Hay pocas dudas sobre la actitud del catolicismo con respecto a la Bebida. El Catecismo de la Iglesia Católica no condena las bebidas fermentadas o destiladas, solo su abuso por exceso (CCC 2290).
De hecho, uno de los siete sacramentos de la Iglesia requiere alcohol. La Eucaristía es el cuerpo, la sangre, el alma y la divinidad de Jesucristo, pero comenza con la ofrenda de pan y vino.
Pero aparte de este requisito sacramental y algunos estereotipos irlandeses envejecidos
¿existe realmente un vínculo fuerte entre el catolicismo y el alcohol y, de ser así, por qué? ¿Y qué significa eso para nosotros hoy?
Considera lo siguiente:
El propósito de la Iglesia Católica es llevar al cielo , también ha hecho que la vida en la tierra sea más placentera.
El vino es anterior al cristianismo por siglos, pero fueron los monjes quienes preservaron en gran medida la vitivinicultura durante la Edad Media. Órdenes religiosas como los benedictinos y jesuitas se convirtieron en expertos enólogos.
Presionados por el deber de celebrar la Eucaristía, los misioneros católicos llevaron consigo sus conocimientos sobre el cultivo de la vid al Nuevo Mundo. Las uvas fueron introducidas por primera vez en California por el Beato Junipero Serra y sus hermanos franciscanos.
El renacimiento de la industria del vino de California después de la Prohibición se debió en gran parte a un profesor de química y al Hermano cristiano de La Salle, el Hermano Timothy.
Existen historias similares sobre los orígenes de los viñedos en Argentina y Australia.
Los jesuitas, por ejemplo, fundaron la bodega más antigua en el Valle de Clare de Australia del Sur cuando compraron 100 acres de tierra en 1851 y plantaron un viñedo para hacer vino sacramental.
Lo llamaron Sevenhill Cellars en honor a las siete colinas de Roma,
Los viñedos todavía está supervisada por un jesuita Enólogo y producen "Cabernet Sauvignon notablemente robusto, de gran color, gran sabor y larga vida".
El méthode champenoise fue inventado por un monje benedictino cuyo nombre tiene ahora uno de los mejores champagnes del mundo: Dom Pérignon. Según la historia, cuando probó su primer lote, Perignon gritó a sus compañeros monjes: “Hermanos, vengan pronto. Estoy bebiendo estrellas!
Del mismo modo, aunque la cerveza pudo ser inventada por los antiguos egipcios, fue perfeccionada por los monasterios medievales que crearon la elaboración de la cerveza moderna tal como la conocemos.
San Arnoldo (Arnulfo) de Soissons inventó el proceso de filtración.
Hasta el día de hoy, la mejor cerveza del mundo se elabora dentro del claustro, específicamente, dentro del claustro de un monasterio trapense. Otras órdenes, como las Carmelitas y los monjes del Paular, también han aportado muy buenas cervezas.
Igualmente impresionante es la contribución católica a los licores destilados. El whisky fue inventado por monjes irlandeses, quienes probablemente compartieron sus conocimientos con los escoceses durante sus misiones.
El Chartreuse, el licor más mágico del mundo, fue perfeccionado por los monjes cartujos y todavía lo elaboran.
Dom Bernardo Vincelli inventó el DOM benedictino para "fortalecer y restaurar a los monjes cansados". Frangelico, que hoy viene en una botella marrón con forma de monje, fue inventado por un ermitaño de ese nombre al experimentar con nueces, hierbas y bayas que había recolectado.
El Rompope, una especie de ponche de huevo mexicano, fue inventado por monjas en México cuando todavía era una colonia española. El licor de maraska fue inventado por boticarios dominicanos a principios del siglo XVI.
Tener alguno de estos y otros licores en vuestro mueble bar es una forma de agradecer la labor de todos estos religiosos que han entendido de maravilla la teología de la bebida.
¡Gran labor!
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Es importante distinguir entre el uso moderado de alcohol y la embriaguez, que es potencialmente no solo un pecado mortal sino también la ocasión de caídas en desgracia.
San Efrén el sirio, por ejemplo, compuso un himno apasionado sobre la embriaguez de Noé en el que advierte a las jovenes castos sobre el poder del vino para quitarles la virtud.
«Cuidado con el vino, ya que deshonró a Noé el precioso;
El que había vencido el Diluvio de agua fue vencido él mismo por un puñado de vino; El Diluvio que estaba fuera de él no lo venció, pero el vino que estaba dentro de él en silencio sí robó.
Beber con los santos: La guía del pecador para una hora feliz Santa.
Michael P. Foley
Tengo dos amores. Uno es el año litúrgico, el calendario de la iglesia. Y el otro es tomar un cóctel con mi esposa, así que era solo cuestión de tiempo que ambos se unieran" estas son las palabras que introducen el libro del que os voy a hablar en este especial de dos días.
Foley esta casado. Él y su mujer Alexandra tienen seis hijos. Trabaja de profesor en la Universidad de Baylor y ella es directora de ventas de una empresa de servicios informáticos.
"Somos católicos y nos gusta observar diferentes costumbres en los días santos”, dice Foley.
Pues se ha quedado buena tarde para hacer un hilo sobre el libro de los Hechos para el #AñoBíblico de @CATOLICOSxtuWEB
El libro de los Hechos es obra de San Lucas, tanto este como su evangelio están escritos para "Teófilo".
Y ambos libros narran sucesos que ocurren a lo largo de unos 35 años. En el evangelio desde la anunciación hasta la resurrección
Y en los hechos desde Pentecostés hasta el año 67 o 68 DC.
Existen temas paralelos en ambos libros:el clímax del Evangelio se encuentra en el viaje de Jesús hacia su arresto, sufrimiento, muerte y resurrección en Jerusalén,la capital del del poder monárquico judío.
Es bello observar en la sencilla y simbólica ecuación
La presencia de tres cruces, y observar allí, de una forma particularmente profunda, las tres veces que Jesús le preguntó a Pedro, después que él lo negara tres veces, si lo amaba (Jn 21:15–17).
Pero hay aún una sorpresa adicional.
La expresión simbólica también puede emplearse de una forma espléndida para reafirmar:
Pieter Breughel, realizó una representación de la matanza de los inocentes contemporánea.
Poco después de que se hiciera esta pintura, pasó a manos del emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, Rodolfo II, en Praga.
Al emperador le pareció que la pintura era demasiado espantosa y, por lo tanto, decretó que los bebés sacrificados fueran pintados y reemplazados por paquetes de heno, comida y animales, para que la imagen fuera más aceptable y más fácil de mirar.
Algunos "reemplazos": en el centro a la izquierda vemos a una mujer de llorando por su bebé muerto tirado en la nieve (posteriormente reemplazado por jamón, pan y comida)