El CANTO DEL CISNE es una expresión que designa la última acción dd alguien antes de su fallecimiento o retiro de la vida activa. Proviene de la creencia, ya presente en la Grecia Antigua, de que los cisnes realizan un bello canto justo antes de morir tras una vida de silencio. 
En la Grecia Antigua, donde los cisnes eran aves consagradas a Apolo, el dios de las artes, el fenómeno recibía el nombre de κύκνειον ᾆσμα ("kykneion asma"), y autores como Esquilo o Platón lo mencionan como verídico. Sin embargo, ¿Cuán cierto es esto?
Si nos referimos a la especie más común en Europa, el Cisne Mudo o Cygnus Olor ("Cisne cisne", juntando el nombre griego y latino del ave), esta leyenda es incierta, dado que, como su propio nombre indica, esta ave no canta y se limita a realizar sonidos no musicales.
Esto llevó a que algunos autores criticaran esta creencia desde la antigüedad. El naturalista romano Plinio el Viejo decía que "olorum morte narratur flebilis cantus, falso, ut arbitror" ("de la muerte de los cisnes se cuenta que cantan lastimosamente, algo falso, según creo").
Sin embargo, esta historia puede tener algo de base real si nos atenemos a otra especie de cisne, Cisne Cantor o Cygnus Cygnus. Como indica el propio nombre, este cisne sí que canta, y al morir emite unos lastimeros sonidos provocados por la salida de aire de sus pulmones.
Esta ave tiene su hábitat natural en Asia, y no vive en Europa permanentemente, pero sí que hiberna en algunas zonas, como la Grecia Oriental u Anatolia. De esta especie de cisne pudieron haber sacado los griegos su proverbial CANTO DEL CISNE, que ha llegado hasta nosotros.
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