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1. Algunas reflexiones sobre Vox, las armas y el candidato antisemita.
Quienes dirigen periódicos y programas de TV eligen qué cubrir y cómo cubrirlo. También a quiénes ceden un puesto en sus tertulias y sus páginas de opinión. Esas decisiones importan. NINGUNA es inevitable
Quienes dirigen periódicos y programas de TV eligen qué cubrir y cómo cubrirlo. También a quiénes ceden un puesto en sus tertulias y sus páginas de opinión. Esas decisiones importan. NINGUNA es inevitable
2. El éxito de Vox en el mitin de Vistalegre empujó a los medios a difundir sus ocurrencias y entrevistar a sus líderes con una intensidad que solo disfrutó otra fuerza extraparlamentaria: @ahorapodemos en el otoño de 2014. El éxito en Andalucía es el fruto de esa exposición.
3. A menudo hablamos de los grupos y los mensajes de WhatsApp como aceleradores de los discursos la derecha populista. Pero los periódicos y las televisiones tienen todavía un poder enorme para definir la conversación: sobre qué asuntos hablamos y cómo hablamos de ellos
4. El ecosistema de los medios ha cambiado. Los periodistas ya no tenemos el monopolio de los mensajes: cualquiera con un móvil es un emisor. Pero sólo unas pocas voces pueden difundir sus mensajes a cientos de miles de personas. Esas voces tienen una gran responsabilidad
5. Me refiero a periódicos y televisiones pero también a famosos y periodistas con millones de seguidores. Todos debemos comprender cómo operan quienes quieren secuestrar el debate público. Su objetivo es sacar sus mensajes de foros marginales y llegar a audiencias más amplias
6. Cualquier programa televisivo es un ejercicio de SELECCIÓN. El número de asuntos y de contertulios es limitado. El editor escoge entre invitar a un histrión o a un experto. Entre hablar de una ocurrencia dañina o de un problema real de la población.
7. Las estrategias de los lideres de Vox (y de algún otro político) son las mismas de Trump. La primera es difundir mensajes o propuestas excéntricas, diseñadas para atraer la atención. Son anzuelos irresistibles para muchos medios: generan clics o audiencia y € por publicidad.
8. Esas ocurrencias, trufadas de cifras falsas o detalles fuera de contexto, crean ficciones envolventes (la cobertura europea en los diarios británicos, la obsesión de Trump por las minas de carbón). Esas ficciones empujan a las sociedades a perder el sentido de la realidad.
9. Dedicar tiempo o espacio a esas ficciones contamina el debate público y ayuda a amplificar discursos que de otra manera estarían restringidos a foros marginales y sin ninguna influencia en la sociedad.
10. Este tipo de voces viven de azuzar el antagonismo. Buscan el enfrentamiento público con sus rivales y con los periodistas. El objetivo (de nuevo) es llegar a una audiencia más amplia y de paso cuestionar la independencia de quienes cubrimos la actualidad.
11. Ignorar a actores como Vox será cada vez más difícil. Pero hay cosas que los periodistas todavía podemos hacer: investigar sus finanzas y el perfil de sus candidatos, destripar sus propuestas con cifras, ignorar sus boutades
12. Hay muchas otras cosas que los periodistas no debemos hacer: difundir mensajes de forma acrítica, ignorar los problemas que de verdad preocupan a los españoles, mantener bulos ya desmentidos en nuestras páginas web.
13. Se avecinan dos meses de campaña y veremos estos dilemas todos los días. Es necesario apretar a Google y Facebook para que frenen bulos y discursos de odio. Pero muchos de esos mensajes crecen también por las decisiones de los medios. Sin nuestro oxígeno no existiría Vox
14. Una coda pertinente: este artículo y este hilo de @javierpmt2
