Thread by @zolliker

Hoy me pasó algo a la vez extraño y simpático, justo el día de las madres y pensé en qué no hay mejor lugar para ello, que en twitter.

(Abro hilo)

Anoche me citó un cliente con cierta urgencia, para un desayuno bastante temprano hoy por la mañana, cosa que me amoló un poco porque ya tenía ciertos planes hechos (pero ni modo, así es el mundo del emprendedor y mis planes personales no me dan de comer).

Total, que las 8:30 am llegué puntual al restaurante al que fui citado. Cabe mencionar, que quien me citó, es una persona mayor (tiene alrededor de 70 años) y ya me estaba esperando en el lugar, con cierta cara de agobio

Después de los saludos formales de siempre, observé la escena: él ya llevaba al menos, una taza de café y lo rodeaban unas mesas algo ruidosas celebrando a las madres, pero me llamó la atención, en particular, la más cercana: una mujer atractiva, entrada en sus cuarenta (¿?) con

sus tres hijos: una adolescente como de quince, y dos niños que no habrán pasado de los diez años; todos con cara de fastidio.

–¿Gusta algo de tomar?– me preguntó la mesera con amabilidad.

Ordené lo que acostumbro: un capuchino con un extra de espresso y muy poca espuma.

Entre la plática normal que uno suele sostener cuando recién llega a una mesa para tratar negocios y en lo que esperaba mi capuccino, buscando ser personales pero no metiendo las narices demasiado, platicamos mi cliente y yo, un poco de lo pesado del tránsito este día.

Me contó que como ya su madre no vive, le gusta hacer las cosas muy temprano para evitar tránsito lo más posible: desayunó desde las 7am ahí donde me citó y me dijo que comería con su joven novia, a eso de la una y media de la tarde para evitar también, largas filas.

"A mi edad, no me gusta perder el tiempo en pendejadas", me dijo mientras me servían mi café y me preguntaban por lo que pediría de desayunar. Mientras esto sucedía, los hijos de la atractiva señora, le discutían sobre que los hubiese llevado a la escuela hoy cuando...

ya le habían advertido –en ello hizo énfasis la adolescente– que el viernes día de las madres, no habría clases.

–La sugerencia del día, son huevos revueltos con chorizo– me dijo la mesera

La mamá se exasperó y les sentenció: "el día de las madres debería ser de libre para las mamás y no andar ni yendo a festivales ni cocinándole a nadie, así que se friegan y me dejan desayunar mi platillo favorito en silencio. No me importa que hagan, déjenme en paz".

–Nunca pidas la sugerencia del día– me dijo mi cliente con seriedad, interrumpiendo mi observación de la mesa cercana–. Suele ser lo que les sobra o está ya por joderse y lo sacan como si fuera la gran cosa– me dijo sin importarle quien lo escuchara.

–¿De verdad?– le pregunté con cierta sorpresa y pena.
–Sí– contestó –por muchos años invertí en restaurantes y tómalo de mí como una recomendación de amigos –me guió el ojo– ya no estoy en edad de jugarme la vida con una diarrea porque estos tontos no saben llevar inventarios

Le dije a la señorita lo más amable que pude (me dio un poco de vergüenza, la verdad): deme lo que pidió la mamá de aquella mesa.

–Esa es nuestra especialidad –me sonrió– y no está en la carta, lo hace el chef bajo pedido: french toast con chocolate turín de conejo, rallado

Salivé, no lo niego (a pesar de las agruras que traigo ahora) y asentí.

Total, que comenzó la plática de negocios: malas expectativas de negocio, baja la bolsa, sube el dolar, fíjate que me duele aquí, creo que me salió una hernia por no poder orinar por la próstata inflamada

(me traen mi desayuno) buenas oportunidades en las crisis si somos cautelosos, me preocupa que ni Slim puede hacerlo entrar en razón, quisiera comenzar a buscar el negocio de esto (echo una mirada y la mamá desayuna lo que yo y los hijos, todos, en silencio, miran sus celulares)

de lo otro también quisiera que ustedes con su experiencia me dieran servicio, estamos muy contentos, necesito que estén certificados, ¿me regalas un pedazo?, llevo años viniendo y nunca me lo ofrecieron, hay que estar pendientes porque si sube más el dólar, todo se complicará

lo malo es que importo mucha mercancía, ayúdame a planear, yo no sé ni qué son los futuros y opciones para protegernos y qué bueno está tu french toas.
–Son una especie de seguros financiero, don Juan –le contesté– sirven para protegerlo si el precio sube más allá de lo esperado

pues hazte cargo, qué bueno esto, ¿eh?, no suelo comer dulce, pero bueno, hoy dijo temprano que lo va a asesorar un ingeniero que ayudó en la última refinería que se construyó hace 40 años en México.

–¿Te das cuenta? –me preguntó
–¿De?

-¡Ese ingeniero debe tener al menos mi edad y yo podría ser el novio de su nieta! ¡No mames, hace cuarenta años yo tenía una fábrica de moldes dentales que era revolucionaria porque según normas internacionales, usaba plomo!

Ufa, en ese momento, me cayó el veinte de la preocupación de mi cliente: cuando el nuevo gobierno confía en gente que aún usaba el cancerígeno y muy problemático asbesto para construir, no nos podemos tomar las cosas a la ligera.

Don Juan, podemos buscar que se proteja con este seguro por aquí y por acullá, pero antes, necesito sus edos financieros dictaminados y su última declaración de impuestos y estado de resultados y ya sabe que todo transparente y el muy canijo viejo, se comió casi todo mi desayuno

(supongo que por eso está entero: la energía del universo debe consistir en estar activo y tupiéndole duro, como Fidel Velazquez y demás).

En fin, para no hacerles el cuento largo, Don Juan terminó ordenando un pan dulce que compartimos y yo con media libreta de notas.

Difuminadas sus dudas, tomado el camino a seguir, dolor en mi cuello por lo intenso de la plática, mi cliente se relaja y comienza a hablar de que le encantan los árboles y que conoce más de de dos mil especies.

De pronto, lo observo quedarse callado y de cierta forma, anonadado. Mira hacia algo en mi espalda. Me pregunto si estará siendo testigo de alguna cosa extraña y giro mi cabeza. No observo nada, que no sea una parada de camión.

–¿Pasa algo, don Juan? –le pregunté sin entender nada.
–¿Ya la viste?

Ufa, ¿a quién se referirá? Hay una anciana esperando el camión. En el campo visual, también hay una extraña bicicleta que parece hecha de bambú... y una lámpara.

Como siempre, no asumo nada y le digo que no.

–Mírala, ¡qué cosa! –exclamó.

Yo seguía confundido. Ni idea de que me hablaba. Pensé que de la bicicleta, pero los que estamos acostumbrados a trabajar en estas zonas, ya nos hemos acostumbrados a ver cosas estrafalarias.

–¿Le gusta?– pregunté para ver si me daba más info.

–Si se tratara de mi hijo o mi yerno –recalcó con el dedo índice– ya los habría corrido.
"¿por una bicicleta?", pensé, pero solo afirmé con la cabeza.
–¡Mira! ¡Toma la botella de agua como nadie, para que se vea la marca, tiene la boca entreabierta y no cae gota, su pose, fatal

¡Eureka! En la parada de camiones, observé que había cierta publicidad de un tipo de agua, con una chavita bebiendo agua con aloe vera (sepa que tiene de bueno beber algo viscoso, pero si es bueno para el pelo, debe ser bueno para el intestino)

Aquí todo comienza a suceder muy rápido, disculpen si omito algún detalle

–Claro, Don Juan –respondí con seguridad–, está mal hecha, la boca abierta, la mano mal, antinatural –agregué con confianza– y su expresión es rara, como si la hubieran tomado ante una pantalla verde y no le hubieran dicho a la modelo, si estaba cantando o bebiendo agua...

"Pudiera perfectamente sustituirse la botella de agua, por un micrófono y ser anuncio de un concurso de canto, justo cuando se avientan algo a canela", agregué con orgullo.

Les repito, no recuerdo bien cómo sucedió todo pero de pronto, estaba yo empapado.

Giro la cabeza y veo que tanto la madre como su hija adolescente, tosen, arrojando líquido por nariz y boca y muriéndose de risa.

Después, la madre recupera un poco la compostura y regaña a la chamaca, después se vuelven a reír y me traen la cuenta

¿Qué fue lo que realmente pasó?

Aquí les va en "analepsis" (es lo mismo que flashback pero bien expresado, para que no los tonteen en su próxima cena):

Don Juan, con toda propiedad, expresó: "¿micrófono? ¡No mames!

¡Espérate que a salga el "mim" (sí, Don Juan con sus 70 y tantos años sabe pronunciar lo que los mortales entendemos como "meme"). Y pues yo me quedé con los ojos absoluto desconcierto.

"Que sustituyan la botella no por un micrófono sino por el negro de juatsap".

Y entonces me bañaron con alguna bebida: café, te negro, jugo orgánico, sepa.

Y ahora comprendo porqué hubiera corrido a quien fuese, Don Juan.

Conclusión:
No sé quien fue la primera en escupir por risa, si la hija o la madre. El chiste es que yo acabé bañado, escuché toses, vi que casi se ahogaban y que la madre le dio una cachetada a la chamaca. Luego se rieron juntas, se abrazaron, le lanzó alguna advertencia y yo...

Tuve que pagar la pinchicuenta y hasta horas después, me percato de todo: cuidado si están solos viendo su celular y escuchando conversaciones ajenas como @juanburgos, porque pueden terminar con su bebida escurriendo entre toses y risas

"perdón", me dijo la mamá mientras se iba y me dejaba una tarjeta con lo que creo, es su número telefónico (no, no me he atrevido a llamar y no me jodan), "pero mi ex marido tuvo que ver con esa campaña y ahora mismo voy a hacerle su meme por no pagarme la manutención"

Ésta, es la foto (perdonen la mala calidad, pero la saqué desde la terraza del restaurante)

Ya mejor ni les cuento la albureada de "trocitos" y otras tonterías que me llevé de los meseros del lugar.

En fin, felíz día de las madres con este ,#cuentweeto. Espero lo hayan disfrutado!