¿Qué ocurre cuando embarcas a 1.000 mosqueteros españoles en 5 galeones? Pues el desastre, para el enemigo, claro. Pasó frente al cabo de Celidonia en 1616, la pequeña escuadra de Francisco de Rivera destrozó a una escuadra otomana de 55 galeras y 12.000 soldados.
La división de Francisco de Rivera de 5 galeones y 1 patache, con el galeón de 52 cañones Concepción como capitana, había partido de Sicilia para llevar a cabo labores de patrulla y corso con el Turco en las aguas de Chipre en el contexto de las guerras Habsburgo-Otomanas.
La flotilla española llevaba una dotación de unos 1.600 soldados, siendo la gran mayoría mosqueteros. Durante unas semanas los españoles llevaron a cabo golpes de mano y sabotajes en varios puertos otomanos, hundiendo 10 naves de guerra y capturando 16 mercantes.
Los turcos, advertidos de la presencia española, organizaron una gran flota de 55 galeras y 12.000 soldados, muchos de ellos jenízaros, al mando de la que se puso al bey de Rodas como almirante. Frente al cabo de Celidonia, ambas flotas se avistaban.
La flota turca formó en medialuna y se lanzó hacia la división española pero como el viento era flojo las galeras tuvieron que remar. Esto dio tiempo a los españoles a encadenar sus naves en línea, para no perder la posición y apoyarse en los combates.
Los galeones españoles llevaban un total de 189 cañones, por los 275 repartidos en toda la flota turca. Sin embargo, el costado de un galeón español ya llevaba tantos cañones como casi 5 galeras turcas. La potencia artillera sería clave en la batalla.
Durante varias horas, los turcos arremetieron contra los galeones españoles, que no eran rivales para las galeras turcas, y rompieron los españoles los asaltos turcos hasta en tres ocasiones, resistiendo dos días de combates. Finalmente, los turcos tuvieron que retirarse.
La potencia artillera española había sido incontestable: les habían hundido 10 galeras y otras 23 había quedado inutilizadas y a la deriva, con 3.200 muertos, 1.200 de los cuales eran jenízaros, y el resto marineros y remeros. Los españoles habían sufrido 34 muertos y 93 heridos.
La batalla del cabo Celidonia, junto con la del cabo Corvo, fueron la demostración de la potencia española en el Mediterráneo oriental, llevando la guerra naval, a diferencia de los siglos anteriores, hasta las costas del propio Imperio Otomano.
Bibliografía:
Rodríguez González, A. (2004). Lepanto, la batalla que salvó a Europa. Basauri: Grafite Ediciones.
Láminas:
Láminas y grabados diversos, desconozco los autores.
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Tal día como hoy, 14 de enero de 1596, Francis Drake veía como sus hombres volvían diezmados y enfermos de su expedición a Nombre de Dios, Panamá. De los 1.000 que habían desembarcado solo 600 volvieron. Los causantes habían sido los 70 españoles del capitán Juan Enríquez.
El 6 de enero había llegado al expedición de Francis Drake a Nombre de Dios con la intención de conquistar el territorio de Panamá para establecer una colonia desde la que realizar las depredaciones sobre el imperio español. El capitán general Alonso de Sotomayor ya los esperaba.
Alonso de Sotomayor había recibido informes de que los ingleses estaban por la zona realizando sus saqueos, por lo que suponiendo que tratarían de atacar esa zona, destacó al capitán Enríquez con 70 hombres en un fuerte cerca de la costa, en una loma: el fuerte San Pablo.
Tal día como hoy, 12 de enero de 1716, nacía Antonio de Ulloa, científico, naturista y estudioso, una de las figuras más notables de la Marina Ilustrada española. Participó en misiones científicas desde sus 19 años y descubrió el platino. Llegó al grado de teniente general.
Con 30 años ya era miembro de la Royal Society y posteriormente lo sería también de la Real Academia de las Ciencias de París, Berlín, Prusia y Suecia, siendo de los científicos más prestigiosos de Europa, y por lo tanto del mundo. Estudió los eclipses y la aurora boreal.
Además, como marino de guerra, participó en las campañas del Gran Asedio de Gibraltar y ejerciendo labores de patrulla en el Atlántico durante la Guerra de Independencia de los Estados Unidos. Tres de sus hijos sirvieron en la Real Armada, y su hija se casó con Juan de Lángara.
Parte de la bibliografía anglosajona y del imaginario popular asumen que tras la mal llamada Armada Invencible España perdió su preponderancia naval. La realidad es que en esa guerra Inglaterra ganó solo 5 de las 20 batallas navales que hubo. España ganó 15, y la guerra.
El último coletazo de la guerra anglo-española de 1585 a 1604 fue el Socorro a Kinsale, una flota compuesta de 33 naves y 4.500 hombres de los tercios de Juan del Águila y de Francisco de Toledo para desembarcar y tomar Cork, en apoyo a los católicos irlandeses.
Desgraciadamente, la escuadra del almirante Diego Brochero se dispersó a causa de un temporal en las inmediaciones de la isla de Ushant. Sólo 11 naves llegaron a Kinsale, donde desembarcaron 3.000 hombres de Juan del Águila. El resto de la flota regresó a España.
¿Infantes de Marina españoles luchando en las Highlands de Escocia hombro con hombro con los clanes? ¿Una guarnición española defendiendo el castillo de Eilean Donan? Ocurrió en 1719 en la batalla de Glenshiel. En ese valle están el Peak of the Spaniards y Spaniards' Pass.
Al declararse la guerra de la Cuádruple Alianza contra España, el cardenal Alberoni, hombre de estado de Felipe V, decidió apoyar los intereses de los legítimos sucesores del trono de Escocia, los Estuardo. Así, España preparó una flota para expulsar a los británicos de Escocia.
El plan español era realizar un desembarco de distracción en Escocia con infantes de marina españoles para escoltar a James Keith, uno de los principales líderes jacobitas, para levantar a los clanes contra los ingleses. Así, estos se verían obligados a mandar tropas al Norte.
Tal día como hoy, 7 de enero de 1579, nacía Juan Manuel Pérez de Guzmán, duque de Medina-Sidonia, y capitán general del Mar Océano. Dirigió en Cádiz la defensa del ataque de una gran escuadra anglo-holandesa de 105 naves y 15.500 hombres. El enemigo se retiró con muchísimas bajas
La ciudad de Cádiz, por su natural posición estratégica, ya había sido objeto de los ataques ingleses de Drake y Essex en el siglo anterior, no consiguiendo sus objetivos. Los espías españoles rápidamente informaron de la llegara de la gran flota enemiga.
En aquel momento la plaza tenía 300 hombres y estaba en manos de Fernando Girón de Salcedo, un anciano aquejado de gota, pero que era un veterano soldado y había sido maestre de campo en las guerras de Flandes. Juan Manuel Pérez de Guzmán era el capitán general de Andalucía.
Se dice habitualmente que tras Guerra de Sucesión España no era una potencia militar, pues la realidad es que tras la conquista española de Cerdeña de 1717, para evitar la guerra, se ofrecieron a Felipe V los ducados Parma y Toscana. E incluso Gibraltar.
España se negaría, y el año siguiente llevara a cabo otra campaña en Sicilia, cayendo la isla en poco tiempo. Ambas operaciones demostraron la potencia militar de España, y que el resto de potencias, entre ellas Reino Unido, Francia, Provincias Unidas y Austria, no querían guerra
Es algo que suele omitirse siempre que se habla de la historia de principios del siglo XVIII, cuando finalmente las cuatro potencias, Cuádruple Alianza, le declararon la guerra a España. En esa guerra solo hay que ver las bajas: 11.250 austríacos; 6.000 británicos; 3.000 francese