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Cuando estamos tristes y apáticos tendemos a esperar que nos apetezca hacer cosas, cuando precisamente el único camino para vencer la apatía y la tristeza es empezar a hacer cosas. #apatia #desanimo " #depresión " (Hilo)
Cuando una persona está mal, la anticipación del esfuerzo que conllevará realizar cq actividad juega un papel determinante en la decisión de iniciar o no la msima. Si logramos movilizarnos y romper esas barreras previas, lograremos dar pasos hacia la mejora del estado de ánimo.
Es posible que las primeras veces que hagamos cosas, este empujón cueste, pero si persistimos en mantenernos activos, poco a poco iremos exponiéndonos a los resultados gratificantes de la actividad, además de mantenernos entretenidos y distraídos respecto a la fuente de malestar.
De otro modo, lo único que lograremos es introducirnos en una espiral de intensificación del malestar, encerrándonos de esta manera en nuestros propios pensamientos negativos que sólo retroalimentan ese malestar, manteniendo con todo esto el statu quo.
Es este el proceso por el que el “no me apetece” se termina convirtiendo en la justificación para no hacer (ya que llega un momento en el que parece que uno no dispone de las fuerzas o ganas necesarias para hacer cosas), cuando en realidad es precisamente la causa del problema.
A uno no le apetece hacer cosas precisamente porque ha dejado de hacerlas, y en la medida en que persista en ese estado de dejadez y de evitación, la consecuencia será que cada vez apetecerá menos y se tendrá menos ganas.
Por tanto, la única forma de vencer la apatía y el desánimo es pasar a la acción, primero aceptando no disfrutar... con el simple propósito de hacer cosas, para luego, poco a poco, ir volviendo a experimentar las emociones positivas asociadas a esa actividad.
