A finales de 1762, una escuadra anglo-portuguesa trató de tomar la Colonia del Sacramento y hacerse con el Río de la Plata. La expedición corsaria de la Compañía de las Indias Orientales fue un sonoro fracaso. Los británicos tuvieron 373 muertos, 40 heridos y 2.660 prisioneros.
La buena disposición de las tropas españolas en los fuertes de Santa Rita, San Pedro de Alcántara y San Miguel destrozaron a la flota enemiga, hundiéndoles un navío de línea y causándoles severos daños a dos fragatas. Todo ello gracias al rigor del brigadier Pedro de Cevallos.
Aunque no se esperaba a los enemigos en esa posición, las rápidas novedades de los vigías y disposiciones tácticas de Cevallos fueron claves en la defensa. Uno de los vigías diría al ver entrar a la escuadra enemiga en la bahía: "esos buques están buenos para la bala roja".
Así fue que los británicos, habiendo perdido a su comandante y con numerosísimas bajas tendrían que retirarse con sus aliados portugueses a Río de Janeiro. Los españoles, gracias a sus fortalezas y parapetos solo tendrían 12 muertos y 200 heridos leves.
En Londres, al conocerse el fracaso de la expedición se produjeron disturbios, ya que de las 100.000 libras y cantidad de hombres que se habían reunido para la operación con la promesa de "libertad absoluta para el saqueo" casi ninguno había vuelto.
Tras un juicio militar sumarísimo, los oficiales capturados fueron ahorcados por piratería, ya que la expedición no tenía carácter militar oficial. Sin embargo, muchos marineros fueron liberados y se asentaron en la región, hoy en día Argentina.
Bibliografía:
Martínez-Hidalgo, J. M. (1952). Enciclopedia General del Mar. Barcelona: Garriga.
Barba, E. M. (1970). La Primera Invasión Inglesa. Revista Todo es Historia.
Láminas:
Carlos Parrilla
y José María Bueno.
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El 29 de enero de 1761 nacía José de Mendoza y Ríos, oficial de la Real Armada, matemático y astrónomo de prestigio internacional, famoso por sus cálculos y teoremas sobre navegación astronómica. Con la alianza con Reino Unido, en 1793, sería miembro de la Royal Society.
Entre sus innovaciones estuvieron los teoremas y tablas del método semiverseno, el cálculo de latitud y longitud por el método de distancias lunares. Perfeccionó el círculo de reflexión y sería nombrado miembro de la Academia de Ciencias de París y Real Academia Sueca de Ciencias
Curiosamente, también sería espía al servicio de España, como ya lo hiciera Jorge Juan. Sus más de 20 tratados y obras científicas fueron traducidos a idiomas como el francés, inglés, alemán, ruso y sueco, siendo una de las figuras más importantes de la Marina Ilustrada española.
Tal día como hoy, 28 de enero de 1776, fallecía Julián Manuel de Arriaga, quizás una de las figuras más desconocidas pero importantes del siglo XVIII. Mano derecha del marqués de la Ensenada, le sucedió en la secretaría de Marina, siendo un gran reformador de la Real Armada.
De formación naval, Arriaga participaría en su juventud en las conquista de Orán y en diversas comisiones tanto militares como corsarias en el Mediterráneo y América. Ascendido en la escala de guerra a teniente general, fue impulsor de la política de "paz armada" con Reino Unido.
Entre 1755 y 1759, consiguió botar la friolera de 17 navíos de línea y 24 fragatas, pasando la Real Armada a situarse como una de las fuerzas navales más numerosas. Gran organizador, mejoró criterios y facilitó las labores de los oficiales respecto a los intendentes de arsenales.
En diciembre de 1796, una división de dos fragatas al mando del comodoro Nelson se topó con una fuerza equivalente del capitán de navío Fitz-James Stuart. A la exigencia inglesa de rendición, decía el español:
"Esta es una fragata española, y puede comenzar tan pronto como desee"
En el contexto de la recién declarada guerra entre España y Reino Unido, la situación estratégica de la Royal Navy en el Mediterráneo era complicada. Si bien hasta entonces España y Reino Unido habían sido aliadas coyunturales, ahora eran enemigas.
Esto suponía un desequilibrio de fuerzas, de forma que la combinación de una escuadra española con la francesa bloqueada en Tolón fácilmente superarían a la Flota del Mediterráneo. El vicealmirante John Jervis ordenó entonces replegarse a Gibraltar y a Lisboa.
En 1762, una expedición de 2.000 ingleses remontaba el río San Juan de Nicaragua para saquear la ciudad de Granada. El fuerte de la Inmaculada Concepción era la única esperanza pero su comandante acababa de morir. Su hija Rafaela de Herrera de 21 años se hizo cargo de la defensa.
El río San Juan de Nicaragua llevaba directamente hasta el lago Cocibolca, en cuyas orillas se encontraba la importante ciudad de Granada, que ya había sido objeto de ataques piratas y corsarios en los siglos anteriores. A causa de esto, en el siglo XVII se construyó el fuerte.
Este fuerte guardaba el único acceso fluvial al lago por el río San Juan, lo que lo hacía de una gran importancia estratégica. Sin embargo, en el contexto de esa guerra, España había reforzado sus posiciones más importantes, descuidando las zonas menos estratégicas.
Tal día como hoy, 25 de enero de 1797, el navío San Francisco de Asís del capitán Alonso de Torres navegaba en solitario frente a la costa de Cádiz cuando los vigías informaban de una división de 4 fragatas británicas. El comandante español mandaba tocar a zafarrancho.
El invierno de 1796 se recordaba como uno de los más fríos y con mala mar del siglo XVIII, y una marejada le había garreado el ancla al navío San Francisco, por lo que tuvo que salir a mar abierto. Entonces, el capitán de navío Torres había continuado cumpliendo con sus órdenes.
Sus órdenes eran patrullar la costa desde el cabo de Santa María al de San Vicente y dar protección a los mercantes españoles de los ataques británicos. La división de fragatas del capitán Stewart pertenecían a la vanguardia del almirante John Jervis y estaban a la caza.
Vista la polémica, voy con el tuit impopular del año:
Blas de Lezo fue un marino notable, un hombre de grandísimo valor, un buen táctico y uno de los autores de la victoria en Cartagena de Indias, pero no el mejor de la historia de España. Y posiblemente tampoco del siglo XVIII.
No siendo yo sospechoso de querer denostar su figura, todo lo contrario, es de justicia decir las cosas como son, más allá del manoseo de los "hunos" y los "hotros". Porque estas cosas al final lo que hacen es convertir el personaje histórico en un meme. Y por ahí no paso.
No es que don Blas no merezca el título, que en otros países seguramente lo fuera, el gran problema es que en España ha habido tantos y tan grandes marinos, que sería injusto para los Mazarredo, Escaño, Córdova, Jorge Juan, Álvaro de Bazán, Recalde, Oquendo, Toledo y decenas más.