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Loquísimo me he quedado con este caso: un profesor escolar de 40 años comienza a desarrollar un tremendo interés por la pornografía, sobre todo por la infantil. Aunque trata de ocultarlo, sus impulsos sexuales son cada vez más evidentes y, un día, se propasa con su hijastra.
Se le aparta del hogar y se le obliga a llevar a cabo un programa de reinserción para pedófilos; sin embargo, sus impulsos sexuales continúan. A punto de entrar en prisión, acude a un hospital aquejado de un fuerte dolor de cabeza. Se le hace diversas pruebas neurológicas.
Se le descubre un tumor que había desplazado la corteza orbitofrontal, área que juega un papel fundamental en el control de los comportamientos y de regulador emocional. También observan que tiene dificultades para dibujar y para escribir, no así para hablar ni fallos de memoria. 
Una vez que el tumor es extraído sus impulsos sexuales y pedófilos desaparecen y sus dificultades a la hora de escribir y dibujar, también
Meses después vuelve a casa, todo parece ir bien hasta que vuelve a coleccionar pornografía infantil y los dolores de cabeza vuelven. Es ingresado y observan que el tumor había reaparecido. Se lo vuelven a retirar y estos comportamientos cesan de nuevo. jamanetwork.com/journals/jaman…
