Thread by @SoyLadyCorrales

#arquitecturaygénero

Comencemos con un planteamiento: ¿las mujeres y los hombres vivimos de la misma manera las viviendas y los espacios?

La respuesta mis queridos lectores, es No. Y en este hilo, va el porqué.

La arquitectura ha sido una de las principales promotoras de las construcciones sociales que hacen diferenciaciones de género, incluso, la misma arquitectura ha reforzado la diferencias sociales y las identidades en la comunidad. El colectivo femenino es considerado “interior”.

Sí, existe una representación sexuada del espacio. Para los hombres la vivienda es un lugar de descanso, ya que sus actividades se llevan a cabo en la vida pública y el espacio urbano. Mientras que las mujeres, enfocadas al hogar y a los cuidados (de acuerdo a roles de género),

Permanecen en lo privado. Para las mujeres, el hogar es lugar productivo. Irónicamente, las decisiones sobre la distribución y utilización del espacio, son tomadas por el que lleva la relación de poder: el esposo o jefe del hogar, de la mano con el arquitecto(a).

La vivienda es asignada socialmente a la mujer, pero el diseño no es femenino. El diseño se considera basado en actividades: lavar, cocinar, comer. Aunque existen diversas investigaciones sobre la percepción femenina del espacio (cuidado personal, creatividad, tranquilidad)…

El diseño, continúa ignorándolas. Pensemos en las nuevas sociedades por ejemplo, en las que las tareas son equitativas. Esto requiere cocinas y espacios compartidos, pero no, cada día reducen más los espacios. Sí, el diseño continúa siendo masculino.

¿Cuántas de ustedes alcanza las alacenas de la cocina? ¿Cuántas lavan la loza cómodamente? (Tampoco es casualidad que los manuales de diseño muestren mujeres trabajando y hombres descansando). En el diseño hay una sobre dimensión de actividades domésticas.

Y por ende, una minimización del espacio de descanso femenino; habría que revisar también la disposición de los muebles y los espacios en el hogar. Las mujeres ya no somos seres internos, también somos externos por lo que las necesidades han cambiado.

Tenemos que comenzar a diseñar bajo otros supuestos más allá de la vivienda como una máquina de vivir (LeCorbusier). Las mujeres por ejemplo, perciben el hogar como un cubil, un refugio ante un mundo que les es hostil. Esto significa edificaciones más seguras, más iluminadas…

Las mujeres mexicanas por ejemplo, prefieren un departamento en condominio por la seguridad que les refleja y además exigen en promedio 3 m2 más de vivienda que los varones. (Infonavit,2020). También exigen espacios flexibles, que puedan transformarse de acuerdo a necesidades.

Ahora bien, históricamente la cocina ha sido el centro de reunión para la familia y por ende, núcleo del trabajo femenino. Arquitectónicamente, el trabajo sucio no estaba a la vista del visitante. Esto ha cambiado, los espacios “domésticos” como la cocina se han vuelto públicos.

Incluso, se solicita que ya no exista nada que impida visibilidad a la misma y se comparta con el salón, de esta manera quien esté a cargo del cuidado, podrá utilizar ambas áreas al mismo tiempo (multitasking).

El espacio de lavado (escondido anteriormente en esquemas arquitectónico) se ha trasladado a una zona accesible al espacio de trabajo (cocina), dando pie a una habitabilidad del espacio de trabajo, de manera compartida.

Hablemos materiales. ¿Nos encanta el porcelanato? Claro que sí, sin embargo no es un material adecuado para una vivienda familiar, ni para las mujeres (suponiendo que usan zapatillas) ni para los infantes o adultos mayores. Así como los barandales de cristal y escaleras flotadas.

Aquí dejaré una pista de un hilo futuro: no es casualidad que las ciudades y las viviendas estén diseñadas desde la perspectiva masculina, muchísimas mujeres han sido ignoradas por los grandes movimientos arquitectónicos que forjaron las ciudades. (Véase Bauhaus).

Ahora, ¿qué pasa con las ciudades? Las ciudades también han sido desarrolladas desde la perspectiva del varón, sin pensar en las mujeres. ¿Nos movemos igual? No. En el siguiente video veamos a los varones: (ES UN EJEMPLO)

Veamos ahora, el trayecto de una mujer, que trabaja y tiene dos hijos.

Como verán, no vivimos las ciudades de la misma manera, por eso es tan importante considerar que el urbanismo también debe tener perspectiva de género. La movilidad del 50% es muy distinta, lo cual replantea las necesidades de ciudad.

Estos hermosos cotos con grandes muros perimetrales de kilómetros y kilómetros funcionan para los que viven en ellos, pero para las usuarias de la ciudad de convierten en pasillos interminables, inseguros, mal iluminados que evitas a toda cosa. Misma cosa sucede con los senderos.

Este hilo, es una invitación a replantear el diseño con perspectiva de género: espacios compartidos y multifuncionales, las mujeres como elementos externos de la sociedad, no internos. Entornos iluminados, seguros, comunales, aptos para infantes, carreolas, sillas de ruedas.

Personas de la tercera edad que cuidan a los nietos, parques para el desarrollo de las infancias, materiales seguros para caminar con zapatillas, barandales, comercio barrial y escuelas cercanas. Servicios de salud y emergencias. Más rampas y menos escalones.

Viviendas con más capacidad de Almacenaje, closets, cocinas amplias, espacios transformables. Las mujeres también queremos disfrutar de nuestras viviendas y nuestro entorno.

No es lo mismo ¿verdad?