¿Para qué sirve la historia? Entre otras cosas, para ver cómo lo q asumimos como natural es, en realidad, cultural y q el límite de nuestro lenguaje es el límite de nuestro mundo. Es más, nuestro lenguaje construye nuestro mundo hasta límites insospechados yorokobu.es/los-infinitos-…
El verde no es solo “verde”, concluye esta autora. No es algo nuevo, y hace ya años que nos dimos cuenta que los colores dependen de cómo los nombremos. En la Grecia homérica no existía el azul. El mar era del color del vino, blanco durante el día y negro por la noche.
¿Pero cómo no iban a percibirlo? Pues por la misma razón que nosotros calificamos distintos tonos con el mismo nombre. Y no eran solo los griegos. En general, mientras que oscuro, claro o verde son colores compartidos, otros dependen de la cultura. ¿El turquesa es azul o verde?
Los romanos no tenían "naranja", y, de hecho, no pasó a nombrarse hasta que no se popularizó la fruta. Rojo amarillento, amarillo rojizo, el color del fuego o del azafrán les bastaban para describir el color del velo de sus novias. Los colores, a veces, tardan en independizarse.
Igual pasa con el resto de nuestro mundo, y nosotros apenas distinguimos entre hielo y nieve mientras los saami tienen un nombre hasta para el rastro en la nieve que ha dejado un reno, distinto del que deja cualquier otro animal. La nieve no cambia, solo cómo la vivimos.
Esto también tiene un componente de género. De Cicerón a Lakoff, nos hemos dado cuenta de que nuestro género influye en nuestro vocabulario, tono y forma de hablar. La experiencia que se deja a las mujeres al percibir colores entra en ese cambio.
No es que veamos más colores, sino que se nos deja ser expertas en algo que se considera irrelevante. De hecho, se ridiculiza al hombre que distinga rosa de salmón, igual que al que renuncie a la carne o a los deportes. Al igual que se acosa a la mujer que sepa de videojuegos
Nada es natural en este mundo en el q toda clasificación, percepción o concepto pasa por el ordenamiento en una mente y por su traducción a un lenguaje concreto. De los colores a las fronteras, al género o la ciencia. La objetividad es imposible en cuanto la nombramos.
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Bueno, como han preguntado y al hilo de “la arqueología igual SÍ tiene sesgo”: hilo nada exhaustivo de por qué la Dama de Baza nos pegó una bofetada en los morros y otros tesoros de la arqueología sesgada (id a verla, que su historia ha cambiado nuestra perspectiva)
La Dama de Baza se descubrió en 1971. Una tumba maravillosa, con una escultura maravillosa… y cuatro panoplias (conjunto de armas) completas. Eso, amiguis, son MUCHAS armas para una tumba. Así que el veredicto: fastuoso guerrero, mejor varón. Claramente, vamos.
Problema: en 1986, un antropólogo, Reverte Coma dijo q igual, así con análisis en la mano, no era un hombre sino una mujer. ¿Para qué queremos más? Polémicas, insultos, cosas de arqueólogos cabreados… Hasta que “nononono…bueno sí”. Pero le costó a esa arqueología "objetiva"
Bueno, volvemos sobre qué es la cultura de la violación. La cultura de la violación no es que te aplaudan por violar... bueno, en realidad sí pero disimuladamente, con humor, ya se sabe, una broma inocente. Pero no tanto. eldiario.es/sociedad/futbo…
El problema es que todo el mundo dice "qué mal lo de violar" en público, pero luego hay una parte importante de cómo se performa la masculinidad q consiste en bromear sobre ello, presumir de hazañas sexuales, agruparse en torno a la dominación en el sexo. Y eso justifica y anima.
A veces es más claro, como esto. A veces más "inocente" como la broma del hombre desnudo en "Cómo conocí a vuestra madre". Todo el mundo se ríe, es una broma, q gracioso. A mi me lo hicieron. No, no tiene gracia. Lo que provocó fue pánico. Porq, de nuevo, el humor no es aséptico.
En realidad hay debate sobre cómo se ha estado identificando los cuerpos, y cómo aplicar las categorías. También se ha identificado de manera machista, asociando de manera simplista armas a varones, y no creo que a ninguna feminista le moleste que se revise eso ¿verdad?
También se ha obviado, en muchos casos, que algunos pueblos no tenían solo dos géneros, y hacer una identificación binaria en ellos, es no entender cómo funcionaban. No solo en antropología: los escitas, por lo que nos cuentan de ellos, tenían tres géneros, por ejemplo.
Por lo demás, la arqueología SIEMPRE tiene dudas en las atribuciones de género. O al menos debería tenerlas. No es tan sencillo identificar en base a los huesos sin gastarse un pastizal. Y solo llegas a una cierta confianza. Eso sin contar con la intersexualidad.
Cuando hablamos de “brujas” se nos viene a la cabeza la Edad Media, sin embargo, la caza de brujas es, en realidad, fruto del Renacimiento (¿tuvimos las mujeres renacimiento?). Sin embargo, brujas y magos hubo siempre. Sí, también en Roma ¿Pero se las perseguía?
En Roma la magia era parte de la vida cotidiana, mezclada con la adivinación, el resto de religión o las supersticiones. Solo se prohibía, ya desde las XII Tablas, el daño mágico. Incluso con la llegada del cristianismo, la magia curativa siguió siendo legal. Y los amuletos.
Aquí, un inciso, eso pasó en España incluso en época moderna, con la figura de los saludadores, con licencia de la Inquisición para usar métodos “poco ortodoxos” para curar la rabia. Eso sí, a otras brujas si se las procesó, aunque de forma distinta a la caza de brujas europea.
Cuando hablamos de “las primeras médicas” se nos vienen a la cabeza nombres como el de Aleu Riera, las que tuvieron que luchar para entrar en la universidad. Pero, en realidad, siempre hubo médicas ¿También en Roma? Sí, también en Roma
No es que estén escondidas. Las nombran las fuentes abundantemente. Galeno cita a Elefantis, Cleopatra, Maia y Antiochis (tbaparece en Dioscórides); Plinio a Elefantis, Lais o a Olimpia de Tebas; Aecio a Aspasia y Ateneo a Salpe. La epigrafía lo confirma y nos da aún más nombres.
El caso de Antiochis es curioso. No solo aparece en dos fuentes diferentes, sino que en su ciudad, Tlos, se encontró el pedestal de una estatua que le dedicaron por su gran trabajo en favor de la comunidad, como médica excelente. Su padre también era médico y conocido: Diadoto.
Las prostitutas en Roma componían, muchas veces, el escalón más bajo de la sociedad. Las excluidas de todo. Si las forzaban, no se consideraba violación, pues no había “honra que proteger" (hay más eco en la normativa, práctica y chistes actuales de lo que nos gustaría).
Nada las protegía, aunque pagaban impuestos por su trabajo, La ciudad que nació y floreció al amparo de una lupa, la que honraba a Acca Larentia… desprotegía a las prostitutas reales. Inciso, lo mismo pasó luego, en que las prostitutas pagaban el llamado “impuesto de perdices”
Sin embargo, vemos atisbos de humanidad. En Hermópolis un juez, Zephiro, condenó a un aristócrata, Diodemo, a pagar 1/10 de sus bienes a la madre de una prostituta, a la q había matado. Le reprochó aprovecharse de las personas más vulnerables, creyéndose impune (P. Berlín 1024)