¿Será que un día, así como cosa casual y sin mucho darse cuenta, ojalá, el discurso disidente y opositor deje de tener como eje el simple, ramplón e INÚTIL "se les dijo"?
Una idea que no va envuelta en el discurso correcto para lograr efecto en el receptor es nomas estruendo.
Tan imbécil es creer de un lado q pendejear gente es la manera de evitar caer en un error, q no pasa de mero discurso coercitivo en un ejercicio de coacción, que del otro lado necear en encumbrar a un demagogo barato con ímpetu autoritario solo por soberbia de creer tener razón.
Y son polos cada vez más y más distantes.
El reto es formular un discurso que persuada para tomar acciones y, en su caso disuada para evitarlas.
No se trata de guardar silencio ni edulcorar palabras. Ni de cerca. Eso es condescendencia que solo infantilizaría la conversación.
Se trataría de formular un discurso que permita lograr objetivos con accionamientos sociales simples pero claros.
No se trata de "esdeque no me digas de qué no debo tuitear"; tal vez solo, un poquito, bastaría con entender el efecto del propio discurso como un daño autoinfligido
Se tiene una situación diagnosticada hasta el último detalle de un demagogo autoritario con afanes de destrucción con justificación de "transformación". Y su aparato que no repite más que consignas y acciona sobre meros dogmas. Una secta, pues.
Es necio, vacuo, inútil, vaya, estúpido, hablarle a esa secta que no piensa cambiar NADA de su actuar, porque de hecho en esa confrontación encuentran refuerzo al motivo de su fanatismo: creen que los confrontan por tener razón, creen que la antagonización confirma su postura.
Del otro lado hay una grupo muy amplio, con grandes capacidades de accionamiento real y efectivo, que se le van los días, las semanas, los años, madreando a los que profesan la fe al líder sacrosanto..... ¿cómo pa'que?
Los grupos sociales tan confrontados tienden a cerrarse más y más por diversos motivos, casi nunca motivos racionales. Pasa desde simplísima y mera identificación por afinidad de ideas, como por la urgencia de tener rumbo y referentes sobre quienes guiar sus acciones: lideres.
Solo que resulta que la insatisfacción social es un poderoso elemento aglutinante que diluye los liderazgos en múltiples actores, pero NO es que los desaparezca ni mucho menos.
Dicho fácil: no se necesita UN SOLO LÍDER. Todos pueden ser lideres en tanto compartan motivaciones.
Este es un gobierno altamente deficiente, que ha ido todos y cada uno de los días que tiene en "funciones" exhibiendo que sus promesas no eran más que maquinaciones discursivas para manipular audiencia y lograr el poder.
Tantas y tantas expectativas generadas q se están defraudando por una oferta política que va en sentido contrario a lo prometido en campaña. O porque están cumpliendo la parte nefasta.
Y la disidencia se pierde. No pasa de seguir reclamando que sabían que esto iba a pasar. Y ya.
Cierto. Era un hecho que se tenían nociones suficientemente claras que se estaba llevando al poder a un tipo siniestro como pocos. Pero también el discurso que buscó evitarlo fue profundamente deficiente, tanto, que aquí estamos 3 años más tarde.
Este proceso de duelo, el shock de seguir asimilando que estamos en una situación que se podía evitar, pero no se logró, esta paralizando las capacidades de acción que la disidencia y la oposición si tiene ya en este mismo momento.
Que no se desperdicie la capacidad de acción que hay en el malestar que viene de las expectativas y anhelos que no se cumplen, y en especial las RRSS hoy día permiten colectivizarlo a velocidades y alcances no vistos antes en la historia.
No se necesita UN solo líder. No con los medios al alcance.
En los medios digitales las exigencias, protestas, quejas, fluyen sin límites ni restricciones y se vuelven casi imposibles de detener entre mayores son los grupos que se identifican con la indignación que se comparte.
¿Qué pasaría si la disidencia, el ciudadano de a pie, le habla a la oposición, aquellos que están en donde se ejerce el poder, y entre ambos se tiende un hilo conductor conjuntando motivos, motivaciones, e incentivos, para tener accionamientos sociales reales?
No es "esdeque no me digas que tuitear". Eso se le queda a los de la maquina de influencia adversarial coordinada como parte del gobierno.
Solo sería recomendable no subestimar el alcance de este medio que se tiene en este preciso momento en la mano.
Cuando una persona, un usuario, ve a otros compartir sus mismos problemas, sus propias quejas, sus propios malestares, sus propios anhelos, sus propias decepciones, sus propias carencias, sus propios temores, encontrará asideros para vencer sus inhibiciones y se colectiviza.
Aquello que inicia en lo individual, las RRSS permiten sin barreras ni limites volverlo colectivo en un ejercicio de amplificación. Esa narrativa sumará entonces en una sola legitima voz que como consecuencia final puede conducir a accionamientos sociales reales y efectivos.
Sí usted hoy busca un líder, mire el espejo.
Y luego vaya y hable con quien si quiere escucharlo, y entonces sumen sus voces con quienes tienen incentivos y motivaciones para volverlo acción.
Eso si hace una inmensa diferencia.
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Un ejercicio necesario, sano, de hecho creo que urgente, que la disidencia y la oposición sería muy recomendable que haga, es partir de quitar los absolutos del discurso y la forma como se intenta interpretar lo que esta pasando.
Por ejemplo, lo de hoy.
NO todos los que van a asistir ahí son acarreados que, por ejemplo, sean burócratas y los estén obligando a asistir a con amenazas de posibles penalizaciones y otras formas de coacción.
Seguro hay quienes van convencidos, e incluso alegres y orgullosos.
NO a todos los de a pie que van a asistir son acarreados que estén obligados por la amenaza de perder los ¿beneficios? de los "programas sociales".
Seguro hay quienes van convencidos de estar participando en un ejercicio digno de celebrarse.
Sí lo que pasa con el CIDE no es motivo de un mínimo, míiiiinimo, de conciliación, consideración y empatía, entonces no hay futuro que rescatar. Se podrá ir Morena y el narcisista megalomano de palacio, no importará, la espiral de confrontación no estará cerca de terminar.
Si, si, si, si. El desahogo. "Esdeque se les dijo". "Esdeque si podía saberse". Delfos se les queda corto. Esdeque el dedo flamígero de los inmaculados.
Esdeque el discurso opositor es igual de pauperrimo hoy, como lo fue hace 3 años.
Se estará dejando pasar una oportunidad poderosa, efectiva, de hacer ver las consecuencias de una mala, pésima decisión, pero, con miras a conciliar, corregir, enmendar, y entonces, tal vez entonces, lograr un cambio.
Entre otras, así nacen las dictaduras.
Pueden ser todo lo fanático que quieran de quien quieran, cuando quieran y como quieran.
PERO.
Serlo de un político los lleva a validar sus pulsiones autoritarias aun a costa de negar la humanidad del prójimo.
No importa cuantos muertos cueste, la ceguera cognitiva implícita en el fanatismo los llevará a encontrar y validar cuanta justificación les permita evadir la responsabilidad, y sobre todo, las consecuencias, de SUS propios actos.
A un fanático no le importa cuanto se dañen las instituciones, están de antemano convencidos que el motivo del apasionamiento exacerbado, la base de su fanatismo, lo vale.
Al final, siempre, siempre, siempre, encontrarán justificaciones para validarlo.
No quienes muestran un nombre aparentemente real, lo es, o es su verdadero nombre.
No todos quienes dan santo y seña de lo que hacen, quiere decir que exhiban su actividad real, su profesión real, su aptitudes reales, sus capacidades reales.
Y viceversa. Hay quienes eligen el uso de una imagen cualquiera, que no sea un rostro, o uno ajeno o ficticio, y no quiere decir que sean enteramente anónimos.
Uno de los legados más tristes de la época que vivimos será, si acaso, un eponimo, que servirá para prolongar tanto como les alcance la convocatoria de la supuesta movilización que los aglutina.
Cuando para mantener la farsa de la cuatrote se aferren a defender el 'obradorismo'.
Tendrán la necesidad de definirse como 'obradoristas' por fuerza para justificar, dirán, continuar el show de hambre de poder y autoritarismo que hacen llamar "cuarta transformación".
Que no es más que la instauración de una autocracia populista, precisamente.
Para unos, la necesidad de estar ahí detentando un poco, aunque sea un poco de poder, los hará someterse a esa definición, que de paso confirmaría lo que se ha dicho con frecuencia: quiénes son los que exhiben realmente rasgos y comportamientos fascistas.