Thread by @Navegaciones

𝗘𝗰𝗵𝗲𝘃𝗲𝗿𝗿í𝗮
Este tipo que cumplió 100 años, el ex presidente Luis Echeverría Álvarez, es una figura terrorífica.
Seguimos sin saber bien a bien qué papel desempeñó en la brutal represión de 1968, cuando era secretario de Gobernación.

Pero es claro que ya en la Presidencia ordenó una campaña de asesinatos, desapariciones y torturas:
la llamada 𝘨𝘶𝘦𝘳𝘳𝘢 𝘴𝘶𝘤𝘪𝘢. El objetivo central de ese terror de Estado fueron las organizaciones guerrilleras rurales y urbanas, pero cobró también muchas víctimas...

... entre activistas sociales y políticos opositores pacíficos.
A los 16 años, en 1974, me tocó una suerte de “desaparición express” en el marco de una redada contra gente de izquierda. Me sacaron de mi cama un 31 de diciembre a las 8 de la mañana y me llevaron encapuchado...

... a una cárcel clandestina en donde tenían a media docena de personas.
Tal vez porque estaba chavo no me hicieron gran cosa, salvo interrogatorios que me parecieron eternos, y me soltaron en los últimos minutos del año.

Pero entre los secuestrados estaba el profesor Hilario Moreno, miembro del Partido Comunista Mexicano, quien se murió durante la tortura.

Ese solo episodio me bastaría para detestar con toda mi alma a Echeverría pero sin duda hay muchos otros y mucho más cruentos: el 𝘩𝘢𝘭𝘤𝘰𝘯𝘢𝘻𝘰 de 1971, los cientos de desaparecidos y asesinados, la atroz represión en Guerrero, los "vuelos de la muerte" en el Pacífico...

... el haber ordenado a soldados y marinos el exterminio de campesinos insurrectos y jóvenes subversivos, el golpe a 𝘌𝘹𝘤é𝘭𝘴𝘪𝘰𝘳, en fin.
En materia de derechos humanos el gobierno de Echeverría fue abominable sin atenuantes.

Pero no puedo dejar de reconocer que su gobierno tuvo aspectos positivos. No me refiero a su propuesta de establecer una postura equidistante (“tercermundista”) entre los grandes bloques del Este y el Oeste porque fue un disparate:

para entonces ya existía algo mejor: era el Movimiento de Países No Alineados (fundado en Belgrado en 1961), al que Echeverría no quiso integrar a México.

Hablo en cambio de la amistad con Cuba y con el gobierno de Salvador Allende; de su apoyo a la causa palestina en la ONU y su intento de crear vínculos con nacientes países de África; del reconocimiento diplomático a China, del asilo a miles de latinoamericanos perseguidos.

Esto último no sólo permitió salvar innumerables vidas sino que dio a México un impulso cultural, científico, artístico y político sólo comparable al que provocó la llegada de los republicanos españoles refugiados en el gobierno del general Cárdenas.

Pienso que a Echeverría también se le debe reconocer el apoyo al campo y a la industria y la política educativa, cultural y museográfica. Ejemplos: frutos de su sexenio fueron la colección SepSetentas, el programa de Museos Escolares, la época de oro de Radio Educación.

Hay quienes me dirán que ese reconocimiento es tan absurdo y fuera de lugar como el que podría brindarse a la Alemania nazi por haber sido el primer país que estableció leyes de protección a los animales.
Y tal vez tengan razón.

Pero hay más. El tipo es lo que es: el penúltimo exponente del desarrollo estabilizador, que a fin de cuentas fue un proyecto –malogrado– de construcción de un Estado de bienestar. En el sexenio 1970-1976 se fundaron...

el Instituto Mexicano de Comercio Exterior, la Siderúrgica Lázaro Cárdenas, la UPIICSA y la Escuela Superior de Turismo, en el IPN, el Instituto de Estudios Diplomáticos "Matías Romero", las universidades autónomas Metropolitana, de Chapingo, Ciudad Juárez, Chiapas y BCS...

... la Profeco, el Infonavit, el Instituto Nacional de Ciencias Penales (INACIPE), el Conapo, el Fonacot, el Fonatur, el Fonart, entre muchas otras, y se inauguraron el Sistema del Drenaje Profundo (en el DF) y la Transpeninsular en la península de Baja California.

Por desgracia, todo eso no fue financiado con impuestos, porque Echeverría estableció con los grandes empresarios un acuerdo tácito para no cobrárselos sino con endeudamiento externo, lo que resultó catastrófico para el país.

La búsqueda de soberanía en el difícil contexto de la 𝘨𝘶𝘦𝘳𝘳𝘢 𝘧𝘳í𝘢 y el frenesí desarrollista de Echeverría fueron eclipsados por la crisis monumental en la que desembocó su gobierno pero, sobre todo, por los muchos y graves crímenes de lesa humanidad que perpetró.

F I N