Cuando hablamos de “brujas” se nos viene a la cabeza la Edad Media, sin embargo, la caza de brujas es, en realidad, fruto del Renacimiento (¿tuvimos las mujeres renacimiento?). Sin embargo, brujas y magos hubo siempre. Sí, también en Roma ¿Pero se las perseguía?
En Roma la magia era parte de la vida cotidiana, mezclada con la adivinación, el resto de religión o las supersticiones. Solo se prohibía, ya desde las XII Tablas, el daño mágico. Incluso con la llegada del cristianismo, la magia curativa siguió siendo legal. Y los amuletos.
Aquí, un inciso, eso pasó en España incluso en época moderna, con la figura de los saludadores, con licencia de la Inquisición para usar métodos “poco ortodoxos” para curar la rabia. Eso sí, a otras brujas si se las procesó, aunque de forma distinta a la caza de brujas europea.
En fin, que en Roma había un poco de todo y profesionales de todo sexo y condición. Hacían tablillas de defixión para maldecir a ladrones y rivales, ataduras de amor (sí, esas muñecas que parecen de vudú), curaciones mágicas… incluso anticonceptivos, abortivos y afrodisíacos.
Estos últimos sí estuvieron más controlados, porque podían ser cosas inocentes como atiborrar ranas a garbanzos, pero también venenos bastante chungos, como las cantáridas. Así que se optó por castigar a quienes vendieran cosas dañinas, o la muerte por neglicencia (lex Aquilia)
Las sagas o brujas romanas siempre tuvieron esta asociación al veneno y una peor reputación que los magoi, y conservamos imágenes terribles, como Ericto, en la Farsalia, levantando muertos para interrogarlos, o las brujas de Apuleyo, capaces de terribles venganzas. O Medea.
Su imagen se mezclaba con la de las estrigas, seres nocturnos parecidos a los vampiros, capaces de transformarse en lechuzas y mochuelos, siempre al acecho de jóvenes guapos a los que zamparse sin miramientos. O con miramientos, pero se los zampaban igual.
Aun así, tampoco los magoi se salvaban, y ya Mecenas recomendó a Augusto que no dejara en Roma ni magos ni ateos, que eran fuentes de conspiración. Fama que también se llevaban las prostitutas. El caso es cargarse a quien se queda en los márgenes.
Algunas brujas y adivinas prosperaron, y conservamos nombres como los de Martha, Cata o Ganna, a las que acudieron, respectivamente, Mario, Vitelio o Domiciano. También de Tiberio conocemos su afición a la adivinación. En un mundo inestable, era un clavo al que agarrarse
Pero, en realidad, muchas de estas brujas eran mujeres pobres que sobrevivían a duras penas de limosnas y leer la fortuna, como la adivina judía de una sátira de Juvenal. De ahí la imagen de la bruja anciana, peligrosa y predadora sexual q fue cristalizando en épocas posteriores.
Porque nada da más miedo q la posibilidad de q la alteridad pueda organizarse y responder. Nada da más miedo q la anciana, la otra, la extranjera, la pobre, la marginada. Y, así, funcionan bien como chivos expiatorios: de la represión de las Bacanales a la caza de brujas moderna.
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Cuando hablamos de “las primeras médicas” se nos vienen a la cabeza nombres como el de Aleu Riera, las que tuvieron que luchar para entrar en la universidad. Pero, en realidad, siempre hubo médicas ¿También en Roma? Sí, también en Roma
No es que estén escondidas. Las nombran las fuentes abundantemente. Galeno cita a Elefantis, Cleopatra, Maia y Antiochis (tbaparece en Dioscórides); Plinio a Elefantis, Lais o a Olimpia de Tebas; Aecio a Aspasia y Ateneo a Salpe. La epigrafía lo confirma y nos da aún más nombres.
El caso de Antiochis es curioso. No solo aparece en dos fuentes diferentes, sino que en su ciudad, Tlos, se encontró el pedestal de una estatua que le dedicaron por su gran trabajo en favor de la comunidad, como médica excelente. Su padre también era médico y conocido: Diadoto.
Las prostitutas en Roma componían, muchas veces, el escalón más bajo de la sociedad. Las excluidas de todo. Si las forzaban, no se consideraba violación, pues no había “honra que proteger" (hay más eco en la normativa, práctica y chistes actuales de lo que nos gustaría).
Nada las protegía, aunque pagaban impuestos por su trabajo, La ciudad que nació y floreció al amparo de una lupa, la que honraba a Acca Larentia… desprotegía a las prostitutas reales. Inciso, lo mismo pasó luego, en que las prostitutas pagaban el llamado “impuesto de perdices”
Sin embargo, vemos atisbos de humanidad. En Hermópolis un juez, Zephiro, condenó a un aristócrata, Diodemo, a pagar 1/10 de sus bienes a la madre de una prostituta, a la q había matado. Le reprochó aprovecharse de las personas más vulnerables, creyéndose impune (P. Berlín 1024)
No solo mienten, sino que quedan como las personas más tristes del mundo. Un par de libros al día, durante 60 años. No cosas ligeras, solo, ahí, la Iliada, la Regenta, el Ulises de Joyce o el Segundo Sexo, a razón de uno por día.
Eso sí, Pizarnik no, que es de niñas y cultura es solo lo que él diga. Tampoco ver las obras, leer Luces de Bohemia o Medea, pero no ir al teatro a verlas. Leer del Coliseo pero no ir a verlo...o el Coliseo sí pero los foros no, que tengo que leerme a Suetonio.
Leer sobre estrellas, pero no irte al campo un fin de semana a contarlas desde el saco de dormir. Leer sobre Argos recibiendo, cansado y con sus últimas fuerzas a Ulises, pero no haber pasado un día jugando con el tuyo, ni abrazándolo cuando fue a morir.
Hoy, de nuevo, toca reflexionar sobre cómo toda la historia es historia contemporánea. Como la historia, los mitos, el humor... nos hablan siempre de cómo nos construimos, vemos y pensamos. Sí, la historia antigua también. Y traigo un ejemplo mítico: Las amazonas.
Las amazonas eran, para los autores grecorromanos, algo así como una rama de los pueblos escitas. Vivirían en el Mar Negro, aunque el mito se iría alejando, cada vez más, a los territorios en que habitaban también grifos. Ya sabéis "aquí hay dragones".
Sin embargo, en las primeras representaciones, en la época de las figuras negras, se representan como griegas. Combatían, en general, como hoplitas o infantería ligera. A veces con pieles de pantera (se creía que era de los pocos animales en que la hembra era más fuerte)
Aplicar categorías actuales al mundo antiguo nunca acaba de cuadrar bien, y eso se aplica también al homoerotismo peeerooo… hoy hablamos de esas “amigas que tan bien se llevaban y mira tú, se llaman amor y se dan besitos”. Un clásico.
El homoerotismo femenino sorprendía a los romanos ¿pero cómo iba a ser, si las mujeres son pasivas? ¿Pero cómo, sin un pene?Otro clásico. De hecho, Marcial nos habla de Basa, con un clítoris excesivo que hacía la función ¿Intersexualidad o fantasía de porno de serie B de Marcial?
Las fuentes nos dejan caer estas relaciones, con más o menos crítica o pasmo. Encontramos dildos y relaciones sáficas en Aristófanes y Alcmán, en Grecia (además de Safo), relaciones más allá de la amistad en Petronio, diálogos sobre “machorras” en Marcial y Luciano de Samosata…
Con todo este tema de una Ana Bolena negra, se vuelven a oír los dos "¿Y si pasara que...?" ofendidos de siempre. Qué pasaría si pusieran a Martin Luther King blanco. Qué pasaría si pusieran a Hitler negro. Y a mi, sinceramente, me sorprenden ¿viven en este mundo?
Suelen ser los mismos o parecidos que dicen que lo del whitewashing es una tontería de wokes ofendiditos y que no pasa nada. Que si es muy de antes, o que hoy no es tan importante. NO es QUÉ PASARÍA. Es lo que ha pasado SIEMPRE y sigue pasando.
Son los que te ponen caras raras y te miran fatal cuando comentas que los villanos de Disney tienen una amplia tradición de ser representados "fuera de la norma". Son queer, discapacitados, gordos o racializados, o todo a la vez.