Thread by @Carnaina

Luchar por el prestigio realmente puede motivar a las personas a ser tanto una mierda como un héroe.

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«'The Status Game' es un relato evolucionista de por qué los humanos compiten por el estatus, cuán omnipresente puede ser esa competencia y por qué la forma que adopta la competencia por el estatus determina si es socialmente constructiva o destructiva».

«Nuestros antepasados más exitosos ​​fueron los que lograron "aprobación y aclamación" dentro de su grupo. Estas personas vivieron más tiempo y tuvieron más hijos. "La evolución nos ha programado para buscar grupos a los que unirnos y luego luchar por clasificarnos en ellos"».

«El comportamiento de dominación era casi siempre masculino, con solo unos pocos casos femeninos inusualmente grandes y fuertes. Es importante destacar que nuestra larga evolución eliminó a los machos más desagradables y violentos que buscaban el dominio».

«El humano es el primate menos agresivo reactivamente. Entre los nuestros, somos "increíblemente pacíficos", incluso más que los bonobos, el famoso simio pacífico. Sin embargo, somos tan proactivamente agresivos como los chimpancés, y los chimpancés son asombrosamente violentos».

«La agresión proactiva implica planificar la agresión; requiere imaginación y previsión. También significa que la violencia humana es peor cuando estamos comprometidos con nuestros grupos».

«Los otros dos juegos por los que los humanos ganan estatus surgieron una vez que bajamos de los árboles: la virtud y la competencia. El estatus de virtud se basa en cualidades morales como el coraje, la generosidad, la lealtad y la bondad».

«El estatus por competencia o "éxito" es sobre ser capaz tener habilidades y valor para el grupo. Tanto el estatus de virtud como el de competencia permitían a la gente ganar prestigio de forma no violenta y, a diferencia de los juegos de dominación, tenían mucho menos género».

«Si bien los juegos de virtudes son más típicamente femeninos y los juegos de competencia más comúnmente masculinos, la superposición es enorme».

«Desafortunadamente, ganar el estatus de virtud puede servir para lograr el estatus de dominación».

«En los seres humanos, la competencia tanto por el estatus de la virtud como del dominio tiende a manifestarse como religión o ideología política, que resultan, al menos en términos evolutivos, estar estrechamente relacionados neurológicamente».

«Los valores religiosos y políticos, cuando se conectan con el estatus de virtud, encienden las mismas partes del cerebro humano si las personas se colocan en un escáner de resonancia magnética».

«El estatus de competencia es mucho más ascendente, mientras que el de virtud tiene un elemento dominante y performativo. Esto explica la atracción religiosa y política, y cómo la gente puede hacer algo como perpetrar un genocidio y todavía considerarse del lado de los ángeles».

«Nuestro deseo de estatus es insaciable de una manera que no lo son los deseos de dinero o poder. Como solía decir un colega somalí con el que trabajé una vez al describir el descenso de su país al caos y al caudillismo, "el califa de las ruinas sigue siendo un califa"».

«Resulta, también, que necesitamos Estados de bienestar no solo para mejorar el problema de la pobreza, sino también para eliminar la desigualdad».

«Las sociedades donde hay demasiada privación relativa, es decir, todos pueden tener vivienda, alimentación y ropa, pero hay un gran abismo entre los de arriba y los de abajo, son más vulnerables al desorden civil que los lugares más igualitarios donde hay pobreza genuina».

«Desafortunadamente, el estatus es un juego de suma cero. A diferencia del pastel de riqueza, el pastel de estatus no se puede cultivar. Las implicaciones son sombrías, y Storr las explora con gran sensibilidad, con un enfoque especial en Lenin»

«Lenin compartía rasgos psiquiátricos con Elliot Rodger, el misógino asesino en serie. Ambos eran "masculinos, grandiosos y humillados", una trifecta de peligro y destructividad que documenta con un rigor inigualable».

«La lección que muchos encontrarán imposible de aceptar es esta: nunca creas en grupos que afirman que solo quieren igualdad con sus rivales. No importa lo que digan, ni que lo que crean, no es así. Tejen un maravilloso sueño de justicia para todos, pero el sueño es mentira».

«Storr llama a las RRSS una "máquina tragaperras para el estatus". Proporciona afirmación con cada me gusta, pero también fomenta la competencia de grupo contra grupo, que es cuando los humanos son más peligrosos».

«Cualquier cosa que facilite la competencia por el estatus de dominio o de la virtud alimenta nuestra enorme capacidad de agresión proactiva, el mal rasgo que compartimos con el chimpancé, nuestro primo violento».

Desde disputas en las redes sociales hasta guerras civiles, la ansiedad por el estatus sustenta todo lo que hacemos
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