telón de acero” “Muro de protección antifascista”, pero me parece que el que mejor lo denomina es “obstáculo”
El muro se convirtió en obstáculo para sus ciudadanos. La vida normal siempre chocaba contra él.