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Una de las series de ciencia-ficción que más éxito ha tenido en los últimos tiempos es The Expanse. Entre otras cosas, por una presentación visual muy cuidada. Se nota que se ha cuidado mucho todo lo referente al espacio. Pero, ¿hasta qué punto es buena la ciencia de The Expanse? 
Hay que decir que, lógicamente, en este hilo va a haber spoilers, de las tres temporadas. Así que si no has visto la serie (pero tienes pensado hacerlo), o todavía la estás viendo, es muy recomendable que dejes el hilo aquí por ahora. La serie está disponible en Amazon Prime.
Dicho esto, vamos a ponernos manos a la obra. La acción de The Expanse está ambientada 200 años en el futuro. En un Sistema Solar en el que la humanidad se ha expandido más allá de la Tierra, pero todavía está en proceso de colonización. Marte no ha sido terraformado.
Pero es la aspiración de sus habitantes. Es decir, el planeta rojo, en The Expanse, está habitado pero sus residentes están confinados a cúpulas y pequeñas regiones en las que llevar a cabo sus vidas. Cualquier misión e incursión al exterior, debe ser con traje espacial.
Es lógico, si tenemos en cuenta que las condiciones de Marte son incompatibles con la vida tal y como la conocemos. No podríamos sobrevivir en su superficie sin un traje espacial. Así que, lógicamente, la serie acierta de lleno al representarlo así:
La idea de la terraformación, por cierto, es muy habitual en la ciencia-ficción y, aunque puede parecer descabellada, no es ni mucho menos una fantasía. No tenemos la tecnología para llevarla a cabo a día de hoy, pero se podría hacer en el futuro:
En The Expanse hay tres grandes facciones. La Tierra y la Luna, gobernadas por las Naciones Unidas, Marte y el cinturón de asteroides. La política es una parte muy importante de la serie. Marte y la Tierra, especialmente, están al borde de la guerra de forma constante.
De nuestro planeta no hay mucho que decir en la serie, más allá de que, lógicamente, se intenta mostrar una visión futurista. En algunos casos, radicalmente alejada de lo que conocemos hoy en día. Pero, en cualquier caso, no hay nada que resulte raro:
En The Expanse, la Luna está colonizada. No sé si en los libros hay mención alguna de cómo se ha colonizado (imagino que sí, porque son unos cuántos), pero la idea de construir un asentamiento en nuestro satélite no es ni mucho menos descabellada:
El contraste entre el entorno de Marte, en desarrollo y con unas condiciones de vida duras, y la Tierra, hace que los marcianos consideren que la sociedad terrestre no sepa apreciar lo que les ofrece su hogar. Algo tan simple como una atmósfera respirable. Esto es interesante.
Porque, si pensamos en nuestro propio futuro, y en la colonización de Marte, cabe suponer que podría llegar un momento en el que ambos planetas se separen. Es decir, que sus sociedades se vuelvan más o menos independientes. Es una idea que conté aquí:
Al margen de todo esto, tenemos a los “cinturonianos”. Los residentes del Cinturón de Asteroides y, particularmente, de Ceres, un planeta enano de 946 kilómetros de diámetro. En The Expanse, alberga la Estación Ceres, un enorme asentamiento:
Aquí nos encontramos con muchas cosas que vale la pena comentar. En realidad, la serie podría dar para más de un hilo, pero intentaré centrarme en las cosas realmente interesantes. Ceres no tiene suficiente masa como para que la gravedad en su superficie sea notable.
Pero, en The Expanse, en algún momento poco después de su colonización, aumentan el giro del planeta enano para que se genere una gravedad artificial equivalente, aproximadamente, a la tercera parte de la de la Tierra. La idea ya la hemos visto en otras ocasiones.
Pero aplicada a un entorno más pequeño, a las naves y estaciones espaciales. Porque sí, es posible generar gravedad de forma artificial haciendo que una nave (o una sección de la nave) gire sobre sí misma, y es muy parecido a nuestra gravedad:
En Ceres hay generaciones de seres humanos que han nacido y vivido sin salir nunca de allí. Al ser un entorno muy diferente al de la Tierra, cabe suponer que sus seres humanos también serán ligeramente diferentes a los de la Tierra. Y, de hecho, lo son. Son más altos y delgados.
Sus huesos son también mucho más frágiles. No están acostumbrados a la gravedad de la Tierra. Así que, en un capítulo en particular, vemos como capturan a un posible terrorista y lo llevan al planeta para interrogarlo. Como no quiere cooperar, deciden torturarlo con la gravedad.
Parece una idea extraña, pero resulta más lógica de lo que podríamos pensar. Si están acostumbrados a solo la tercera parte de la gravedad de nuestro planeta, de repente sus cuerpos tienen que soportar el triple de lo que están acostumbrados. No solo se cansan mucho más rápido…
Tienen problemas para respirar, y sus huesos y músculos sufren intentando luchar contra la gravedad. En ese mismo capítulo, mencionan que esas torturas están prohibidas y que los cinturonianos tienen que estar en piscinas. Es una forma de contrarrestar el efecto de la gravedad.
Es un detalle que parece menor, pero que sirve para ver que en The Expanse parecen haber pensado en todos los detalles. Algo que podemos ver en sus naves espaciales. Las hay de todos tipos, claro, algunas comerciales, otras de batalla, etc. Los diseños no son lo interesante.
Con esto, lo que quiero decir es que son diseños que hemos visto con más o menos frecuencia en la ciencia-ficción. Pero sobre su funcionamiento sí hay muchas cosas que llaman la atención. La primera, las naves de The Expanse no generan su propia gravedad. Lo vemos muy a menudo.
Especialmente en el Rocinante, con Holden y compañía teniendo que sujetarse constantemente cuando no están acelerando. Sin aceleración, ni giro sobre sí mismo, no hay gravedad. No solo eso, vemos que las naves cambian de dirección cuando quieren frenar. ¿Por qué?
En el espacio no hay nada que frene una nave. La forma de reducir nuestra velocidad, cuando estamos llegando a nuestro destino, por tanto, es darle la vuelta a la nave, apuntar en la dirección contraria, y acelerar. De esa manera, lo que hacemos es reducir nuestra velocidad.
Es decir, literalmente, lo que se hace es contrarrestar la aceleración que se ha hecho en una dirección con otra en dirección opuesta. En el mundo real, esto supondría un gasto de combustible tremendo. Pero el mundo de The Expanse tiene una pequeña artimaña para resolverlo.
Porque aquí no se violan las leyes de la física. Las naves no viajan más rápido que la luz (algo que no es posible). Pero sí que viajan mucho más rápido de lo que podemos hacerlo con nuestra tecnología actual. Y no solo eso, su uso de combustible es mucho más eficiente.
Todo esto lo posibilita algo llamado “motor de Epstein”. Un invento que permite que las naves puedan acelerar a grandes velocidades y usando una cantidad de combustible muy baja. Es una artimaña que se escapa de lo que conocemos hoy en día. Es más bien un deseo…
Porque, a día de hoy, no parece haber nada que haga pensar que se pueda desarrollar un motor así. Sería muy útil, desde luego. En el caso de The Expanse, es ese motor el que permite colonizar el resto del Sistema Solar en poco tiempo. Pero la explicación nos vale.
Lo más interesante es que es una forma de no violar las leyes de la física y, al mismo tiempo, permitir explicar de forma lógica cómo se puede llevar toda la acción al Sistema Solar. En este punto, seguramente os habréis dado cuenta de que esas distancias sí están presentes.
Porque, como ya he mencionado muchas veces, nada puede viajar más rápido que la luz. Es un límite universal. En realidad, ni siquiera podemos llegar al 100% de la velocidad de la luz (para ello haría falta energía infinita). Hablé de la relatividad aquí:
Así que, por fuerza, tiene que haber un retraso en las comunicaciones entre la Tierra y Marte, o entre la tripulación de Rocinante y cualquiera de los lugares del Sistema Solar. Lo vemos habitualmente en la serie, las conversaciones entre los diferentes lugares son grabadas.
Hay un caso en particular que me gusta, es la conversación entre Chrisjen Avasarala y su marido, en la Luna. La luz tarda aproximadamente un segundo en viajar desde nuestro planeta a nuestro satélite, así que la conversación se puede desarrollar en tiempo real...
Pero, claro, ese segundo de retraso está ahí. No es tan grande como para no poder hacer una conversación en tiempo real, pero tampoco tan pequeño como para poder ignorarlo. Y la pareja se interrumpe varias veces al intentar hablar por no tener ese retraso en cuenta.
Es un pequeño detalle muy curioso. No es el único. Hay una escena, en pleno espacio, muy llamativa y que ha dado mucho que hablar. Un astronauta abriendo su casco para retirar un cable que se ha soltado. Cualquiera podría pensar que, según abriese el casco, moriría.
A fin de cuentas, se estaría exponiendo al vacío del espacio. Sin embargo, en la serie lo que vemos es que, antes de abrir el casco, aspira con fuerza, aguanta el aire, y lo va expulsando según abre el casco y retira el cable antes de cerrarlo de nuevo… ¡y es muy realista!
Porque la idea de que en el vacío del espacio moriríamos de forma instantánea, y que nuestro cuerpo explotaría, o cosas similares, es solo eso, un mito. En la realidad, es posible sobrevivir al vacío del espacio durante unos segundos. No muchos, pero es posible.
Aproximadamente, un ser humano puede mantenerse consciente unos 20 segundos en el vacío del espacio. Después, la falta de oxígeno y las condiciones harán que sea muy posible que fallezca. Por curiosidad, medí cuánto tiempo dura esa escena, y la duración encaja.
No sé si fue por casualidad o si lo midieron. Pero dura unos 15 segundos. Es decir, sobran alrededor de 5 segundos antes de que el astronauta hubiese perdido la consciencia. Apurado, pero es definitivamente posible y permite desmitificar que el espacio sea letal inmediatamente.
En la serie descubrimos, rápidamente, que hay dos fenómenos completamente diferentes pero igualmente temibles. Por un lado, los marines marcianos. Son combatientes espectaculares. Parece que no tienen rival en todo el Sistema Solar. Entrenan en condiciones muy duras.
La gravedad de Marte es aproximadamente la tercera parte de la de la Tierra. Así que los marcianos, al igual que los cinturonianos, son más frágiles que los habitantes de la Tierra. Tiene todo el sentido del mundo… pero si vas a ir a la guerra, es un problema muy serio.
Porque claro, te vas a enfrentar a marines que se han formado y trabajado en un entorno de gravedad de 1g, mucho mayor que el tuyo. Así que, ¿cómo lo resuelven los marines marcianos? Entrenando, precisamente, en condiciones de 1g y llevando sus capacidades físicas al límite.
Eso permite que cuando Bobbie visita la Tierra, para contar lo que sucedió en Ganímedes, sea capaz de adaptarse mucho mejor a la gravedad que los políticos marcianos. Pero eso no impide que se note en su forma de andar que viene de un lugar diferente, en una escena genial.
El otro aspecto ya lo he mencionado de pasada, es, claro está, la protomolécula. Una creación extraterrestre, por parte de una civilización hace miles de millones de años en el pasado. La protomolécula es capaz de crear y adaptar formas de vida para cumplir otros propósitos.
El concepto de la protomolécula es completamente fantástico, así que no hay mucho que contar al respecto porque es la parte más fantástica de The Expanse. Aunque hay conceptos que resultan llamativos. Por ejemplo, Febe, el lugar en el que todo comienza con la protomolécula.
En The Expanse, Febe es el vehículo de la protomolécula, enviado miles de millones de años atrás hacia la Tierra, cuando todavía estaba desarrollando vida primitiva. Al llegar al Sistema Solar, sin embargo, fue capturado por la gravedad de Saturno y se convirtió en una luna.
¿Por qué Febe específicamente? Pues porque resulta que, en la realidad, la órbita de Febe es retrógrada. Es decir, se mueve en dirección opuesta a la de Saturno, y por ese detalle, y otros, todo indica que no debió formarse junto al planeta:
Seguramente fue capturado de algún otro lugar, quizá del Cinturón de Kuiper. En The Expanse, ese origen lo ponen en otro lugar de la galaxia. Esto también me lleva a una nave de la que no me quiero olvidar. La Nauvoo. Una gigantesca nave espacial muy importante en la serie.
Originalmente, la Nauvoo había sido concebida para permitir a miles de mormones viajar a Tau Ceti, una de las estrellas más cercana al Sistema Solar (aunque la más cercana es Alfa Centauri). En su planteamiento, la Nauvoo es un cilindro de O’Neill:
Es decir, está basado en un posible tipo de colonia orbital que se ha planteado que podríamos construir en la órbita de la Tierra. No tenemos, hoy en día, la tecnología para pensar en algo así. Pero es definitivamente posible pensar en una construcción de esas características.
Además, una colonia orbital que, como la Nauvoo, funcione de manera independiente, puede actuar como una nave generacional. Porque, como decía anteriormente, nada puede viajar más rápido que la luz y eso The Expanse lo respeta. El viaje a Tau Ceti sería muy largo.
Tanto, que generaciones enteras de mormones vivirían sus vidas en esa nave. Es decir, la Nauvoo sería una nave generacional. Es un concepto del que he hablado alguna vez. Se menciona, generalmente, cuando pensamos en el futuro lejano del Sistema Solar:
Porque, si no podemos viajar, ni siquiera, a velocidades cercanas a la de la luz, necesitaremos dedicar miles de años a viajar desde el Sistema Solar a otra estrella. Al Sol todavía le quedan unos 5 000 millones de años de vida. No brillará eternamente:
Cuando llegue ese momento, si nuestra especie ha sobrevivido, y no hay una forma de viajar cerca de la velocidad de la luz, puede que la única vía de supervivencia de nuestra especie sea, precisamente, una nave generacional. Así que la idea de The Expanse es magnífica.
Sin embargo, ya sabemos que la Nauvoo termina sirviendo una función muy diferente. Primero la utilizan para intentar destruir Eros y el asteroide lo esquiva, literalmente (algo imposible pero, como está relacionado con la protomolécula, no hay nada que explicar).
Eros termina impactando en la superficie de Venus, donde la protomolécula sigue haciendo de las suyas. Allí asistimos al final del detective Miller, para mí, uno de los personajes más entretenidos de la serie, y con una genial actuación de Thomas Jane:
Mientras la protomolécula hace de las suyas en Venus (y hasta descompone una nave hasta sus piezas más esenciales), en Ganímedes se monta un buen jaleo. En The Expanse, el satélite más grande de Júpiter (y del Sistema Solar) y un lugar importante en las regiones exteriores.
Allí se encuentran multitud de instalaciones para desarrollar cultivos utilizando técnicas como la hidroponía. Es una forma de cultivo en la que no se utiliza tierra, sino que a las plantas se les proporciona una solución acuosa, rica en nutrientes, para que se desarrollen.
Es una técnica que se utiliza hoy en día a diferentes escalas. Incluso se han hecho pruebas en el espacio para ver cómo se desarrollarían las plantas en ese entorno. Es otro ejemplo de ciencia real que aparece en el mundo de The Expanse:
También sorprende la presencia de espejos en la órbita de Ganímedes. ¿Cuál es su propósito? Pues el de enviar la luz del Sol hacia la superficie y, concretamente, hacia los lugares en los que están teniendo lugar los diferentes cultivos que se llevan a cabo en el satélite.
La única licencia que realmente no tiene base científica, es que las naves hacen ruido en el espacio. Ya se sabe, explosiones y similares. En realidad, en el espacio no hay sonido alguno. No se debería escuchar nada, pero es una licencia creativa de los creadores de la serie.
Probaron a hacer esas escenas sin sonido y la sensación, de todos los que la vieron, es que esas escenas no funcionan. Para bien o para mal, estamos acostumbrados a que si vemos acción escuchemos explosiones y demás. La explicación parece razonable, a pesar de que sea un error.
Un recurso que vemos con mucha frecuencia es el de dos astronautas acercando sus cascos para hablar en pleno espacio. Esto sí que es real. Es una forma de que el sonido se transmita, a través de los propios cascos, en forma de vibraciones, etc, y que ambos puedan oírse.
Si lo hiciesen sin pegar sus cascos, al no haber una forma de transmitir esas vibraciones, serían incapaces de comunicarse de ninguna otra forma (que no sea utilizando sus comunicadores). El comportamiento de la tripulación sin gravedad también está muy cuidado.
Al margen de esto, no quiero terminar sin hablar de lo que sucede en la tercera temporada. Me refiero, claro está, a la aparición del anillo en la órbita de Urano y el núcleo que se esconde en su interior. Aquí podría hablar de la zona lenta, esa región de seguridad.
En la serie vemos (de forma bastante grotesca, dicho sea de paso) como una nave viajando a miles de kilómetros por hora frena casi en seco y su tripulante se desintegra (porque la nave baja de velocidad de golpe, pero su ocupante no). Es una herramienta ficticia.
Pero, de nuevo, volvemos a los mecanismos de la protomolécula y, cómo es puramente fantasía, pues no hay nada que comentar, más allá de que sí se intenta encontrar un enlace con la física real. La zona lenta es un mecanismo de defensa de la estación en el interior del portal.
Es capaz de frenar a las naves a su alrededor, y ponerlas en un anillo en sus cercanías, pero no afecta al interior, ni altera las leyes de la física. En esta parte de la serie, Thomas Jane vuelve como El Investigador. Una recreación de Miller que se comunica con Holden.
Hay una escena muy divertida, cuando Holden le pide que le explique a El Investigador cómo se está comunicando con él, técnicamente. “Ah, ¿quieres hablar del holograma cuántico no local? ¿De las ondas adaptativas de conjugación de fase que resuenan en los microtúbulos ->
del cerebro, para lo que, por supuesto, hacen falta curvas temporales cerradas y una variedad de Lorentz? Ponte al día, te espero.” En realidad, de una forma muy enrevesada, le está diciendo que está provocando una alucinación en su cerebro… y manipulando el espacio-tiempo.
La variedad de Lorentz es, en realidad, un término real que se utiliza en física para estudiar la topología del espacio-tiempo. Es un concepto muy complejo, pero El Investigador, lo que viene a decir, es que manipula el espacio-tiempo para poder hablar en tiempo real con Holden.
La parte graciosa viene, claro está, cuando Holden escucha la explicación de El Investigador y prefiere volver a la analogía de la escena del crimen para hablar de lo que está sucediendo en el anillo. En el final de la tercera temporada, descubrimos que el anillo es un portal.
Desde ese lugar del espacio, es posible viajar a miles de lugares en otros puntos de la galaxia. Así que lo que estamos viendo es, en realidad, multitud de agujeros de gusano que permiten viajar rápidamente a otros lugares de la galaxia sin violar las leyes de la física.
La idea es una vieja conocida de la ciencia-ficción y la teoría nos dice que los agujeros de gusano podrían existir. Serían algo así como túneles en el espacio-tiempo, una especie de atajo que nos permitiría viajar entre dos puntos muy lejanos:
Todo esto, a su vez, nos hace pensar que la civilización que creó la protomolécula es enormemente avanzada. No sé cuál sería su clasificación en la escala de Kardashov porque no he visto mucha información sobre ellos, pero The Expanse da a entender que conocían la galaxia.
Así que, como mínimo, seguramente serían una civilización de tipo II, quizá incluso mayor. En esa misma escala, nuestra civilización ni siquiera ha llegado al tipo I. Es decir, todavía no somos capaces de usar toda la energía del Sol que llega a la Tierra:
En definitiva, si te gusta la ciencia-ficción, The Expanse es una serie muy recomendable. La cuenta oficial es @ExpanseonPrime. La cuarta temporada se publicará en 2019. Aunque el medio original son los libros, de @JamesSACorey (algunos están en español): amazon.es/El-despertar-d…
@ExpanseOnPrime @JamesSACorey Mención especial a @thomasjane, @casanvar, @Mi55Tipper, @weschatham, @ffrankieadams, @saghdashloo, @shawndoyle y Steven Strait (que no tiene cuenta de Twitter, hasta donde he podido ver). La serie es un espectáculo y todo un descubrimiento. ¡Ojalá dure mucho más!
¡Fin del hilo!
¡También podéis consultar este hilo en forma de Momento!
twitter.com/i/moments/1143…
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