No quienes muestran un nombre aparentemente real, lo es, o es su verdadero nombre.
No todos quienes dan santo y seña de lo que hacen, quiere decir que exhiban su actividad real, su profesión real, su aptitudes reales, sus capacidades reales.
Y viceversa. Hay quienes eligen el uso de una imagen cualquiera, que no sea un rostro, o uno ajeno o ficticio, y no quiere decir que sean enteramente anónimos.
Las RRSS, el ecosistema digital, permite formas distintas de manifestación de la identidad y construcción de relaciones, lo que llamaríamos convivencia, que no serían viables en el mundo real, al partir de sus propios códigos y protocolos. Sus propias normas y reglas.
Aquí es posible elegir una denominación alternativa, adoptada libre y espontáneamente, y usarla como forma de la identidad a manera de nombre, sin que por fuerza corresponda al nombre de pila, al nombre real. Y énfasis, no por eso es menos parte de la identidad de quien lo elige.
Igual sucede con la imagen de perfil, la imagen que se use como representación, aunque no necesariamente sea su foto, pero que por algún motivo corresponde con la imagen de su identidad que quiere, queremos, proyectar.
En internet el usuario es, existe, a partir de la percepción q construye de sí mismo en los otros y la manera en que se entretejen las relaciones que genera.
Más q en otro medio o entorno, el usuario, la persona, a través de internet tiene el potencial de construirse a sí mismo.
Esto, principalmente magnificando los rasgos y comportamientos que desea, casi siempre los que acepta como sus propias virtudes y cualidades, y disimulando otros, como se puede suponer, los rasgos y comportamientos que considera como sus defectos.
Pero sin embargo, la escencia de la persona detras de la pantalla prevalece:
En el ecosistema digital no se puede ser más, ni muy distinto en el fondo, de lo que se es en el mundo real.
Quien aquí tenga propensión a ejercer violencia, no es porque en internet si lo sea y en el mundo real no, sino que los códigos y protocolos de este entorno permiten algunos comportamientos que en el mundo real tal vez se restringirían. Pero no que estuvieran ahí.
El ecosistema digital tiene una capa de interacción sobre la que la identidad encuentra elementos que permite cambiar la forma en que el usuario manifiesta su ser, pero nunca pudiéndolo evadir, ni ocultar. Esa esencia es intrínseca al ser.
De hecho, más bien en muchos casos, se manifiesta de manera más real por la falta de restricciones sociales, exhibiendo el temperamento, los anhelos, los deseos, los complejos, las frustraciones y en general todo lo forma su personalidad, de manera más nítida.
Las personas para funcionar tenemos inhibiciones que restrigen algunos comportamientos de manera que no se trasgredan los limites necesarios para convivir.
Lo que si hace internet es permitir que esos límites se rebasen.
Internet, las RRSS, ofrecen una sensación de protección y distancia impersonal que a TODOS nos permite desinhibirnos, aunque en algunos casos eso exacerbe comportamientos antisociales rebasando precisamente los límites que sustentan la sana convivencia.
Una de las ventajas de utilizar un seudónimo es proteger la identidad de una persona, del usuario, limitando la posibilidad de que sea identificada, como una forma de privacidad.
Exhibir la identidad y demás créditos académicos reales de un perfil no es garantía de nada.
Queda hacerlo a responsabilidad de cada quién, siempre que sea en conciencia y con las precauciones debidas y necesarias.
Porque no son menos graves los riesgos y efectos adversos. Algunos realmente graves sin escatimar a la palabra, peor en un gobierno tan hostil como el actual
delicados, como tener expuestos datos personales que puedan ser usados a manera de doxxeo para amenazar, censurar, coercionar, coaccionar, amedrentar, a alguien, por la razón que sea. No es exagerado considerar que puede llegar al extremo de ser un riesgo para la vida.
Hay otros efectos más sutiles, pero no por eso menos nocivos.
Por ejemplo, al ser una forma de construcción de la identidad, las restricciones sociales del mundo de ladrillo pueden trasladarse también al mundo digital.
Cuando eso pasa, lo que propicia más bien es que se exhiban comportamientos aún menos apegados a la identidad del usuario para mantener una imagen socialmente aceptable.
Ejemplo. Hace no mucho, los recluadores recurrieron a las RRSS para saber más de los candidatos a un puesto.
Resultó que lo que ahí aparece puesto a la consideración de las vacantes, era usado como pretexto, casi siempre, para negar el trabajo, el puesto.
Asi que, algunos, optaron por tener perfiles con una imagen medianamente apegada a lo que querían proyectar profesionalmente.
Pero también y una, o varias, cuentas alternas donde pudieran deshinbirse, romper las restricciones socialmente impuestas del mundo real, traídas al entorno digital.
O viceversa, y también en otros casos, se formaban perfiles exagerados, falsos, solo pensando en lograr el puesto deseado. Una forma nueva, un ámbito nuevo, a la vieja práctica de mentir en el curriculum.
¿Implica valor exhibir la identidad real en el ecosistema digital?
La respuesta es tan simple como individual: será un rasgo de valor, un comportamiento que se pueda estimar como valiente, para quienes eso represente alguna forma de valor, para quienes eso sugiera algún comportamiento valiente.
La realidad es que no debería ser puesto a la luz de valor o cobardía, sino a estimar la esencia de la comunicación que se genera, sin filtros, ofreciendo el punto de encuentro descentralizado para quienes comparten perfiles, intereses, y demás rasgos comunes.
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Más que en otros entornos, más que en otros ambientes, en internet somos porque nos hacemos, y nos hacemos a partir de la percepción que ofrecemos a los otros.
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Si alguien viene a una red social, tal vez antes de exigirle el INE, curriculum vitae, CURP, certificado de no antecedentes penales y demás validaciones de identidad a aquellos con quienes interactua, ....
.... creo que mejor es necesario que primero y como verdadera prioridad, lo que esta inmediatamente a la mano y de lo que se es legítimamente dueño, es hacerse responsable y con madurez decidir libremente con quién, cómo, cuándo, puede o no interactuar. Quiere o no interactuar.
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Entre otras, así nacen las dictaduras.
Pueden ser todo lo fanático que quieran de quien quieran, cuando quieran y como quieran.
PERO.
Serlo de un político los lleva a validar sus pulsiones autoritarias aun a costa de negar la humanidad del prójimo.
No importa cuantos muertos cueste, la ceguera cognitiva implícita en el fanatismo los llevará a encontrar y validar cuanta justificación les permita evadir la responsabilidad, y sobre todo, las consecuencias, de SUS propios actos.
A un fanático no le importa cuanto se dañen las instituciones, están de antemano convencidos que el motivo del apasionamiento exacerbado, la base de su fanatismo, lo vale.
Al final, siempre, siempre, siempre, encontrarán justificaciones para validarlo.
Uno de los legados más tristes de la época que vivimos será, si acaso, un eponimo, que servirá para prolongar tanto como les alcance la convocatoria de la supuesta movilización que los aglutina.
Cuando para mantener la farsa de la cuatrote se aferren a defender el 'obradorismo'.
Tendrán la necesidad de definirse como 'obradoristas' por fuerza para justificar, dirán, continuar el show de hambre de poder y autoritarismo que hacen llamar "cuarta transformación".
Que no es más que la instauración de una autocracia populista, precisamente.
Para unos, la necesidad de estar ahí detentando un poco, aunque sea un poco de poder, los hará someterse a esa definición, que de paso confirmaría lo que se ha dicho con frecuencia: quiénes son los que exhiben realmente rasgos y comportamientos fascistas.
¿Cómo se les llamará a estos 3,585 (2.08%)?
No tienen un solo tuit, pero si tienen, algunos bastantitos, likes..... ¿"oposibooookhela...... ?
No, en serio, ¿algunos con 195k, 154k,147k,97k, etc, likes? ¿y ni un solo tuit?
Los likes SI se automatizan, por cierto.
Que nadie, jamás, le quite su voz. Lo siniestro del uso torcido y maniqueo al termino 'bot' es usarlo para restarle identidad al que esta del otro lado. Asi, de paso entonces también recomiendo, no lo use a la ligera.
La perversa acepción del término bot busca inferir que quien esta del otro lado de la pantalla no existe.
O en su caso, que su queja, su protesta, su reclamo, y si claro, sus desplantes y groserías, son producto de un beneficio económico o político.
Es recurrente intentar construir una imagen en redes.
La cosa es que sobran quienes han intentado, intentan, y seguirán intentando, hacer trampa y abusar para hacerse una imagen irreal en las redes. Ficticia.
Lo interesante es demostrarlo y, entender como y para qué lo hacen.
Hace un tiempo era relativamente fácil.
Este tipo de gráfica es una buena aproximación.
A algunos, manipular su cuenta les sirvió para venderse como influencer y llegar incluso a los medios. Aunque sea una veleta, un patán nefasto.
A otros, creo que hasta autoconsumen sus propios servicios y lo aprovecha para venderse como conferencista y ofrecer talleres de manejo de redes. O algo así. Aunque un buen porcentaje de sus followers sean meros troncos.