He leído: "Contra el punitivismo" de Claudia Cesaroni. 400 páginas, Paidós, 2021. El libro me gustó es el atajo, acoto algo más en hilo al pie.
No es un libro jurídico puro sino que tiene varios “colores”. Es un libro de teoría (bastante escéptica) de la pena. También es informativo, y nos cuenta cómo funciona el sistema de penas en el mundo real, en nuestras penitenciarías.
Lo hace con datos estadísticos y con viñetas humanas, con historia del pasado reciente y de reformas legislativas y con mini reportes de casos.
La “crítica a las recetas de mano dura” (que promete su subtítulo) es triple: por malos presupuestos teóricos, por ineficacia pragmática, y por mala praxis en la mano del cocinero que pretende seguir la receta.
Es divulgativo y nos lleva de la mano a las entrañas de los procesos realmente existentes, de todo lo que se hace “de facto” y sin proceso, y de la ejecución penal.
Caveat: el concepto “punitivismo” tal vez amerite no una mirada conglobada sino una analítica y diferenciadora.
Me pregunto, por ejemplo, por qué la “marea punitivista” convive con espasmos libertarios: el argentino tiene a un ruso y a un yanqui dentro de su habitación.
Pero esa osadía del punitivismo transversal puede tener sentido. Documentada la subida de las aguas, hay que ver si su origen es atávico, lunar o es el calentamiento global, y decidir si el camino es canalizarla, si nos cabe el abolicionismo o si nos vamos a los botes.
En esa zona el libro juega pensando el punitivismo como concepto más allá de las penas: el episodio de Cavani y “negrito”, el urbanismo vigilante (ciudades como cárceles), la solución penal como conjuro a la violencia machista.
Creo que el libro -en datos, crónica y opinión- funciona mejor dentro de la “zona núcleo” de las penas (cárceles y juicios) que cuando se eleva a las alturas de ensayo de interpretación de la realidad. Pero me interesa que esa puerta quede al menos entreabierta.
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En nuevo episodio del servicio público de libros hilados, uno que es algo distinto de los demás.
Contexto: es de la ya clásica colección "Ciencia que ladra" de Siglo XXI (la que sacó la saga de blockbusters de los libros de Matemática de Adrián Paenza). Son libros de divulgación de pequeño formato, muy accesibles, a veces con giros pop. Todos o casi todos muy buenos.
Este no es la excepción. Libro corto y que se lee en una tarde o dos. Prosa arrevistada, ligera. Es una introducción a varias ventanas forenses. El autor, Gastón Intelisano, es criminalista (y ha escrito una saga de novelas policiales protagonizadas por un criminalista).
Hola hilo de libros. Hoy sobre esta joya, que marida con éxitos de los ochenta de FM Aspen, cortesía de @etchichury74
Contexto; muchas veces vemos a las Cortes desde la vereda de fallos puntuales, o de épocas. La idea del proyecto Clérico y Gaido ha sido otra: periodizar por “presidencias”.
Este es el volumen dedicado a “La Corte Caballero”, esto es, la Corte Suprema argentina de 1985 a 1990.
Digresión: hay pocas fotos de José Severo Caballero (1917-2005), jurista cordobés, penalista, en la Corte desde 1983, sucediendo a Carrió en la presidencia desde 1985, renunciando en rechazo a la ampliación de 1990.
Aquí en el centro brindando con un joven Coti Nosiglia.
La obra busca saldar una incomodidad. Queremos igualdad total pero tenemos mala suerte institucional: vivimos, ay, en un país federal.
Este hilo va dedicado a un pequeño gran libro: “Una teoría federal para la Educación Sexual Integral”, de Damian Azrak (Editores del Sur, 2021).
En algún momento, dice el autor, el federalismo resultó ser la red de contención frente a la desconfianza de acumulación de poder. Hoy es sospechado por haber sido una red regresiva e insegura: los casos de provincias con ESI inerte o malversada prenden las alarmas.
Es un libro donde la “parte general” me parece mejor y más sugerente que la parte “especial” (la ESI en Argentina).
Esto no está dicho para bajarle el precio sino para subirlo: es un libro que debería leer incluso alguien a quien le interese "poco" el disparador de la ESI.
El tema de si la acción penal es de fondo o procesal es un pescado resbaloso. La Corte lo agarra por la cabeza de la prescripción pretendiendo que el resto se va a quedar quieto.
El problema se complica porque el pescado está insoportablemente vivo: las provincias han venido regulando bastante (y bastante bien) renovando sus códigos de procedimiento penal, en ejercicio de facultades que nunca delegaron.
Es muy difícil, si no imposible, explicarle a un marciano por qué las provincias pueden regular la caducidad de la acción civil (nunca discutimos eso), y no pueden regular la caducidad de la acción penal.
He aquí el DNU de hoy, vigente a partir de la hora cero de mañana. Y abro hilo sobre algunas ideas sueltas descriptivas y valorativas en orden de aparición (en mi cabeza). boletinoficial.gob.ar/detalleAviso/p…
Lo primero que pienso tiene que ver con la forma. Cumplimos un año de pandemia con un ciclo sinusoidal de aperturas y cierres, en lógica sintonía con la pandemia, como ocurrió en todos lados. La pregunta es como juridizamos eso. Hay una buena respuesta que no usamos.
Esa buena respuesta es haber pensado un marco general en el marco del art. 76 Delegación Legislativa, con el Congreso fijando una ley marco y un mandato valvular al Ejecutivo para que aplique o levante restricciones en función de criterios epidemiológicos "mensurables".
En la denegatoria de Personería a una "Cámara de Influencers" la Inspección General de Justicia hace mágicas y temerarias y peligrosas argumentaciones, casi en la vereda del infame precedente CHA de los 90. Va nota de referencia y abrimos hilo. pagina12.com.ar/319847-la-igj-…
Antes ser yo el temerario hago un caveat: tal vez la personería esté bien denegada, no leí el expediente, es una nota de prensa. Pero el patrón argumental que aparece de fondo es llamativo, y peligroso para las libertades civiles.
Lo que se ve en la nota no tiene ni pie ni cabeza. Una licuadora que mezcla Julián Serrano, Pablo Matera, Nati Jota y el incidente del Capitolio para decir que los influencers son peligrosos. Ergo, nunca puede invocarse con ello el bien común.